París. Toda Francia en manos de la izquierda tras las elecciones regionales. ¿Toda Francia? No. Alsacia se convierte en la única región que queda en poder de la derecha.
Además dirigirá el destino de dos territorios de ultramar, si bien con escasa
repercusión ambas en la escena política de París.
Para encontrar un varapalo similar en las urnas por parte de los conservadores franceses es necesario remontarse hasta los comicios, también regionales, de 2004. Pero la victoria de la izquierda en esta ocasión tiene una clara lectura: recoge sus mejores resultados regionales en tres décadas. Sin duda, una ducha de agua fría para el presidente Nicolas Sarkozy y su proyecto de reforma.
Incluso cuando ninguna de las partes se atreve a extrapolar claramente las elecciones del domingo a los comicios presidenciales de 2012, el resultado puede condicionar la cita para el futuro inquilino del Elíseo.
Lo que queda claro es que el presidente Sarkozy, en caso de ser de nuevo candidato, no lo tendrá fácil. A mitad de su mandato actual los apoyos para su proyectada reforma comienzan a desaparecer, incluso dentro de sus propias filas. El deseado impuesto sobre el clima y la reforma de la justicia son fuertemente rechazados, mientras el desempleo se sitúa en torno al 10%, la mayor tasa nunca registrada en el país. Además, la mitad de los franceses se muestra crítico con su gobierno.
En su propio terreno conservador, su veterano antagonista, el exprimer ministro Dominique de Villepin, se encuentra a punto de anunciar su candidatura para 2012. El político fue absuelto recientemente de difamación y podría anunciar el jueves su intención de crear su propio partido y competir con Sarkozy.
Según una encuesta conocida recientemente, el 16 % de los franceses le apoyaría para ser el candidato de los conservadores, frente al 14% que apuesta por Sarkozy.
En la izquierda también destacan dos posibles candidatos. Por una parte la líder del Partido Socialista Francés, Martine Aubry, quien ha logrado estatura política en la reciente campaña electoral. En algunos medios incluso se le compara con la canciller alemana, Angela Merkel.
La segunda posible postulante es Ségolène Royal, la mujer que compitió en 2008 por la presidencia de Francia por los socialistas y que en las elecciones regionales del domingo logró en la región de Poitou-Charentes el 60% de los votos, uno de los mejores
resultados jamás obtenidos por los socialistas.
Los próximos pasos en la estrategia de Sarkozy son fáciles de prever. Tras el descalabro del domingo, el dirigente francés deberá renovar las cabezas visibles de algunas secretarías de Estado. El impuesto sobre el clima, inicialmente previsto para el 1 de julio
pasado, sigue en discusión. Y el presidente ha insistido en que Francia no está sola en Europa y que por ello su industria podría sufrir daños.
Respecto de la reforma sobre las rentas, ésta se encuentra paralizada y ya ha generado protestas desde todas las partes afectadas. Por todo ello es comprensible que para el
presidente Sarkozy las elecciones presidenciales de 2012 no ocupen ahora un puesto importante en su agenda política.
Por Ulrike Koltermann (dpa)
París, 22 mar (dpa) – Toda Francia en manos de la izquierda tras
las elecciones regionales. ¿Toda Francia? No. Alsacia se convierte en
la única región que queda en poder de la derecha. Además dirigirá el
destino de dos territorios de ultramar, si bien con escasa
repercusión ambas en la escena política de París.
Para encontrar un varapalo similar en las urnas por parte de los
conservadores franceses es necesario remontarse hasta los comicios,
también regionales, de 2004. Pero la victoria de la izquierda en esta
ocasión tiene una clara lectura: recoge sus mejores resultados
regionales en tres décadas. Sin duda, una ducha de agua fría para el
presidente Nicolas Sarkozy y su proyecto de reforma.
Incluso cuando ninguna de las partes se atreve a extrapolar
claramente las elecciones del domingo a los comicios presidenciales
de 2012, el resultado puede condicionar la cita para el futuro
inquilino del Elíseo.
Lo que queda claro es que el presidente Sarkozy, en caso de ser de
nuevo candidato, no lo tendrá fácil. A mitad de su mandato actual los
apoyos para su proyectada reforma comienzan a desaparecer, incluso
dentro de sus propias filas. El deseado impuesto sobre el clima y la
reforma de la Justicia son fuertemente rechazados, mientras el
desempleo se sitúa en torno al diez por ciento, la mayor tasa nunca
registrada en el país. Además, la mitad de los franceses se muestra
crítico con su gobierno.
En su propio terreno conservador, su veterano antagonista, el ex
primer ministro Dominique de Villepin, se encuentra a punto de
anunciar su candidatura para 2012. El político fue absuelto
recientemente de difamación y podría anunciar el jueves su intención
de crear su propio partido y competir con Sarkozy.
Según una encuesta conocida hoy, el 16 por ciento de los franceses
le apoyaría para ser el candidato de los conservadores, frente al 14
por ciento que apuesta por Sarkozy.
En la izquierda también destacan dos posibles candidatos. Por una
parte la líder del Partido Socialista Francés, Martine Aubry, quien
ha logrado estatura política en la reciente campaña electoral. En
algunos medios incluso se le compara con la canciller alemana, Angela
Merkel.
La segunda posible postulante es Ségolène Royal, la mujer que
compitió en 2008 por la presidencia de Francia por los socialistas y
que en las elecciones regionales del domingo logró en la región de
Poitou-Charentes el 60 por ciento de los votos, uno de los mejores
resultados jamás obtenidos por los socialistas.
Los próximos pasos en la estrategia de Sarkozy son fáciles de
prever. Tras el descalabro del domingo, el dirigente francés deberá
renovar las cabezas visibles de algunas secretarías de Estado. El
impuesto sobre el clima, inicialmente previsto para el 1 de julio
pasado, sigue en discusión. Y el presidente ha insistido en que
Francia no está sola en Europa y que por ello su industria podría
sufrir daños.
Por lo que respecta a la reforma sobre las rentas, ésta se
encuentra paralizada y ya ha generado protestas desde todas las
partes afectadas. Por todo ello es comprensible que para el
presidente Sarkozy las elecciones presidenciales de 2012 no ocupen
ahora un puesto importante en su agenda política.