Después de derrotar a Limón, los jugadores de la UCR buscarán una segunda victoria consecutiva frente al Uruguay de Coronado. (Foto: archivo)
Finalmente triunfó el equipo de fútbol de la Universidad de Costa Rica (UCR) y lo hizo jugando de visita en el estadio Juan Gobán –en Limón−, reaccionando ante un gol en contra de los limonenses en el primer tiempo y con anotaciones de Andrés Núñez y Jorge Barbosa, para amarrar la primera victoria del campeonato.
Después de una seguidilla de cinco empates, la Academia conquistó el primer triunfo. Esta victoria alojó al equipo en la pura mitad de la tabla de posiciones, seis puntos debajo del líder Saprissa, pero siete unidades arriba del ocupante del último lugar, Limón, precisamente su víctima del último compromiso.
En estas páginas del Semanario, el técnico de la UCR, José Giácone, fue claro al manifestar que su equipo no entraba al campeonato −tras ganar el ascenso− con el propósito prioritario de evitar el descenso, que es la meta usual de los benjamines en la máxima categoría. Tampoco fue pretencioso como para proyectarse a los primeros cuatro lugares del torneo, que son los que clasifican a la segunda fase, “hotel” reservado −salvo sorpresas− a los cuatro llamados grandes de nuestro balompié: Herediano, Saprissa, Cartaginés y Alajuelense, por el poderío de sus nóminas, reforzadísimas en comparación con los otros ocho clubes de menores recursos, incluyendo el celeste.
Lo que el estratega argentino siempre dijo fue lo siguiente: “quiero consolidar al equipo; deseo un equipo equilibrado que sea protagonista, que juegue bien al fútbol y que llegue adonde pueda llegar según sus reales posibilidades. Si nos consolidamos, vamos a evitar el descenso y conforme avance el torneo iremos abriendo ventanas, para mirar hasta dónde podemos escalar”.
Giácone nunca expresó que buscaría la mitad de la tabla, un buen lugar para el cuadro que viene de la segunda división; pero, resulta que cumplida la mitad de la primera vuelta, la UCR está exactamente en esa posición, con dos enormes conquistas: invicto, un lujo que solo suman Saprissa y Cartaginés, y con la segunda defensa menos vencida del torneo (solo cuatro goles en contra en seis partidos), superada por la retaguardia de los brumosos, que en cinco juegos solo han permitido dos anotaciones.
Si bien empatar cinco juegos significa dejar escapar diez puntos que son bastantes, el hecho de no perder fortalece y dignifica, máxime que en sus tres primeros juegos del torneo, los estudiantes se las vieron con dos de los grandes, Cartaginés y Saprissa, y con ninguno perdió, y sacó otro empate valioso en su visita a Pérez Zeledón.
La idea era jugar menos conservadoramente con equipos de similar poderío al celeste; no se pudo derrotar ni a Belén ni a Carmelita, pero finalmente llegó la primera victoria frente a Limón, y el juego que sigue es con Uruguay, otro club que se hospeda en la parte baja de la clasificación.
Por el momento se puede decir: ¡misión cumplida!, porque la Universidad ha sido un equipo que tácticamente ha cumplido y que ha jugado de acuerdo con el potencial futbolístico del contrincante de turno.
SÓLIDA RETAGUARDIA
El punto más fuerte de los celestes ha sido su zona defensiva, donde han alineado siete jugadores vitales y hasta ahora prácticamente inamovibles por el entrenador Giácone.
Nos referimos al portero Carlos Méndez; a los tres defensores centrales: Owen Solís, Jamesson Scott y James Scott; a los laterales, Juan Gabriel Vargas y Roberto Segura, y el volante recuperador y de marca, Mauricio Montero. Ellos forman el esqueleto y la estructura del cuerpo académico. Por ahí Solís faltó a un partido por una suspensión y lo suplió el veterano Andrés Núñez, quien aprovechó la oportunidad de oro de ser titular y se quedó en la formación estelar, pero al lado de Montero, relegando momentáneamente a la banca a Fernando Paniagua.
En las otras cuatro posiciones sí se han dado mayores variantes, pero los que han jugado más minutos y han tenido rol de titulares han sido Brandon Poltronieri, como creativo, y Víctor Gutiérrez, en la línea de ataque. Otro que ha jugado casi todos los partidos como titular o de cambio ha sido Leonardo Madrigal.
Al picaresco atacante, Jonathan Sibaja, el técnico Giácone lo tiene como variante en los segundos tiempos, para aprovechar su pique y velocidad, lo mismo que Joel Hall; quien empieza a dar dividendos es el veterano ariete brasileño, Jorge la Flecha Barbosa, llamado a ser el “nueve” titular de la Universidad y que ya dio el triunfo en el Juan Gobán.
Otros jugadores han contado con algunos minutos y otros no han visto acción, pero la base es esa: los siete magníficos, más cuatro o cinco que forman el cuadro titular.
Varios periodista deportivos (y así lo hicimos notar en estas páginas), publicaron en los vaticinios previos al inicio del campeonato, que la UCR era candidata al descenso. Probablemente no la vieron jugar en la segunda división y se dejaron llevar por el torneo de Copa, donde los celestes fueron eliminados por los juveniles del Alajuelense.
Otro grueso sector de la prensa deportiva apuntó a que el descenso era cosa de tres: Uruguay, Limón y Belén; en ese orden y cumplidas seis fechas del certamen, parecen tener la razón y estar bien apuntados: la parte baja de la clasificación la ocupan estos tres equipos, Limón de último con un punto, belemitas e isidreños de penúltimos, con tres unidades. Ninguno de estos tres clubes ha ganado un solo partido, freno que han aprovechado otros equipos aparte la UCR para fugarse, como son los casos de Cartaginés, Puntarenas y Pérez Zeledón, con un recorrido muy similar al de los estudiantes.
El Torneo de Invierno es joven, pero todo apunta a que la Universidad de Costa Rica, tendrá cero problemas para evadir la zona que transita hacia la segunda división.