Paraguay Caos tras intento de golpe

Paralizado por una crisis económica que no le permite siquiera pagar los salarios de la administración pública, acusado de actos de corrupción y acosado

Paralizado por una crisis económica que no le permite siquiera pagar los salarios de la administración pública, acusado de actos de corrupción y acosado por el general retirado Lino Oviedo, se tambalea el gobierno del presidente Luis González Macchi.

Los saqueos y disturbios fueron reprimidos violentamente por la policía en Asunción esta semana

Un nuevo asalto al poder lanzó en Paraguay esta semana el general retirado Lino Oviedo, desde su exilio en la ciudad fronteriza brasileña de Foz de Iguazú, en un intento por derrocar el gobierno de Luis González Macchi, antes de las elecciones presidenciales del año próximo.

Las protestas llevaron al mandatario González Macchi a decretar el estado de excepción durante cinco días, lo que le permite adoptar medidas de emergencia para tratar de controlar la rebelión.

Oviedo pretende poner en el gobierno al vicepresidente Julio César Franco, del partido Liberal, su aliado en la lucha contra González Macchi. Franco dijo el lunes 15, en medio de las manifestaciones provocadas en varios puntos de país, que la rebelión era «legítima» y reiteró las acusaciones de corrupción e ineptitud contra el gobierno.

GOBIERNO PARALIZADO

Las protestas surgen en momentos cuando el gobierno se encuentra al borde de la bancarrota, sin poder pagar siquiera los salarios de la administración pública y en peligro de no saldar tampoco sus compromisos financieros internacionales.

En virtual colapso financiero desde principios de año, el Ministerio de Hacienda necesita todos los meses de unos 315 mil millones de guaraníes, cerca de  $52,5 millones para enfrentar los gastos del Estado, mientras las recaudaciones en el primer semestre del año llegaron apenas a un promedio mensual de 231 mil millones de guaraníes ($ 38,5 millones). El mes pasado los ingresos fueron aún más reducidos, ligeramente inferiores a los $35 millones, un 20 por ciento menos que los ingresos de mayo. Esto obligó a pagar la semana pasada apenas el sueldo de los militares y dejar para después el de los educadores y de la policía.

Los compromisos de la deuda externa ascienden a $20 millones este mes y, según cifras dadas a conocer por la prensa paraguaya, hay un atraso en el pago de $18 millones.

En medio de la crisis en Argentina, que poco a poco va arrastrando a sus socios del Mercosur -Brasil, Uruguay y Paraguay-las perspectivas son las de un agravamiento de la situación del país.

DESASTRE POLITICO

A la coyuntura económica se suma un verdadero desastre político. Asilado en Brasil, desde que la justicia militar lo condenó a diez años de cárcel por su intento de golpe al presidente Juan Carlos Wasmosi, en abril de 1996, el general Oviedo sigue encabezando un movimiento político; se ubica en el primer lugar de  las encuestas de opinión pública, de cara a las elecciones del año próximo, aunque no es oficialmente candidato.

El presidente del senado, Juan Carlos Galaverna, acusó a Oviedo de apostar al derrocamiento del gobierno de González Macchi, para colocar al vicepresidente Franco en el poder.

Galaverna es un político my cercano al expresidente Wasmosi, quien fue condenado a cuatro años de cárcel por corrupción, pena que no ha cumplido. Uno de los hombres más ricos del empobrecido Paraguay, Wasmosi sigue siendo una figura que maneja los hilos políticos del país.

Por su parte, el vicepresidente Franco, electo en agosto de 2000 para sustituir al asesinado vicepresidente Luis María Argaña, se ha aliado a la Unión Nacional de Ciudadanos Eticos (UNACE), de Oviedo, para atacar el gobierno.

Franco le recuerda al mandatario que no llegó al cargo por elección popular, sino en la cresta de una ola de protesta que terminó por obligar a renunciar al presidente Raúl Cubas, cercano a Oviedo, después del asesinato de Argaña, en marzo de 1999. González Macchi era entonces presidente del senado y asumió el cargo para completar el período presidencial, que concluye en mayo próximo.

El general Oviedo fue acusado del asesinato de Argaña, cargo que siempre rechazó.

Con una falsa mayoría en congreso, pues sus partidarios no permiten que representantes de la oposición y partidarios de Oviedo asuman sus cargos en el parlamento, González Macchi ha evitado así que se vote una resolución de condena que podría llevar a su destitución, ante graves acusaciones de corrupción. Entre ellas se le acusa del desvío de $16 millones de una cuenta del Banco Central al Citibank, de Nueva York, así como haber comprado un vehículo blindado robado en Brasil.

La semana pasada se destapó un nuevo caso, al conocerse una transferencia ilegal de millares de dólares a una cuenta en el paraíso fiscal de Gran Caymán, a una cuenta de su esposa, la exmodelo Susana Galli. En el caso aparecen vinculados también hijos de Argaña, que justificaron las transferencias ante el temor del regreso de su enemigo, el general Oviedo, al país.

Con el Estado paralizado y sin apoyo popular, la oposición estimó que había llegado nuevamente la hora de lanzarse al asalto del poder. La destitución de González Macchi podría favorecer las aspiraciones de Oviedo de llegar a la presidencia, después de haber sido despojado de su candidatura en 1998, a solo 20 días de las elecciones, y cuando parecía tener asegurado el triunfo. En aquel entonces se le prohibió ser candidato precisamente por su responsabilidad en el golpe militar de 1996, contra Wasmosi.

En  septiembre del 2001, los obispos convocaron a un Diálogo Nacional con políticos  y la sociedad civil. En la evaluación de dicha Iniciativa, los obispos señalan  que hacía falta un combatLe frontal a la corrupción, la impunidad, la inseguridad  y la violencia; lucha contra la pobreza y una conducción firme del gobierno; la  reactivación productiva agrícola e industrial; políticas de empleo; la  elaboración racional del Presupuesto General de Gastos de la Nación para el año  2002; y la radical disminución o supresión del subsidio a los partidos políticos.

Pero desde el derrocamiento de la dictadura del general Alfredo Stroessner, en febrero de 1989, Paraguay ha vivido una permanente zozobra política y un deterioro de la grave situación económica de la mayoría de sus habitantes, que se suma al ambiente de inestabilidad de toda la región.

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