El apoyo de UNESCO se traduce en protección del ambiente y desarrollo económico sostenible para las comunidades beneficiadas.
Mientras la zona sur del país celebra con júbilo el Festival Nacional de la Artes, para los habitantes del cantón puntarenense de Osa la celebración es mayor. El motivo es que gracias a un convenio entre el Museo Nacional de Costa Rica y la municipalidad de ese lugar, los oseños serán los guardianes de uno de los inventarios más grandes del país de esferas precolombinas.
Además, este esfuerzo se suma a otros liderados por el Museo Nacional para declarar esa zona y sus esferas en un sitio de Patrimonio Mundial, cuya candidatura está próxima a presentarse ante la UNESCO. Este organismo internacional ya declaró a la carreta y al boyeo como parte del patrimonio intangible de la humanidad, y nuestro país espera sumar a la lista este lugar que aún guarda sus secretos.
“Para nosotros es de suma importancia la protección, custodia y estudio de las esferas de piedra en vista de que representan uno de los grandes atractivos del cantón. El acuerdo es un instrumento valioso para lograr esta meta porque permite recibir apoyo y asesoría técnica de especialistas en la materia”, indicó Alberto Cole, Alcalde de Osa.
El convenio fue necesario, ya que nuestra normativa indica que el Museo Nacional es la entidad que resguarda el acervo arqueológico nacional, por lo tanto, con el acuerdo se le permite a la municipalidad tomar las acciones necesarias para garantizar la conservación de las esferas que aún se mantienen en la zona. Muchas han sido sacadas y se exhiben en varias comunidades, pero muchos desconocen su valor en la historia precolombina costarricense.
El convenio se firmó el pasado 28 de marzo durante la ceremonia de inauguración del Festival de las Esferas, que se celebra en el marco del Festival Nacional de las Artes.
Osa pertenece a la zona arqueológica denominada Gran Chiriquí, que abarca la provincia panameña del mismo nombre y el suroeste de Costa Rica. La región es rica en tradiciones precolombinas, y se han localizado gran cantidad de piezas de valor.
Además, es reconocida mundialmente por ser el único sitio con jardines constelares, compuestos de grandes esferas datadas entre los 1500 y 300 A.C. Debido a esto, Osa fue declarado cantón arqueológico en 1994, categoría que también disfrutan Turrialba (Cartago) y Carrillo, en Guanacaste.
Actualmente, se calcula que en Osa todavía existen unas 200 esferas, aseguró Dagoberto Rodríguez miembro de la Comisión de Cultura de la Municipalidad de Osa y presidente de la Asociación para la Protección del Patrimonio Natural y Cultural del Valle del Diquis.
“El apoyo del Museo Nacional es muy importante en este esfuerzo por la preservación de las esferas ubicadas en zonas públicas de lugares como Ciudad Cortés, Palmar Sur y Palmar Norte, entre otros sitios. Se trata de un paso muy importante en la historia cultural del cantón”, resaltó Rodríguez.
Según investigaciones del Museo, el diámetro de las esferas varía entre los 10 centímetros hasta 2.50 metros, y algunas pesan hasta 15 toneladas.
Lo que más ha sorprendido a los científicos es que su forma es perfecta y tiene finos acabados.
La mayoría se ubican en ambientes ceremoniales relacionados con grupos humanos regidos por caciques o jefes. Se han descubierto hasta 15 esferas colocadas en líneas o formas geométricas, que se presumen señalaron lugares de relevancia política, religiosa y económica. Otros estudiosos indican que se relacionan con la astronomía. No obstante, al ser el único lugar del mundo con estos hallazgos que permitan puntos de comparación sobre su uso, el misterio aún envuelve a estas maravillosas obras.
CONSERVAR PARA LA POSTERIDAD
Uno de los proyectos relacionados con las esferas de piedra es la creación de un parque arqueológico para mostrar a sus visitantes parte de la herencia precolombina del Delta del Diquís.
Este es parte del trabajo elaborado por Francisco Corrales, quien dirige a un grupo de arqueólogos, antropólogos, arquitectos, geólogos, botánicos, ornitólogos y físicos, quienes realizaron los estudios necesarios para presentar la postulación del sitio en la lista tentativa del Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Según Corrales, arqueólogo y exdirector del Museo Nacional, “el Delta del Diquís es un lugar con condiciones excepcionales en el mundo, que gracias a la relevancia y conjunto de la evidencia arqueológica y el legado paisajístico y arquitectónico del período bananero, cumple con varios de los requisitos establecidos para ser declarado como Sitio de Patrimonio Mundial.”
Parte de este proceso ha sido el trabajo con las comunidades que circundan a los sitios, con el fin de fortalecer la identidad local y que ésta promueva la protección de su herencia, explicó Corrales.
Aunque las primeras excavaciones datan de 1980, no fue sino hasta 20 años después cuando se planteó la posibilidad de crear un parque temático sobre las esferas y que dicho proyecto era digno de ser reconocido por la UNESCO, apuntó el arqueólogo.
En criterio de Corrales, esta declaratoria otorga un gran reconocimiento al país, ya que destaca su política conservacionista y estimula la visitación de estos sitios.
Además, facilita los acuerdos de cooperación y financiamiento a proyectos relacionados. Por otra parte, el apoyo de UNESCO se traduce en protección del ambiente y desarrollo económico sostenible para las comunidades beneficiadas.
Corrales recordó que la aprobación por parte de UNESCO es un proceso largo, en el que se consulta a otros entes consultivos internacionales, como el Instituto para la Conservación de Monumentos ICOMOS y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), para su aprobación. No obstante, Corrales es optimista y espera que al final del camino el Delta del Diquís y sus misteriosas esferas de piedra sean declarados “ patrimonio de los habitantes del mundo”.
Una tierra que se hunde en la historia
Durante la época precolombina el territorio que actualmente corresponde al cantón de Osa estuvo habitado por los indígenas bruncas, donde en los inicios de la Conquista era dominada por el Cacique Osa.
El nombre del cantón es un recuerdo de ese Cacique, quien habitaba en la zona próxima al litoral, citada en documentos de 1563 como Golfo Dosa, hoy Golfo Dulce.
La región oseña fue descubierta por Gil González Dávila en 1522, cuando realizó el primer recorrido por tierra del territorio costarricense, desde el sector sureste hasta el poblado indígena Avancari. El cantón, tercero de la provincia de Puntarenas, se creó mediante ley No. 31 del 26 de junio de 1914 y está compuesto por los distritos de: Ciudad Cortés, Palmar, Sierpe, Piedras Blancas y Bahía Ballena.
Según datos de la Dirección Nacional de Estadística y Censos, el cantón tiene una extensión territorial de 1930 kilómetros cuadrados y 29.369 habitantes.
Nota: Información suministrada por la Asociación para la Protección del Patrimonio Natural y Cultural del Valle del Diquis.