El 77,5% de la pesca de atún en aguas costarricenses se realiza sobre delfines. (Foto: Fecop)
Las exportaciones de atún costarricense a países como Estados Unidos y algunas naciones europeas, podrían estar en riesgo si las entidades certificadoras ponen atención a las prácticas más comunes en la pesca del atún en Costa Rica.
Según el informe “Análisis de la pesquería de atún”, elaborado por la Federación Costarricense de Pesca, los datos levantados con base en registros oficiales revelan que el 77,5% de los lances de pesca de atún se realizan sobre delfines.
El informe detalla que de las 195.938 toneladas de atún registradas en el periodo 2001-2011, la mayoría fue capturada de cardúmenes asociados a grupos de delfines, pues es la manera más fácil de ubicar estos peces.
Esto a pesar de que los datos revelan que la pesca de atún realizada sobre objetos flotantes es la más efectiva, al registrar capturas en promedio de 23 toneladas por lance, mientras que la pesca sobre delfines registra solo 13,9 toneladas por lance.
Para el director ejecutivo de la Fecop, Enrique Ramírez, estos datos deberían llamar la atención de las autoridades y las empresas interesadas, ya que podrían hacer que se pierdan las certificaciones de “Dolphin Safe” para el atún costarricense.
“Si la única enlatadora del país dice que compra el 60% del atún costarricense, y casi el 80% de ese atún fue pescado sobre delfines, esto podría crear dificultades para el ingreso del atún costarricense a otros mercados”, comentó Ramírez.
“Nosotros hemos tratado de saber con qué criterios se ha establecido que la pesca de atún en Costa Rica no daña a los delfines, porque los datos de nuestro informe muestran lo contrario”, afirmó.
En los registros oficiales se muestra que en casi la mitad de los lances sobre delfines se produjo la mayor cantidad de “capturas incidentales”, que incluyen varias especies de delfines, tiburones, mantarrayas, dorado y otros.
Pese a estos datos, el presidente del Incopesca, Gustavo Meneses, asegura que es falso que la pesca sobre delfines sea la que más perjudica a esta especie y alegó que es la “técnica más sostenible que existe, con menos de 0,01% de mortalidad para los delfines”.
Además, consideró una “falacia” que el país pueda perder las certificaciones relacionadas con delfines, o que esto pueda convertirse en obstáculo para las exportaciones a países como Estados Unidos.
