«Sí al derecho a la tierra, sí al derecho a los campesinos» expresó Carlos Eduardo López —coordinador de Asuntos Ecológicos de la Federación de Estudiantes (FEUNA) de la Universidad Nacional (UNA)— al arrancar el foro: «Cambio climático y economía campesina», en el cual se reflexionó sobre el papel de la economía rural en el desarrollo de los países y cómo el cambio climático la afecta.
El foro fue organizado fue por la Red de Mujeres Rurales; el proyecto interuniversitario “Mujeres rurales, producción, procesamiento y comercialización de granos básicos” (financiado por el Consejo Nacional de Rectores y la FEUNA); el Proyecto de vinculación y proyección de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNA; y por las asociaciones de estudiantes de Ciencias Agrarias y Ciencias Ambientales.
Las actividades incluyeron mesas de participación con distintos ejes temáticos, donde se reflexionó principalmente sobre los efectos de la crisis climática en la seguridad y la soberanía alimentaria; además, del derecho a la tierra de los campesinos.
Silvia Rodríguez, profesora emérita de la UNA y especialista en sociología rural, explicó que el cambio climático «llegó para quedarse», por lo que es necesario tomar medidas no solo para revertirlo, sino para combatir sus consecuencias. Esto se logra principalmente con políticas públicas.
La socióloga ejemplificó cómo el fenómeno climático es ocasionado por el hombre, al mencionar que cerca del 18% de las emisiones globales son producto de la deforestación. Además, reflexionó de cómo la agricultura industrializada afecta la producción campesina, compuesta por fincas pequeñas y por mano de obra familiar.
Mientras tanto, Orfa Dalila Condega Pérez, presidenta de la Red de Mujeres Rurales, señaló que el cambio climático ha obligado a otras formas de producción para los campesinos.
Por su parte, Isabel Pérez Cruz, agricultora y vecina de la zona norte del país, aseguró que «ya no se siembra igual y todo se ha invertido en los procesos de producción».
Pérez atribuye esto al cambio climático y puso como ejemplo el hecho de que toda su vida a sembrado frijoles, y la cosecha ha sido siempre en enero. Ahora, desde unos años para acá, la cosecha es en entre setiembre y octubre, a lo cual se suma que la producción es mucho menor.
Frente a este problemática, la experta Silvia Rodríguez explicó que la agricultura campesina puede «ayudar a enfriar el planeta», ya que sus actividades de producción deben ir de la mano con la conservación del planeta.
DERECHO A SEGURIDAD ALIMENTARIA
En materia de acceso a los alimentos, Condega expuso que «nos planteamos defender el derecho de las mujeres a tener producción agraria, tierras y seguridad alimentaria. Nosotras aportamos a la soberanía alimentaria». Asimismo, se quejó por lo poco que se valora el papel de los campesinos y la agricultura rural.
Por su parte, Sandra León, rectora de la UNA, afirmó que «la humanidad no hubiera podido llegar al desarrollo económico y cultural, sin el aporte social del campesino». Según León, es importante que haya una labor constante de los Gobiernos para solventar y preservar esa labor, y el rol relevante que tienen los campesinos; «la meta no es tener canastos vacíos, es tener canastos llenos», reclamó.
Entretanto, Carlos Eduardo López cree que si bien las universidades están haciendo un buen papel en el proceso de entender las dinámicas que surjan, es importante involucrar a otros grupos, sumado a que es importante pensar de manera crítica sobre el modelo de desarrollo actual, pero que sea con participación de toda la ciudadanía.
A su parecer, solo con la creación de conciencia y con la actuación de la ciudadanía se puede presionar y exigir a los Gobiernos cambios de fondo en las políticas alimentarias.