«Costarricense por dicha»
Iván Molina
Editorial de la Universidad de Costa Rica
Librería- Expo Costarricense de la UCR, Claraluna y Nueva Década
Precio: ¢3500
Cómo se formó la identidad nacional, o más exactamente, el ideal de identidad nacional costarricense y qué efecto tuvo ese ideal en las manifestaciones artísticas desde mediados del siglo XIX hasta finales del XX, es lo que ocupa al texto Costarricense por dicha, del historiador Iván Molina Jiménez.
El libro desenmascara una actitud racista de una élite moradora del Valle Central, la cual desde la segunda mitad del siglo XIX se entregó a un ideal cultural europeizante, despreciando lo indígena y centroamericano. Cualquier comparación que se hiciera con los demás pueblos centroamericanos o alusión a un componente cultural indígena, era asumida entonces como una ofensa superlativa.
«Costarricense por dicha» describe las reformas liberales impulsadas por el círculo de intelectuales conocido como el «Olimpo», a finales del siglo XIX. A pesar de tener aciertos como el impulso a la alfabetización, este grupo se propuso civilizar las zonas rurales, intentando imponer valores burgueses y capitalistas a la población y destacando lo que reconocieron como el origen europeo de la población costarricense.
El aporte más rico del texto radica en el análisis de las manifestaciones artísticas, particularmente en la pintura y la literatura, como manifestaciones de la identidad nacional.
Así, este libro rescata ejemplos de censura que desde la perspectiva actual no es menos que ridícula: en 1896, La quema del mesón, de Enrique Echandi, fue considerada «merecedora de las llamas» entre otras cosas, por representar a un Juan Santamaría mulato, campesino y pobre.
Hasta mediados del siglo pasado, gran cantidad de artistas seguían produciendo cuadros artesanalmente costumbristas, donde se representa la estereotípica casa de adobe y en los que predominan el blanco, azul y rojo de la bandera nacional. De manera contrastante, al mismo tiempo aparecieron novelas como La ruta de su evasión, de Yolanda Oreamuno, o Marcos Ramírez, de Carlos Luis Fallas.
Costarricense por dicha también evidencia cómo el excesivo centralismo de instituciones y actividades económicas en el Valle Central y en San José en particular, significó una aglomeración urbana, de manera que actualmente el 2% del territorio nacional aloja al 51% de la población, constituyendo un contradictorio espacio en el que se dan severos contrastes entre los barrios residenciales y los marginales.
La conclusión final es que a pesar de la consecución de importantes logros sociales y económicos durante el siglo XX, Costa Rica debe afrontar una serie de contradicciones en su identidad cultural.