Mo Yan: El Nóbel chino… sin comentarios

La designación de escritor chino Mo Yan como el premio Nobel de Literatura 2012 ha despertado toda clase de comentarios, en su mayoría

La designación de escritor chino Mo Yan como el premio Nobel de Literatura 2012 ha despertado toda clase de comentarios, en su mayoría especulativos; quizás uno de los más llamativos sea el mismo empleado por Peter Englund, presidente de la Academia Sueca que otorga el premio, al referirse al “realismo alucinatorio” con que escribe el autor.

Cuando se anunció su designación hace unas semanas, el discreto Mo Yan apareció feliz y sorprendido en la casa de su nonagenario padre. Él mismo Mo Yan había asegurado en 2008 que “quizás dentro de cien años un escritor chino pueda ganar el premio Nobel de Literatura.”

Con esto parecía sugerir que el que se le otorgó en 2000 a Gao Xingjian, quien tiene nacionalidad francesa y reside en París, no se ha considerado chino.

Pero este año, cuando la Academia cumple 110 años de otorgar los afamados premios, este escritor de 57 años sí se puede considerar un certero representante de su país, ese gigante asiático de cultura milenaria que hoy se impone como una de las mayores potencias mundiales.

Mientras, el discurso de las potencias Occidentales pasa de ver a China como exótica lejanía, luego como enemigo comunista y últimamente con un prejuicio bipolar entre socio comercial y amenazante competidor económico.

Guam Moye, que es el nombre verdadero del escritor galardonado, nació el 17 de febrero en 1955 en Gaomi, en la provincia costera de Shandong, una zona rural china donde se desarrollan algunas de sus narraciones.

Creció como niño campesino, cultivó ovejas y vacas. De adolescente entró a trabajar en una fábrica petrolífera y más adelante, a los 20 años, ingresó al Ejército Popular de Liberación. Había vivido el final de su niñez y adolescencia bajo el terrible régimen de la Revolución Cultural, por lo que la decisión de ingresar al ejército le garantizaba de alguna manera seguridad y protección. Ya para entonces había descubierto su amor por las letras.

El joven discreto y trabajador encontró en los libros las posibilidades expresivas que su entorno le negaba. Tenia acceso a libros de Occidente, así leyó una novela que reconoce que lo marcó, +Cien años de soledad, del colombiano Gabriel García Márquez, así como a Tolstoi, Hemingway, Kafka y William Faulkner. Aunque ya escribía relatos y recogía historias de su pueblo, fue hasta 1981 que publicó su primera novela +Lluvia en una noche de primavera.

Desde entonces se estableció su estilo, el ámbito de su obra y algunas de sus preocupaciones esenciales: la condición de la mujer en la sociedad china y la lucha contra los abusos del poder. Pero también su agudeza crítica, su humor y sátira. Adoptó el pseudónimo de Mo Yan, que apela a la tradicional discreción de su cultura pues quiere decir algo así como “no hables” o “no hagas comentarios”; algo así como la expresión popular “calladito, más bonito”, que le decía su padre cuando niño.

En 1984 se convirtió en profesor de literatura en la Academia Cultural de Ejército Popular. Pudo concentrarse más en la escritura y publicó +El rábano transparente y en 1986 +Sorgo Rojo, con la que se consagró.

En sus obras, de profundo sentido humano, tiene una postura crítica; señala los abusos del poder, en particular contra los más humildes y contra las mujeres. Recorre pasajes de la historia de su país y de su cultura, a veces con crudeza, otras con un gran humor o con sátiras y metáforas, pero siempre con un gran sentido popular.

En obras como +Las baldas del ajo denuncia los errores cometidos con la economía programada o medidas brutales como la revolución cultural y el dolor que llevó a tantas personas en China.

Pero también sus textos acusan las alocadas torpezas y acechanzas de la occidentalización de la China contemporánea.

Su novela +Sorgo Rojo se llevó al cine en 1987 y en 1988 ganó el Oso de Oro en Berlín y catapultó al gran director Zhang Yimou y a la bella actriz Gong Li.

Esta película, que por aquellos años proyectó en San José la Sala Garbo, es posiblemente el primer acercamiento de los costarricenses el mundo de Mo Yan.

Más adelante, Yimou también adaptaría otro relato de Mo Yan, en la película titulada +Happy Days, que también se exhibió en Costa Rica y quizás pueda encontrarse en alguna videoteca.

El cauteloso silencio, rasgo insoslayable de la cultura oriental, se compensa en este escritor con su fuerte sentido crítico y su humor satírico, que su propio pueblo acoge muy bien y los lectores occidentales han empezado a apreciar.

Crítico, como cualquier escritor, los comentarios en Occidente e incluso de la Academia Sueca, que el otorga el Nobel, insisten en llamarle disidente, pero, aunque su novela +Grandes pechos, amplias caderas estuvo censurada, Mo Yan y su obra son un fiel representante de su país, su cultura y los procesos que ha vivido en los últimos 50 años.

A continuación ofrecemos extractos de dos de sus novelas +Las baladas del ajo y +Grandes pechos, amplias caderas, publicadas por la editorial española Kailas, que esperamos que pronto estén en las librerías costarricenses.

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