Uno de los libros más esperados, desde que se anunció el
hallazgo de estos manuscritos el año pasado, es este nuevo
e inédito libro del inmenso poeta chileno Pablo Neruda,
que Seix Barral publica con el nombre Tus pies toco en la
sombra y otros poemas inéditos.
Reproducimos aquí un artículo de Página 12 de Argentina,
titulado originalmente “Pablo Neruda vuelve a ser novedad”,
en el que cita algunos de los textos contenidos en el volumen.
Los poemas ignorados –esa especie de
depósito de materiales descartables
escamoteados al escrutinio de los lec- tores– muy pronto se incrustarán en la
memoria como un hachazo.
“Tus pies toco en la sombra, tus manos en la
luz,/ y en el vuelo me guían tus ojos aguilares/
Matilde, con los besos que aprendí de tu boca”
se lee en Tus pies toco en la sombra y otros poemas
inéditos (Seix Barral), el anunciado y esperado
libro inédito de Pablo Neruda, que cuenta con
introducción y notas de Darío Oses, director de
Bibliotecas y Archivos de la Fundación Pablo
Neruda, prólogo del editor y poeta Pere Gimfe-
rrer y la reproducción facsimilar de cinco de los
veintiún poemas encontrados en el archivo del
Premio Nobel 1971 –alrededor de 4500 docu-
mentos entre cartas, discursos y poemas.
A 110 años del nacimiento del poeta chileno
que más ejemplares vende en el mundo, la cante-
ra nerudiana dispensa pequeñas maravillas en las
formas y en el despliegue temático. “Al chileno/
le ponen/ cerca/ un barco/ y salta,/ se destierra,/
se pierde”, así empieza el poema número once,
hallado en una caja que contiene manuscritos de
odas a la primavera, a Walt Whitman, a Louis
Aragon, que luego fueron incluidas en diversos
libros: Odas elementales, Nuevas Odas elementales
y Navegaciones y regresos.
El poema once, que podría ser una oda al
viajero chileno, concluía con seis versos que en
el original fueron tachados por el propio poeta:
“Chileno, no te vayas,/ no te vayas, chileno./
Esta tierra/ delgada/ nos tocó en la baraja turbu-
lenta/ del siglo XV y de la geografía”. En la nota
a este poema, Oses recuerda un fragmento del
discurso de Neruda cuando donó su colección
de libros y caracolas a la Universidad de Chile, el
20 de junio de 1954.
“El poeta no es una piedra perdida. Tiene dos
obligaciones sagradas: partir y regresar (…) Sobre
todo en estas patrias solitarias, aisladas entre las
arrugas del planeta, testigos integrales de los pri-
meros signos de nuestros pueblos, todos, todos,
de Italian Line, escribe: “De
tanto vivir y morir/ las perso-
nas bien educadas/ de tanto de-
cir buenos días,/ decir adiós con
parsimonia/ no se despidieron a
Uno de los libros más esperados, desde que se anunció el
hallazgo de estos manuscritos el año pasado, es este nuevo
e inédito libro del inmenso poeta chileno Pablo Neruda,
que Seix Barral publica con el nombre Tus pies toco en la
sombra y otros poemas inéditos.
Reproducimos aquí un artículo de Página 12 de Argentina,
titulado originalmente “Pablo Neruda vuelve a ser novedad”,
en el que cita algunos de los textos contenidos en el volumen.
deslizaban olas de versos que al retirarse se lleva-
ban las palabras descartadas y corregidas y que
desde los más humildes hasta los más orgullosos,
tenemos la fortuna de ir creando nuestra patria,
de ser todos un poco padres de ella”. En la intro-
ducción de Tus pies toco en la sombra, el director
de Biblioteca y Archivos de la Fundación Pablo
Neruda cuenta que los veintiún poemas inéditos
escaparon a las revisiones de Matilde Urrutia, la
viuda del poeta, que fue la primera en ordenar
la colección de originales manuscritos y meca-
nografiados, y la primera que emprendió la bús-
queda de textos de Neruda inéditos o publicados
en periódicos difíciles de encontrar. En junio de
2011, la fundación inició la tarea de elaborar un
catálogo lo más completo posible. A medida que
revisaban papel tras papel aparecieron las sorpre- sas. Trabajar con los originales fue entrar en con-
tacto con “el pulso del poeta”, que en ocasiones
escribía en los menúes y programas musicales de
los barcos en que viajaba, y sus versos transcu- rrían entre las opciones de las entradas, platos
principales, postres y vinos que desplegaba cada
carta.
“Al examinar sus manuscritos –revela Oses–,
teníamos la sensación de que sobre el papel se
luego iban dejando la versión más acabada del
poema”. Los poemas inéditos pertenecen a un
largo período que abarca desde principios de los
años 50 hasta poco antes de la muerte del poe- ta, en 1973. Oses cree que estos poemas que se
publican por primera vez, “obedeciendo tal vez a
una instrucción oculta que les dejó el poeta, fue-
ron saliendo poco a poco, para reunirse todos e
ir a encontrarse con la muchedumbre de lectores
que Neruda tiene en todo el mundo”.
De los seis poemas de amor, el número cua-
tro es el más extenso: “Sesenta y cuatro años
arrastra este siglo y sesenta/ en este año llevaban
los míos, ahora/ ¿de quién son los ojos que miran
los números muertos?”. El poema fue escrito en
1964, el mismo año en que aparece Memorial de
Isla Negra, la gran recapitulación poética auto-
biográfica de Neruda al cumplir sesenta años.
“Por el cielo me acerco/ al rayo rojo de tu ca- bellera./ De tierra y trigo soy y al acercarme/ tu
fuego se prepara/ dentro de mí y enciende/ las
piedras y la harina”, se lee en el poema núme-
ro cinco. El original manuscrito de este poema
se encuentra en una de las páginas de un menú
tiempo…”. En este poema, el nú- mero catorce en el libro de inédi-
tos, la protagonista es la muerte de
los que “murieron antes de morir”. La oreja tie-
ne quien le escriba: “Maravillosa oreja,/ doble/
mariposa/ escucha/ tu alabanza,/ yo no hablo/
de la pequeña oreja/ mas amada/ hecha tal vez
de nácar/ amasado/ con harina de rosa/ no,/ yo
quiero/ celebrar una oreja”. En el poema siete,
un poeta maduro interpela al joven poeta que
fue, y le da algunos consejos acerca de su oficio.
Neruda le dice al joven que no presuma “de plu- ma,/ de argonauta,/ de cisne,/ de trapecista en- tre las frases altas/ y el redondo vacío”. Y le re- comienda que se ensucie las manos, que trabaje
con la materia y los elementos, con el carbón y
el fuego.
En el poema número doce, el poeta alude
al Santiago que conoció al llegar en 1921, a los
17 años, y a los trastornos políticos y sociales de
principios de los años veinte: “Rodé bajo los cas- cos, los caballos/ pasaron sobre mí como ciclo- nes,/ el tiempo aquel tenía sus banderas,/ y sobre
la pasión estudiantil llegaba sobre Chile/ arena y
sangre de las salitreras,/ carbón de minas duras/
cobre con sangre nuestra/ arrancado a la nieve”.
En enero de 1973, intuía que la muerte se
aproximaba. El cáncer lo asediaba. Entonces
escribió el poema de despedida “Del incomuni-
cado” –el número 19 en el libro–, el único poe- ma de Neruda en el que el teléfono es el tema
central: “Vivo temblando de que no me llamen/
o de que me llamen los idiotas,/ mi ansiedad re-
sistió medicamentos,/ doctores, sacerdotes, es- tadistas,/(…) el desprecio que me consagrarán/
cuando yo ya no sirva para nada/ es decir para
que hablen/ a través de mi cuerpo las avispas”.
Tomado de Página 12