El título de ciudad le otorgó poder político a San José

“Felices 200-Chepe” es una consigna que han paseado por los más diversos rincones de la ciudad. (Foto: tomada del Facebook de dicha iniciativa virtual)El

“Felices 200-Chepe” es una consigna que han paseado por los más diversos rincones de la ciudad. (Foto: tomada del Facebook de dicha iniciativa virtual)

El otorgamiento del título de ciudad a San José por parte de las Cortes de Cádiz −el 13 de octubre de 1813− resultó fundamental para el destino posterior del poblado de la Boca del Monte, que diez años más tarde se convertiría en la capital de Costa Rica.

San José pasó de ser un poblado a ciudad y nunca ostentó el título de “villa”, a pesar de que para entonces ya se le llamaba así, explica Manuel Benavides Barquero, quien el jueves 17 de octubre dictará la conferencia “San José de la Boca del Monte: de villa a ciudad, 200 años de un título”, en el miniauditorio de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Hay que hacer una importante distinción entre la fundación de San José, que de acuerdo con la Academia de Historia y Geografía debe fijarse el 21 de mayo de 1837, y la obtención del título de ciudad a la capital. Por ese motivo, en 1987, se festejaron los 250 años de fundación de San José.

Para conmemorar los 200 años del título de ciudad, varias iniciativas como “Philan Tropics, el GAM Cultural y el apoyo de artistas independientes, lanzaron la iniciativa “¡Felices 200 Chepe!”, que consiste en crear una galería virtual con fotos en distintos puntos de la ciudad.

“El otorgamiento del título de ciudad para San José fue una gran sorpresa, porque el poblado ni siquiera era una villa en ese momento. Hay que recordar, que aquella sociedad creía en los títulos, de ahí la trascendencia que tuvo para San José”, dijo Benavides.

Uno de los aspectos que propició el título de ciudad entregado por las Cortes de Cádiz −donde el proyecto fue presentado por el diputado Florencio Castillo−, es que San José a partir de esa coyuntura contaría con tres elementos fundamentales: su auge económico, su auge demográfico y su autonomía política respecto a Cartago, que era la capital.

Tanto Benavides −autor de “El presbítero Florencio Castillo. Diputado por Costa Rica en las Cortes de Cádiz− como Andrés Fernández –arquitecto, historiador y autor del libro sobre la capital “Los muros cuentan”, de reciente publicación− coinciden en que el título de ciudad vino a fortalecer a la futura capital del país.

A esa nueva condición hay que añadir que ya antes las Cortes de Cádiz habían determinado conferirle a San José la potestad de organizar su municipio, lo que a su vez le daba, en relación con la capital, una mayor autonomía a la ciudad.

El empuje del tabaco y del café terminó por hacer de la nueva ciudad una fortaleza en el país, y con el traslado de la capital el círculo se cerraría.

Al lado del trabajo extraordinario de Castillo en este punto en concreto –otorgamiento del título de ciudad− debe añadirse que la corona española premió a Costa Rica por su lealtad en apaciguar el levantamiento que por aquellos años se había dado en Granada, Nicaragua.

“Esta es una de las razones fundamentales por las que San José recibe el título de ciudad”, precisó Benavides.

EN DEUDA

Benavides, quien ha dedicado un segundo libro a Castillo, intitulado “El canónigo Florencio Castillo, sus luces en un México independiente y federal”, considera que hasta ahora San José no le ha dado a este presbítero el honor que se merece.

“Florencio Castillo quería fortalecer las periferias en relación con Cartago; por eso consigue el título de Ciudad para San José y de villas para Heredia, Alajuela y Ujarrás”.

Aunque había nacido precisamente en Ujarrás, a los dos años fue trasladado por su familia a San José, donde vivió su niñez y adolescencia, en el área donde hoy están las oficinas del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), a un costado del Ministerio de Hacienda.

“Llama la atención que Florencio Castillo no pidió nada para Cartago en las Cortes de Cádiz”. La denominación de “muy noble y leal ciudad de Cartago” fue solo un título que si bien para la época tenía una relevancia mayor −porque dicha sociedad creía en estas declaratorias−, en términos políticos esa designación no significó nada, recordó Benavides.

Sin la presencia de Castillo en Cádiz, San José no hubiera obtenido ese título, que le sería fundamental en el tiempo, estima el sacerdote e historiador.

Mientras tanto, Andrés Fernández −quien en su libro “Los muros cuentan” retrata, entre otras cosas, cómo en San José se destruyeron valiosas edificaciones en nombre de lo que se denominó en su momento lo moderno− resalta que en la época del imperio español, “si no tenías el título de ciudad no eras nada”. De ahí, por lo tanto, la relevancia de la designación.

“A Cartago, que ya era ciudad, le confieren el título de muy noble y leal ciudad, que era honorífico y que de verdad no le servía para nada”.

En ese escenario, en el que San José ya es ciudad, el monopolio del cultivo del tabaco y la entrega de las tierras por parte del cura Manuel Antonio Chapuí se convirtieron en dos elementos determinantes para el despegue económico, político y demográfico de la capital, destaca Fernández.

El arquitecto Fernández, quien es uno de los que mejor conoce y ha estudiado a San José, sostiene que es de suma importancia que la gente viva la ciudad, porque un país sin una ciudad, sin una cabeza −que es a lo que invoca el título de capital−, ese vacío se refleja incluso en la concepción general de país que se tenga en una determinada nación.

“En los últimos 20 años se puso el tema de San José en la agenda nacional y eso me parece fundamental”.

Falta, eso sí, una determinación para que el municipio josefino pueda tener una mayor autoridad en cuanto a las políticas, porque la intromisión de una serie de instituciones hace prácticamente imposible el que se giren reglas claras y precisas, debido a que son muchos los actores sin ninguna claridad respecto a temas clave.

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