Kelcey Johnson, coautora del libro El circo en Costa Rica:

“El circo es un refugio para compartir alegría e ilusión”

Bajo una carpa de circo, personas de distintas clases sociales, oficios, edades y géneros se ríen y suspiran al mismo tiempo.

Bajo una carpa de circo, personas de distintas clases sociales, oficios, edades y géneros se ríen y suspiran al mismo tiempo.

Así se resume la magia del circo y su importancia para la sociedad, según Kelcey Johnson, autora junto a Pilar Ho del libro El circo en Costa Rica, que se presentará al público el 3 de diciembre en el Museo de Arte Contemporáneo.

El texto hace un recorrido por la historia circense, desde de sus orígenes en las raíces mesoamericanas hasta el actual movimiento del nuevo circo.

Tras una investigación que incluyó 82 entrevistas, 18 observaciones de espectáculos, 2 grupos focales, 20 encuestas y más de 150 referencias bibliográficas, las autoras narran en siete capítulos los primeros cien años de historia del circo en Costa Rica y puntualizan el desarrollo y desafíos actuales de esta disciplina.

El texto recorre la historia de esta disciplina y ubica sus principales desafíos en la actualidad.
El texto recorre la historia de esta disciplina y ubica sus principales desafíos en la actualidad.

Así, las autoras ubican los orígenes de las prácticas circenses en la época precolombina, cuando voladores y acróbatas se ubicaban en la Gran Nicoya, relatan el nacimiento de esta actividad en Costa Rica y las visitas de numerosos grupos circenses internacionales.

En entrevista con UNIVERSIDAD, Kelcey Johnson comentó los hallazgos más relevantes de la investigación y la importancia de la existencia del circo en el país. A continuación, un extracto de esa conversación.

¿Cuál fue la motivación para investigar dicha historia en el país?

−En el 2010 se renovó la junta directiva de la Asociación de Arte y Circo; ahí nos juntamos varias personas que veníamos haciendo circo y decidimos que no podíamos tomar decisiones para un sector al que no le conocíamos las necesidades. Entonces, decidimos que el mejor primer paso era investigar de dónde viene el circo en Costa Rica, porque es fundamental saber de dónde venimos para entender hacia dónde vamos.

Así −en el 2011−, surgió la iniciativa de formular ante ProArtes el proyecto “Compilación para una Memoria: Circo en Costa Rica”, y salimos beneficiados. Arrancamos la investigación en el 2012, ya con recursos. La idea base fue tener una recopilación histórica y recoger las voces de los artistas para entender qué es el circo en Costa Rica y cuál es su historia.

¿Qué hallazgos se desprenden de la investigación?

−En la parte histórica, encontramos rastros de prácticas circenses desde tiempos precolombinos. Esto era de esperarse, pues en México, donde hay más exploración arqueológica, se han encontrado restos que sugieren la existencia de contorsionistas, malabaristas, etc. Aquí, en la Gran Nicoya, también se encontraron restos que indican eso.

En lo que está pasando con el nuevo circo encontramos que cada día hay más gente que quiere hacer circo, sea por afición o profesionalmente. Todas estas personas están muy ansiosas por aprender más y tener un ambiente saludable para ir creciendo como artistas.

¿Cuál es el aporte de la investigación al mundo del arte y, particularmente, del circo?

−En otros países se está recopilando la historia del circo y a mí me gustaría que esto se convierta en un movimiento latinoamericano, pues hay un interés de conocer nuestra historia y saber qué está pasando.

En vista de que el circo es universal, creo que es importante que un país como Costa Rica también reconozca la existencia de este arte y su historia; también lo actual, lo que está pasando y cómo está creciendo. Por eso este libro hace un aporte a la información global de un arte antiguo y universal, que tiene que adaptarse a los nuevos funcionamientos de la sociedad.

El circo ha pasado por muchos formatos y ahora Costa Rica encuentra un nuevo circo; en ese marco, sobre todo el último capítulo hace una revisión de la realidad y los desafíos para el futuro, el trabajo que nos queda por hacer para crecer y seguir mejorando, profesionalizando y dignificando este arte que ofrece sano entretenimiento para todo el pueblo.

¿Cuáles son los desafíos del circo en la actualidad?

−En el libro señalamos los desafíos más inmediatos, lo que necesitamos enfrentar de una vez para encaminar el nuevo circo aquí. Entre ellos, el más importante es el reconocimiento de los artistas como trabajadores formales, pues los artistas en general enfrentamos inseguridad laboral. Es una combinación de una situación de la sociedad que complica que los trabajadores se inserten en el sistema formal, y la naturaleza del artista circense de cuestionar el formalismo de las estructuras laborales. Entonces planteamos la necesidad de generar espacios, diálogo e instancias, para una mejor comunicación entre los artistas y las entidades estatales com la CCSS, el INS y también los clientes que compran espectáculos de circo, con el fin de mejorar las condiciones en que se trabaja, las formas de pago, las medidas de seguridad, etc. Además, es importante que los mismos artistas reconozcan que son trabajadores y que merecen todos los derechos que eso implica.

Otro de los desafíos es la generación de espacios adecuados para ensayar y trabajar, pues hay muchas prácticas que requieren elementos técnicos para poder hacerlas: altura y equipos de seguridad, por ejemplo, y en el país no hay espacios adecuados para las artes circenses.

¿Qué prácticas circenses se dan en Costa Rica?

−En la academia de circo hay cinco ramas fuertes y cada una se subdivide en muchas técnicas. Las ramas son:interpretación o clown, malabares, acrobacia, equilibrio y aéreo. Aquí en Costa Rica se practican todas, pero

como cada una tiene muchas técnicas, no se han desarrollado tanto. Eso tiene que ver con que no hay espacios, ni equipo, ni acceso a la información. Lo que más se ve son payasos, acrobacia aérea vertical, recientemente acrobacia y malabares −que es lo que más se ve en la calle−; por eso existe la  impresión de que acá los malabaristas son malos, pero se puede llegar a mayor nivel. Se necesita dedicación y espacio.

Para hacer circo hay que dedicarse a tiempo completo si se quiere ser un buen artista. Como cualquier otra disciplina, se requiere compromiso, disciplina, dedicación y tiempo.

Mucha gente escucha “artes circenses” y piensa en quienes hacen malabares y piden dinero en los se-
máforos, y no necesariamente lo ven con buenos ojos. ¿Cuál es el aporte del circo a la sociedad?

−El circo ha pasado por muchas etapas; en ocasiones, ha sido la actividad de entretenimiento sano más apreciada

por la sociedad y en otras ocasiones ha sido mal visto, reprimido y castigado.

Actualmente, en Costa Rica el circo está en un limbo, pues hay una percepción del hippie, del no profesional, que es como lo ven las personas que están fuera del mundo del circo y eso está pasando en muchos países.

Pero el circo es esencial, es un espacio donde se juntan las personas de todo tipo, toda clase social, edad, sector y género; es un punto de encuentro en la alegría, donde todas las personas comparten una misma risa, un mismo suspiro de miedo ante los actos riesgosos. Es uno de los pocos espacios donde se puede juntar todo el mundo y disfrutar. El circo es un refugio para compartir alegría e ilusión.

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