¿Quién gana con el modelo de elección de la FEUCR?

Especialmente considerando los últimos hechos registrados desde la suspensión el pasado 2 de noviembre del debate para la segunda ronda de las elecciones de

Inocente, es tal vez la única palabra que engloba lo que la política estudiantil se ha convertido hoy.

Especialmente considerando los últimos hechos registrados desde la suspensión el pasado 2 de noviembre del debate para la segunda ronda de las elecciones de la FEUCR, en el a mediollenar Auditorio de Derecho.

El punto no es si Iniciativa o Progre, quién financia, apoya y pertenece a quién. Desde mi punto de vista, todos tenemos cola que nos majen y perro que nos ladre, y si existe o no financiamiento externo, apoyo de personas no estudiantes (profesores o partidos) es porque este mismo sistema de elección lo permite.

 

El así llamado movimiento estudiantil se ha enfrascado en una serie de luchas internas desde hace ya varios años, que terminan (en la mayoría de grupos) decantando en la lucha por FEUCR.

Para nadie es un secreto la constante participación de las juventudes de muchos partidos, principalmente de izquierda, pero también de derecha (sean estudiantes, egresados o ninguno).

Pareciera que con la obtención de la FEUCR se arrogan la representación del así llamado movimiento estudiantil y el uso a discreción o indiscriminado de sus fondos e imagen, sólo “porque ganamos”, un “botín” nada despreciable.

Específicamente en la así llamada izquierda universitaria, desde los debates sobre el FEES, la toma de edificios de la Universidad y hasta ahora, ha venido creciendo una división entre los grupos activos que ronda el ‘¿quién posee la verdad y representa mejor los intereses del estudiantado?’. Propuestas y acusaciones mutuas van y vienen, convocatoria a asambleas abiertas (eso sí, con la agenda previamente hecha), etc. Incluso, en elecciones todos se acuerdan de tu nombre y parece como si quisieran venderte los tenis que te van a cambiar la vida.

Sin embargo y pese a las madrugadas para tener las mejores mesas, sólo un 25% de los estudiantes votó en la primera vuelta; nótese, un 25%, un cuarto de los estudiantes activos, y de esos, un 33% fueron los que más votaron por una agrupación, es decir, un 8,25% del total de estudiantes.

O concedamos más, en la segunda vuelta votó un 21% del total de  estudiantes, de los cuales 60% votó por el nuevo inquilino de los altos del comedor, es decir, un 12,6% de los estudiantes es representado por el ganador (eso sin contar el voto útil y el voto des-informado).

El punto es sencillo, se reproduce a escala universitaria (federativa y ‘asocias’) un modelo de política basado en la democracia representativa de partidos políticos, donde son ellos los que proponen programa, caras y se quedan con todo (modelo no democrático y no representativo por cierto). ¿Dónde queda la crítica al desperdicio de papel y dinero por propaganda o en el no debate de los debates (que parecen ganarse por “aplaudímetro”), etc.?

En vez de zanjar líneas irreconciliables de división, deberían preocuparse por ese 75-79% de estudiantes que no quiere ser (o no les interesa ser) representado por ellos. ¿Quién triunfa? A quien le sirva tener a los estudiantes peleados entre sí, o en su defecto, apáticos con cualquier manifestación o acercamiento a alguna actividad política.

¿Por qué si tanto se respeta al modelo cubano de elección municipal, no han intentado a lo interno aplicarlo, sin que medien sobre la representación estudiantil (sea en el nivel de federación o de ‘asocia’) partido alguno? ¿Por qué quienes ahora silencian sobre el modelo chino, no aplican un esquema similar al de cámaras consultivas?  ¿Por qué no uno novedoso, con elecciones toda la semana incluso sábados (así hay más tiempo para que participen quienes solo un día van a clases), o sin figura presidencial y con representación revocable por facultad o carrera (en todas las sedes)?

Si el interés verdadero es la representación estudiantil, la partición política de estudiantes o la (re)activación de los apáticos, la división entre los pocos estudiantes interesados en política sólo va a servirles a quienes se intenta combatir desde ‘la U’.

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