La lucha por el agua se extiende por todo el mundo, que parece despertar ante la realidad de que un recurso fundamental para la vida no es infinito. América Latina no escapa a esa situación y México es un buen ejemplo de las tensiones que el tema puede provocar.
El viento sopla sobre las milpas, haciéndolas cantar. Maíz, trigo, un poco de alfalfa se entreveran en el campo. Pero quizás no por mucho tiempo más. «¡Nuestra región está siendo devastada; la tierra es buena, da de todo. Pero no sabemos qué hacer, qué armas podemos tener»!, dice Saúl Reyes, dirigente de los campesinos, con voz angustiada.
Se organizan para defender el agua y la tierra. El ambiente es tenso.
Ahora el campo limita con la urbanización «Los Álamos».
En el 2002 se comenzaron a escuchar rumores de que el rancho Santa María de Atoyac había sido vendido; en el 2003 ya no se sembró ahí y, en las bardas del casco de la hacienda, aparecieron letreros anunciando la construcción del desarrollo habitacional Los Álamos. Al año siguiente ya se estaba trabajando en la obra: 3.500 viviendas.
«Las empresas traen dinero para comprar y los pueblos no queremos unidades habitacionales aquí. Antes, esto era un rancho», dicen los campesinos.
Las viviendas de Los Álamos tienen 32 metros cuadrados y se venden a 165 mil pesos (unos 16 mil dólares, casi ocho millones de colones). Ahí se reacomoda gente que ha salido desde el campo hacia la ciudad pero que vuelven, porque no pudieron encontrar trabajo. «Han comprado la tierra, muy barata, para fraccionarla y la gente vende por necesidad», aseguran.
Mas allá, un poco más lejos, por San Martín, o Cuatro Vientos, se ven otras. A unos 700 u 800 metros de lo que es ahora la urbanización Los Álamos, del otro lado de la acequia que llaman el canal de la Compañía, en otra hacienda se dejó de sembrar. «Hacienda Guadalupe. Casas ARA», dice el letrero, discreto, en el portón de entrada, al pie de la acequia.
Nadie sabe explicarme qué compañía le dio nombre al canal. Canal abierto, angosto, sencillo, sin grandes pretensiones. Pero de aquí sale el agua para regar los sembradíos. A pocos metros está la escuela. Hasta aquí llega el desagüe de las aguas negras de las casas de Los Álamos, que serían despejadas crudas en el canal, que parece incapaz de arrastrar los desechos. El tiempo en que esas aguas corrían limpias desde el Popocatepetl, ha pasado.
El volcán se toca con las manos. Pese a la niebla, no se ve muy lejano, con sus nieves en la cumbre.
LA DEMANDA DE AGUA
El problema no es solo la contaminación de la acequia, sino también la sobreexplotación de los acuíferos. (102 en todo el país), de donde se extrae el 57% del agua subterránea para todos los usos (consumo humano, agricultura, etc), están sobreexplotados en México, según estudios técnicos. Eso quiere decir que se les saca mas agua de la que les entra, iniciando un proceso que puede conducir a su desaparición. En 1975, hace 30 años, solo 32 mantos acuíferos se consideraban sobreexplotados.
En el centro de antiguo lago de Chalco la tierra se hunde 40 centímetros al año, dos metros cada cinco años, señala otro estudio. La sobreexplotación de las aguas subterráneas ha venido secando la tierra, resquebrajada en varios puntos, hundida. Los campesinos lo señalan, muestran las grietas. «Vienen a desabastecer nuestra agua», aseguran.
Es su mundo el que se filtra por esas grietas. Sus hijos viven ahora de lo que ganan como integrantes de grupos de mariachis. El pueblo es famoso por su oferta. Los vienen a buscar de toda la zona.
El camino hasta aquí es corto, pero la distancia parece mucha. Los poco más de 30 kilómetros entre la ciudad de México y el poblado de La Candelaria Tlapala están a hora y media de distancia, separados por los caminos intransitables de la capital, incapaces de dar salida a los ríos de vehículos que corren por sus cauces.
Esta visita a Chalco mostró el conflicto de intereses que despiertan estos cambios. El debate se intensificará en marzo próximo con la realización del IV Foro Mundial del Agua, y la audiencia del Tribunal Latinoamericano del Agua (TLA).
FIN DEL MUNDO
Cercados por las urbanizaciones que recortan las tierras de labranza, presionados por la demanda creciente del agua, amenazados por las deposiciones inadecuadas de las aguas negras, estos campesinos ven que su mundo se acaba. ¿Es inevitable? De cierto modo, las transformaciones son inevitables. Pero, ¿carecen de razones sus demandas, sus preocupaciones?
¿Cómo empezó a derrumbarse ese mundo?. En gran medida cuando se aprobó una ley en 1993, a fines del gobierno de Salinas de Gortari, que autorizaba a parcelar las tierras de los ejidos. La medida era necesaria para completar los proyectos de privatizaciones que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) vendría a consolidar y abría las puertas para la desaparición de ese mundo campesino que rodea el valle de México.
En La Candelaria Tlapala. zona oriente del estado de México, camino a Puebla, viven unas seis mil personas, entre ellas unas 110 ejidatarias. Saúl Reyes, uno de sus dirigentes, ha acudido al Tribunal Latinoamericano del Agua para exponer la situación.
«El 14 de marzo hubo golpes, para impedir el paso del drenaje de las 3.500 viviendas de Los Álamos hasta el canal de la Compañía», nos explica. Diez personas salieron heridas, afirma, mientras nos muestra videos de las cadenas de televisión mexicanas sobre estos hechos. Pero, a estos 600 desgraciados, los hicimos correr», añade. Se trata de un grupo de 600 matones que llegaron a apoyar los intentos de la empresa constructora de abrir zanjas para instalar el drenaje de aguas negras. Se los ve claramente en los videos.
Un mes después -sigue contando Salinas- llegó la policía para proteger la maquinaria de la empresa, que finalmente abrió la zanja, por las tierras de quienes lo autorizaron. Pero la tubería tiene que dar varias vueltas, además de un desnivel que no permite que las aguas servidas lleguen hasta el canal.
Probablemente tendrán que construir otro.
Nos muestra las milpas y asegura que la empresa Monsanto «quiere instalar aquí plantaciones transgénicas», de las que es la principal responsable en el mundo.
«No hay poder que pueda detener esto, porque está involucrado el gobierno», afirman. En opinión de los ejidatarios, el que está detrás de todo esto es el exgobernador del estado de México y hasta la semana pasada uno de los precandidatos presidenciales del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Arturo Montiel.
Acusado de enriquecimiento ilícito por su rival, Roberto Madrazo, ahora casi seguro candidato del PRI a la presidencia en las elecciones del próximo año, Montiel acabó renunciando. Las denuncias dejaron en evidencia la compra de propiedades multimillonarias, en diversos lugares de México y en París, en negocios que involucraban también a sus hijos. Montiel prefirió, finalmente, dejar de lado sus aspiraciones presidenciales, ante evidentes amenazas de seguir exhibiendo los extremos de la fortuna que logró amasar.
Para los campesinos, este desarrollo urbano es también una muestra de los planes del actual gobierno. «Fox presenta su plan habitacional, pero ese es su negocio», aseguran.
«¿Qué hacer, qué armas podemos tener?», se preguntan.
Tribunal del Agua prepara audiencia
Diferentes conflictos generados por el uso del agua en América Latina serán analizados en marzo próximo en una audiencia que el Tribunal Latinoamericano del Agua (TLA) llevará a cabo en la ciudad de México.
El Tribunal es una instancia de justicia ambiental autónoma e independiente, creada para ayudar en la solución de los conflictos relacionados con los cuerpos de agua de la región, afirmó su director, Javier Bogantes, de nacionalidad costarricense, en una conferencia de prensa celebrada en la capital mexicana.
«El Tribunal se crea por una crisis de legalidad, por una situación de impunidad imperante en algunos casos, que deja en indefensión jurídica a la población», señaló Bogantes.
Silke Helfrich, de la Fundación alemana Heinrich Böll, que apoya al Tribunal en estas actividades, destacó que la audiencia se realiza coincidiendo con la celebración del Foro Mundial del Agua, en marzo próximo, en México, como parte de las actividades paralelas. «El Tribunal no pretende retar ni incidir en el foro oficial, sino aprovechar la atención pública sobre el tema en esa semana», destacó.