La falta de una formación específica de docentes es uno de los principales problemas que enfrenta la educación rural. (Foto con fines ilustrativos)
Uno de los principales problemas de la educación en la zonas rurales, es la poca preparación que reciben los docentes durante su formación universitaria para afrontar una realidad muy distinta a la urbana.
Esta es una de las principales conclusiones que arroja el estudio realizado por Sandra Ovares, Paul van Kampen y José Solano, de la División de Educación Rural (DER) del Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE) de la Universidad Nacional (UNA).Según el estudio realizado en 32 escuelas rurales, sólo el 17% de los docentes consultados manifestó haber recibido una adecuada formación para trabajar en el campo, situación que es preocupante si se considera que hay 13. 018 docentes que trabajan en 3347 escuelas públicas rurales, frente a 9.800 de las 281 escuelas públicas urbanas.
Además, existe una saturación del mercado laboral que producen las universidades privadas, las cuales gradúan gran cantidad de educadores sin formación específica, quienes utilizan métodos educativos tradicionales en los que la participación del alumnado es menor.
A pesar del incremento en la cantidad de licenciaturas y maestrías, esto no ha implicado una mejora significativa en la calidad de la educación. Pocos docentes realizan la investigación, diagnósticos y adecuaciones curriculares necesarias.
Según los investigadores, esto se debe a que la propuesta nacional educativa no se orienta a la creación de conocimiento, sino a la repetición y memorización.
Otro factor perjudicial para el buen rendimiento del docente rural, son los cambios de escuela, especialmente durante los primeros cinco años de labor, ya que no permite un mayor conocimiento y compenetración con la comunidad y sus necesidades.
El estudio también critica la tendencia de las autoridades educativas de ver el sistema como una realidad homogénea, en lugar de hacer una «discriminación positiva» en la que se atiendan de forma distinta y específica las necesidades del las zonas rural y urbana.
Con el fin de incentivar la labor docente fuera de las ciudades, se propone pagar salarios más acordes con el trabajo realizado en zonas difíciles, además de una política de gasto diferenciado que responda a las condiciones socioeconómicas de las áreas rurales.
HAY DIFERENCIAS
El Viceministro de Educación, Wilfrido Blanco, reconoció la necesidad de una formación específica para los docentes rurales, ya que estas zonas presentan necesidades y carencias muy particulares, producto de las escasez de recursos, la falta de oportunidad y la deficiente infraestructura.
«No hay mayor desigualdad que tratar a todos por igual, la verdadera justicia está en tratar a cada quien en su individualidad y mi sueño es que podamos evaluar a cada comunidad específica, como por ejemplo calificar a los grupos indígenas en su propio idioma y no en español».
Sin embargo, indicó que no se debe dudar de la gran capacidad del personal que realiza una gran labor y destacó el hecho de que en el mismo estudio un 70% manifestó escoger la carrera educativa por vocación.
Respecto al papel de las universidades privadas, indicó que habría que buscar un marco jurídico adecuado en el que se pueda intervenir para que gradúen profesionales de mayor calidad. Mientras tanto, hizo un llamado para que sean los estudiantes quienes exijan una buena formación.
Según el Viceministro, la selección de personas calificadas corresponde a la Dirección General de Servicio Civil, por lo que queda más allá de la intención del Ministerio de Educación buscar la calidad.
Consideró que los constantes cambios de institución, se deben a que no se les puede negar la posibilidad de buscar las condiciones que más les convengan, ya sea en lo económico o lo geográfico, especialmente si carece de las condiciones para enfrentar esos ambientes.