El 25 Festival de Cine Latinoamericano en Trieste

Llamada La sublime puerta, esta centenaria ciudad, limpia y segura, fue austro húngara hasta 1918 y ahora sus imponentes edificios de piedra, vetustas iglesias

Desde hace un cuarto de siglo, Trieste celebra en otoño un festival de cine latinoamericano (y coproducciones europeas). En las colinas del Karst, cerca de la mayor caverna del mundo (Grotta Gigante, que me extasió), se revela nuestra variopinta cultura a una comunidad multiétnica.

Llamada La sublime puerta, esta centenaria ciudad, limpia y segura, fue austro húngara hasta 1918 y ahora sus imponentes edificios de piedra, vetustas iglesias y lujosos palacios y museos son italianos (el país del arte).

Fui el único centroamericano invitado al Festival que preside un argentino legendario, Fernando Birri (su tragicomedia “Los inundados”, ’61, hoy nos vendría al pelo). 

 

De ida, en tren, pasé por Florencia y admiré, entre tanta historia y belleza, el David de Miguel Ángel. Luego del verde amarillo de Toscana, Trieste me recibió con vientos de Siberia y lluvias torrenciales.

Las dos salas del Teatro Miela, junto al frío azul cobalto del  Adriático, exhibieron (y en otras sedes) unos 200 filmes (Secciones Oficial, Panorama –en y fuera de concurso-, Bicentenario de la Independencia de España, Amerindia, Cine y Memoria, Cine y Literatura). Atendí con esmero las funciones de Gestación, la que coproduje con su realizador Esteban Ramírez, y viví de nuevo la calidez y los aplausos. La lluvia entonces fue de felicitaciones.

Me decían que los afectos y conflictos son similares, aunque Italia ha avanzado más en educación y legislación sobre salud sexual y reproductiva. 

Lo mejor fue un Jurado de alto nivel para la Competencia Oficial  (también los de otras secciones; -el director argentino Miguel Mato presidió Contemporánea). Y, claro, la deliciosa gastronomía local.

En la Oficial compitieron quince filmes de Argentina, Brasil, Costa Rica, Chile, Honduras, Bolivia, Costa Rica/Brasil, España/Méjico/Uruguay, Uruguay/Argentina/Francia. 

A un metro de ti explora con acierto confusos sentimientos eróticos. Campo de batalla es una farsa algo forzada, sobre los mundos contrarios de mujeres atrapadas en un salón de belleza durante una manifestación de cocaleros. Drama enreda teatro y vida en la exploración erótica y existencial de jóvenes egoístas que enseñan  más piel que ideas.

Eva y Lola muestra a víctimas de la dictadura de Videla y del robo de bebés bregando por su identidad (protagonizada por la bellísima Celeste Cid). En Muamba, de Chico Faganello, destaca la calidad formal.

Navidad, premiada por doquier, expone los tanteos (in)morales de un chico y dos chicas en una casa abandonada. Unos pocos con valor decepciona por su apología de la violencia policial en Honduras y una realización acartonada.

Recuento de dictaduras, La quemadura, tiende a aburrir; mas el corto Detrás del muro sabe ambientar el clima de la tortura; Cine, dioses y billetes es nostalgia de las viejas salas. La estupenda Mal día para pescar, basada en un relato de Onetti -al que se le hizo un homenaje- y la que, por cierto, premiamos  (Ópera Prima) en Santo Domingo, se disfrutó en la clausura. 

El magnífico cantautor León Gieco presidió el Jurado y estrenó su filme de carretera Mundo alas.

El autor de Solo le pido a Dios dijo emocionado: “Acabo de ver -Gestación- un filme maravilloso”. Él dedicó su canto a Néstor Kirchner, cuyos logros puntualizó aquí Víctor Flury. Gieco nos entregó el Premio al Mejor Filme. Humilde y generoso, muestra una fortaleza y convicción democrática y popular indomables.

El diputado esloveno, clave en la democratización de su país, Franco Iuri, filósofo y periodista,  me entregó el Premio al Mejor Director para Esteban Ramírez. Johnny Dell’ Orto, diseñador milanés, autor de la célebre Extrañas historias, también fue jurado.

Cuando recibí el Premio a la Mejor Interpretación para Adriana Álvarez, destaqué asimismo a Edgar, Natalia, Abelardo, Xinia y las dos María (hubo consenso sobre el excelente trabajo coral). La célebre actriz mejicana Arcelia Ramírez (Como agua para chocolate) me entregó esa estatuilla doble beso mediante.

El brasileño Vicente Ferraz recibió el Premio al Mejor Guión para El último comandante, coproducción nacional con Brasil, a la que, por cierto, apoyamos desde el Centro de Cine en su largo proceso de tres lustros.

El prolífico actor mexicano Damián Alcázar, que la protagoniza, fue el homenajeado del evento y se vieron 7 obras suyas, como La Ley de Herodes.  Así, el cine tico conquistó Trieste; algo nunca visto, que confiamos se repita ya que ambos largos nos representarán en Guatemala.
 
Dos coproducciones mías ya habían competido en Trieste, Password (de Andrés Heidenreich e Ingo  Niehaus), y Caribe, la que le dio a Esteban Ramírez el 1º de sus 3 premios como Mejor Director.; con Gestación el cine nacional llegó a la cima.

Se reestrena “Gestación”

El próximo viernes 12, el popular y premiado filme nacional, “espejo de la juventud costarricense”, volverá a cartelera por una semana, a petición del público, en Cinépolis, San Pedro, Nova y Paseo de las Flores.

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