La creatividad, en cada uno de los números, se funde con las luces, el escenario y la actuación para conformar un espectáculo único.
El moverse en la delgada línea entre la realidad y la fantasía, mientras las imágenes se suceden sobre el fondo negro del escenario, hacen del Teatro Negro de Praga un espectáculo único en el mundo, que ha recibido elogios por doquier y en el que el humor y la ingeniosidad se equilibran para seducir a los espectadores.
Los días 13 y 14 de setiembre, en el Teatro Nacional, los costarricenses tendrán la oportunidad de apreciar directamente piezas como “Las maletas”, “El fotógrafo”, “La lavandera”, “El violinista”, “El mago” y “El pescado”, todo ello enmarcado en la técnica de esa gran caja negra en que convierte el escenario dicha compañía checa, desde 1961.
La presentación es ideal tanto para adultos como para jóvenes, y en la que la sutileza desempeña una función determinante entre acto y acto.
Hace dos años esta agrupación, liderada por Jiří Srnec, se presentó en el país y en esta oportunidad vendrán con el mismo espectáculo, dado que esa vez tuvieron una gran acogida por parte del público.
El lema con que han promocionado la gira latinoamericana que los ha llevado a Venezuela y México, entre otros países, es: “usted nunca sabrá si lo vio o lo soñó“, con lo que se resume el espíritu de magia y calidad artística que busca conferir el director a esta propuesta excepcional y única dentro de una pieza de calidad.
Karina Mora, actriz que ha trabajado la técnica del teatro negro, explicó que la mezcla de luces que emplea el Teatro Negro de Praga es sumamente compleja, y que para grupos costarricenses se vuelve muy complicada.
Precisó que para efectuar el trabajo que hace el Teatro Negro de Praga, se requiere emplear materiales especiales que se adapten a la luz y que ello, de nuevo, resulta difícil para grupos nacionales que trabajan con presupuestos muy ajustados.
Mora destacó el humor que maneja el grupo checo, el cual transmiten en ausencia de palabras, es decir, solo mediante recursos gestuales.
En opinión de Mora, en futuras presentaciones sería conveniente que algunos de los actores de la compañía de Jiří Srnec puedan compartir con los nacionales, para que se conozca más y mejor la difícil técnica que ellos emplean.
NUEVE NÚMEROS
Para que el deleite sea paulatino y prolongado en la sala, la función que dará dicho grupo consta de nueve números, que van desde el humor muy fino, hasta piezas más abiertas en las que todo público, niños y adultos, pueden captar sin equívocos las sutilezas que encierran.
En “La lavandera“, una joven se dedica a lavar y a lavar, mientras las camisas y la ropa poco a poco empiezan a cobrar vida y comienza a gestarse un carnaval de confusiones y torpezas entre ellas.
Mientras tanto, “El fotógrafo” rinde, de alguna manera, un homenaje al cine mudo y, en esta corta pieza, un soldado entra a un estudio, donde se encontrará con sorpresas inimaginables.
En otro de los números, titulado “El violinista”, dicho instrumento permuta en una gallina o en un ganso y entonces el artista se adueña del escenario, con las posibilidades que dan la luz, las sombras, las imágenes y los entretelones que se tejen con la imaginación.
Gracias a la puesta en escena de trucos, de piezas fruto de muchos ensayos, y con un grupo en constante crecimiento, la compañía del Teatro de Praga ha sido objeto de numerosos premios, como Teatral Juana Sujo, de Venezuela, el del mejor conjunto extranjero de Viña del Mar, en Chile, y el de la crítica de Madrid, España.
Cuando el espectador puede tener la sensación de que ya vio suficiente en la velada, surge el mago que aparece y desaparece objetos en medio de la oscuridad, a tal punto que es él quien termina por esfumarse del escenario, sin dejar más que el rastro de la alegría.
Las entradas tienen un valor que va desde los ¢ 16.500 a los ¢ 39.500 en luneta y butacas. Se pueden adquirir por Internet en mundoticket.com, en el hotel Herradura, en Tiendas Bansbach, en La Barbería o en el 2528-8777.