Sin embargo los parques nacionales no son sostenibles en el tiempo, porque no cumplen dentro de la teoría de la sostenibilidad los elementos esenciales: lo económico, lo social y lo ambiental. Existen grandes esfuerzos en el ámbito social: comunidades inmersas en las áreas silvestres participando en la toma de decisiones desde los Consejos de Áreas, centros educativos bioalfabetizándose, grupos de guías locales beneficiándose del guiado a visitantes. En lo ambiental se gestiona la conservación y protección de la biodiversidad, entre diversas actividades más. Pero lo económico ¿qué se hace? ¿Se cumple realmente con la parte financiera para esa sostenibilidad que añoramos? ¿Por qué no se ha dado aún ese equilibrio ambiental?
Hace medio siglo que este país se propuso apostar en la conservación de las áreas silvestres; pero las condiciones económicas de autogestión han sido un problema para el Estado costarricense. A pesar de manifestar al mundo de parte de nuestros políticos de lo orgulloso que se sienten de nuestro sistema de protección, en el fondo y en el tiempo no la realidad es otra; ya que en materia de inversión económica no ha existido un presupuesto real para el mantenimiento de la infraestructura de todos los “Sitios Naturales”. Resalta la falta de voluntad política, coordinación entre el MINAE y otras instituciones como el ICT, que promocionan este país verde, ni hay una inversión planificada en el tiempo que permita una verdadera sostenibilidad ambiental.
Por año se necesitan 40 mil millones de colones para invertir en el mejoramiento de todo el sistema de conservación, pero el MINAE y el SINAC responsables del ambiente sólo disponen de unos 10 millones de colones; de los cuales no alcanzan ni para el arranque.
Este 2013, año “pre electorero” se habla de nombrar nuevos funcionarios capacitados, mayor inversión para retribuirlos y hasta existe un proyecto en la Asamblea Legislativa, que busca dotar de nuevos fondos y frescos para el sostenimiento de los parques nacionales a través de dineros que el ICT. Pero todo esto está por verse ya que son años de promesas y los compromisos ambientales no se cumplen por parte de las autoridades del Estado.
Al contrario, cada día las áreas están siendo amenazadas no solo por las actividades humanas diarias (cacería, tala ilegal, incendios forestales, sobreexplotación y extracción de especies de los ecosistemas), sino que ahora la misma amenaza viene de los políticos y funcionarios que toman las decisiones y no cumplen con sus responsabilidades y obligaciones porque están inventando “proyecticos de ley” para destruir lo que tanto ha costado al país, con intereses muy alejados de la colectividad.
Se debe actuar con seriedad y efectividad, con la carencia económica que financie la seguridad y estabilidad de nuestro sistema de ASP, y con la búsqueda del desarrollo sostenible que permite la garantía de satisfacer las necesidades de las actuales pero sin comprometer las posibilidades de las futuras generaciones para atender sus propias necesidades. Estamos en deuda porque no se ha llegado a cumplir con el equilibrio ambiental tan ansiado.