Candidato a la carta

“Hemos de juramentarnos para no ser más cómplices de Calígula cuando quiera nombrar proconsul a su caballo”. Manuel Vázquez Montalbán Vivimos tiempos milagrosos, en

“Hemos de juramentarnos para no ser más cómplices de Calígula cuando quiera nombrar proconsul a su caballo”. Manuel Vázquez Montalbán

Vivimos tiempos milagrosos, en un lapso récord los candidatos a la silla presidencial sufrieron una metamorfosis; ahora son los mayores defensores de la patria, el pueblo y nuestro futuro. Sin embargo, a pesar de las lágrimas y bailes que rodean este “ritual electoral”, cabe la sospecha sobre esta conversión hacia el interés común y deberíamos preguntarnos: ¿Qué esconden estas conversiones y baños de supuesta transparencia?

Para prepararnos a la indigestión de las incoherencias publicitarias (disculpen, de propaganda política) de la campaña electoral, debemos dar marcha atrás y ver lo que hace pocos años representaban esos mismos que hoy nos ofrecen su muro de facebook, twitter y hasta la cobertura de su boda como platillo para los más faranduleros.

¿Cuáles compromisos (no me refiero al matrimonial) destacaron con su participación en torno a los asuntos del país?, ¿qué criterios exteriorizaron (en el caso que lo hayan hecho, y si no pues dejan mucho que desear) sobre los problemas y retos que enfrentamos como sociedades?; en resumen, ¿de qué lado en la gestión de lo público estuvieron, del poder financiero-económico o colaborativo-social?,  ¿cómo se  manifestaron o por lo menos se insinuaron? Dado el tradicional silencio de mejor no hablo para no manchar mi futura candidatura, deberíamos preguntarnos ¿cuáles han sido sus patronos?, ¿de dónde viene su riqueza?, ¿a quién le firmaron el pagaré para financiar su campaña?

En otras ocasiones, cuando hablan de pueblo, debemos fijarnos bien en la letra pequeña, ya que podrían referirse a su condominio o miembros de su club privado, y no referirse a las comunidades atropelladas e ignoradas. Es fácil para estos colocar en grande el turismo de nuestras paradisiacas playas o entonar alegremente piropos al pasar por la maquila electrónica de Barreal, pero pocos o ninguno se enrolla las mangas para preguntar,  conocer y trabajar con la Otra Costa Rica.

Un día un exministro, muy acreditado y conocedor de los caminos al desarrollo, explicó a un medio nacional que los otros (aquellos desplazados por la Costa Rica de “alta tecnología”) lo que les faltó para montarse (claro está no a la avioneta que pocos entraban a esa) fue el inglés y la computación, que según este (y es una idea muy bien difundida hasta en altos centros de educación) es el mecanismo apropiado para la inclusión social, y dar el paso o más bien el salto. Para aquellos que nos preguntamos ¿adónde?, es todo aquello que nos aleje de  la soberanía alimentaria y económica; ¡qué va! gritan estos, si lo de hoy son los servicios, repiten a coro los verdes pericos (sin alusión partidaria, aunque lo parezca).

¿Donde trabajaron?, ¿que hablaron e hicieron en estas décadas pasadas?, ¿con quién se reunían?; más allá de su oficio profesional, ¿dónde estuvieron en las huelgas del magisterio, el combo, TLC EE.UU-CA-RD, desbaratamiento de la CCSS, adjudicación-chorizo de las concesiones, autonomía indígena, derechos por la diversidad, banca del desarrollo, entre muchos otros platos fuertes del país? Si la respuesta es; A. Hay que discutir, se les recuerda que a la mayoría de estos caso se les pasó el tiempo de cocción y cuidado se queman; ya es tiempo de expresar y comprometer su posición y accionar; B. Ignoran la situación al respecto, ¿dónde ha estado en los últimos 30 años?; se nota que no ha tenido ni la sombra de actor en los asuntos públicos de nuestro país, mejor absténgase de participar; y C. No es asunto mío, le agradecemos la honestidad. Así que estimados y estimadas electores, saquen su propia conclusión.

Más allá de la contienda electoral, la política es un accionar cotidiano, basado en la toma de decisiones; estas se ven influenciadas por diferentes ópticas y posiciones; ante esto, el pasado de los flamantes candidatos es su propia tumba. La memoria es nuestra mejor herramienta para construir una política que responda a nuestras necesidades y aspiraciones, y dejar de ser cómplices de los  intereses del poder económico-financiero que tanto daño nos hacen.

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