Golpe de Estado: Más de lo mismo

Este se asemeja, de muchas maneras, a un guión que se ha venido utilizando por parte del Departamento de Estado de los Estados Unidos,

Para mucha gente consciente que ha tratado de informarse y formarse una opinión independiente sobre el golpe de Estado en Honduras, saltan a la vista muchos elementos en común entre este golpe y otros vistos en fechas recientes. 

Este se asemeja, de muchas maneras, a un guión que se ha venido utilizando por parte del Departamento de Estado de los Estados Unidos, y que han aplicado los sectores militares, burgueses y mediáticos de las naciones afectadas.

El principal referente en los últimos años a la lamentable ruptura constitucional que está sucediendo en Honduras se encuentra en el intento de golpe que tuvo lugar en Venezuela el 11 de abril del 2002.

De igual manera que en este 2009, el terreno fue preparado por los medios comerciales y la diplomacia estadunidense mediante una brutal campaña de difamación, insultos, cuestionamientos, mentiras y rumores que únicamente buscaban predisponer negativamente a la opinión pública doméstica e internacional en contra del mandatario.  Es decir, cualquier acción tomada por otros sectores políticos o militares para deshacerse del presidente “amenaza” estaría previamente justificada, pues evitaría el “caos” y la “destrucción de la nación”.

Otro de los aspectos en común entre Venezuela del 2002 y Honduras del 2009 es el procedimiento del golpe: en horas de la madrugada, comandos militares atacan la residencia del Presidente, a punta de fusil lo secuestran y se lo llevan.  Mientras que en el caso de Hugo Chávez se le retuvo en una pequeña isla bajo resguardo de militares traidores, a Manuel Zelaya, se le expulsó del país de inmediato en un avión militar.  Igualmente, en ambos casos los golpistas, es decir “el nuevo gobierno” anunciaron públicamente con la generosa cobertura de los grandes medios, “la carta de renuncia”, donde el Presidente “manifestaba” su dimisión al cargo.  En ambos casos se probó la falsedad de estas cartas.

Uno de los puntos más preocupantes en ambos golpes de Estado ha sido la posición ambigua y de doble discurso de los gobiernos estadunidenses (James Petras, Rebelión.org, 30/06/09).  El gobierno de Bush, en el 2002 se mantuvo al margen de la situación, sin condenar el golpe.  De manera muy similar, el gobierno de Obama denuncia “un golpe militar” pero no retira su embajador ni condena al gobierno espurio. En ambas instancias, se trata de naciones donde los EE.UU. tienen importantísimos intereses comerciales: en el caso de Venezuela, el principal proveedor de petróleo del continente; en el caso de Honduras, un “protectorado” (Eva Golinger, Rebelión.org, 28/06/09) donde los EEUU mantienen la base militar de Soto Cano, desde donde el gobierno de Reagan orquestó la Contra para la sangrienta guerra contra el gobierno sandinista de Nicaragua.

También se pueden mencionar los silencios cómplices que en ambos golpes han mantenido la Iglesia Católica y la Sociedad Internacional de Prensa (SIP) en momentos en que el pueblo es brutalmente reprimido por las fuerzas policiales y militares, mientras que los medios de comunicación se encuentran amordazados y tomados físicamente por soldados en sus instalaciones.  ¿Dónde está el cardenal Rodríguez Madariaga? ¿Por qué callan las iglesias católicas y protestantes, así como la SIP o Reporteros Sin Fronteras?

Dadas las similitudes de ambos golpes de Estado, nos queda un elemento determinante que fue el que dictó el desenlace democrático en Venezuela en el 2002 y el que lo hará en Honduras en el 2009: el pueblo, los campesinos, trabajadores, hombres y mujeres que saliendo a la calle se manifestaron pacífica y valientemente, y desafiaron a los militares traidores y a los burgueses de los gobiernos golpistas.  Este siglo XXI será el siglo en el que los pueblos demostrarán su cultura democrática e impondrán su voluntad para votar por gobernantes que los representen y gobiernen en beneficio de los derechos humanos y económicos de las grandes mayorías.  En este mometo no está en juego solamente el sistema democrático de Honduras, sino que el de toda Latinoamérica.  ¡Adelante, hermanos y hermanas de Honduras con su ejemplo de democracia y resistencia pacífica para todo el mundo, los ciudadanos y ciudadanas de América y el mundo estamos con ustedes!

* Edita la revista Lospobresdelatierra.org

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