Investigación premiada sienta bases para el estudio de la evolución de la actividad volcánica.
Con 27 años de edad, Esteban Gazel es una de las personas más jóvenes en recibir el Premio Nacional Clodomiro Picado en Ciencia, cuyo jurado reconoció su investigación La huella geoquímica del punto caliente de las islas Galápagos en el sur de Centroamérica.
Gazel recibió su formación de grado en la Escuela Centroamericana de Geología de la UCR, donde también se ha desempeñado como profesor e investigador. El año pasado obtuvo un doctorado en Ciencias Geológicas en la Universidad Rutgers, de Nueva Jersey, Estados Unidos. En la actualidad realiza un postdoctorado en el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, en Nueva York.
Su investigación arrojó claridad sobre el comportamiento de los llamados puntos calientes, sitios en el manto de la corteza terrestre de mayor temperatura de lo normal, así como la interacción de esos puntos calientes con los sitios de actividad sísmica.
Gazel respondió las consultas que UNIVERSIDAD le planteó sobre su investigación.
¿Cuándo y de qué manera nació en usted la vocación por la geología?
– Mi pasión nació durante mi infancia en parte por mi fascinación por la naturaleza y la evolución del planeta, en parte por haber tenido el privilegio de nacer en un país con volcanes. Con el tiempo esto se convirtió en una vocación científica que me llevó a estudiar geología en la UCR, donde cada día de clase fue un sueño hecho realidad. Mi pasión por la Tierra creció cada día gracias al ambiente y a la motivación que da la Escuela de Geología.
¿En qué consisten los términos “punto caliente” y “huella geoquímica” que abordó en su investigación?
– El planeta Tierra esta dividido en tres capas, de ellas el manto, a partir de 75 kilómetros de profundidad, es donde ocurren la mayoría de los procesos que rigen la dinámica interna del planeta. Mis estudios se han focalizado en el manto, cuya temperatura por lo general no supera los 1300 °C. Sin embargo, existen regiones anómalas donde se excede esa temperatura, como Hawaii, donde alcanza los 1600 °C. Estas regiones se denominan puntos calientes y se originan por la convección de material caliente desde el interior de la Tierra. Se caracterizan por una actividad magmática a muy altas temperaturas y no están relacionadas con límites de placas como los volcanes de Costa Rica, que se producen por la interacción de las placas del Coco y Caribe.
Una huella o señal geoquímica es una serie de parámetros químicos que se miden en la roca, como el contenido de óxido de magnesio, por ejemplo. Esas mediciones permiten determinar los procesos que ocurren en el interior del planeta.
¿Qué observaciones lo llevaron a plantear el tema de esta investigación, es decir la actividad de las Galápagos reflejada en Centroamérica?
– Durante mis estudios de grado, me pareció muy interesante la existencia de volcanes en la región Atlántica de Costa Rica como el cerro Tortuguero. Cuando grafiqué los datos geoquímicos de éstas y otras rocas de Costa Rica, me percaté de que la señal geoquímica que muestran es mucho más cercana a la de un punto caliente que a la que esperaríamos de una zona de subducción tectónica como Costa Rica. Encontré publicaciones que proponían que esta huella geoquímica estaba relacionada con la actividad de las islas Galápagos. Sin embargo eran bastante controversiales y ello me motivó a evaluar esta hipótesis a través de la evolución volcánica de Costa Rica.
¿Qué implicaciones tiene la información recabada en su investigación, no sólo en lo geológico sino también desde la perspectiva ambiental?
– Mi trabajo publicado con el Dr. Claude Herzberg en la Revista Nature resume los resultados del primer estudio cuantitativo que muestra la evolución de los ciclos de vida de los puntos calientes. Es muy importante entender estas anomalías térmicas debido al gran impacto ambiental que han causado en la historia del planeta y su relación con grandes extinciones masivas. Es posible que una vez que esos puntos calientes alcancen un ciclo final, se inicie un nuevo ciclo generando grandes erupciones masivas. Mis trabajos marcan la base para continuar estudios sobre la evolución de los puntos calientes y los posibles efectos para la vida en el planeta, pues podrían causar un evento catastrófico mundial en el futuro.
¿Qué significa para usted recibir el Premio Clodomiro Picado?
– Es un gran honor, pues demuestra que la geología ha llegado a tener el mismo prestigio que otras ciencias en Costa Rica. Esta disciplina ha jugado un papel clave en el desarrollo de Costa Rica; un país con terremotos, volcanes, deslizamientos y un desarrollo totalmente ligado a la explotación racional de los recursos naturales. Sin los aportes de la geología no tendríamos proyectos hidroeléctricos o geotérmicos, agua potable o materiales para la construcción. La geología será la ciencia de este siglo, debido que es la base para el planeamiento y ordenamiento territorial y del manejo de los recursos naturales.
