Tsipras: “El veredicto griego es el fin de ‘Troika’ de acreedores”

Con el escrutinio de la casi totalidad de las urnas, faltaron dos diputados para que el Partido de Izquierda Radical (Syriza) griego consolidara la

Con el escrutinio de la casi totalidad de las urnas, faltaron dos diputados para que el Partido de Izquierda Radical (Syriza) griego consolidara la mayoría absoluta de 151, en un congreso de 300. En todo caso, su líder, Alexis Tsipras, formó gobierno en Grecia solo doce horas después de concluidas las elecciones generales del pasado domingo 25, al lograr el apoyo del partido de los Griegos Independientes que, con sus 13 diputados, es la menor agrupación en el nuevo parlamento.

Se trata de un partido fundado en febrero del 2012 por Panos Kammenos, un disidente de la hasta ahora gobernante Nueva Democracia. Definido como “de derecha y muy soberanista”, los Griegos Independientes fueron claves para la caída del anterior gobierno encabezado por Andonis Samaras, al no dar apoyo a su candidato presidencial y provocar, así, la convocatoria a estas nuevas elecciones.

“Los griegos van a tener un verdadero presidente griego y no más un delegado de Angela Merkel, que pensará primero en los intereses de su país y de su pueblo”.

Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, España.

“Los dos partidos tienen puntos de vista divergentes sobre diversos temas, pero comparten el mismo rechazo a las condiciones impuestas en el plan de ayuda financiera a Grecia, por sus socios europeos y el Fondo Monetario Internacional”, explicaba la prensa francesa, al anunciarse el acuerdo entre ambos.

Para la formación del nuevo gobierno, estaba sobre la mesa el drástico plan de ajuste estructural impuesto por la “Troika” (el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea) a los griegos, aceptado por los dos partidos tradicionales: la derecha de Nueva Democracia y los socialdemócratas del “Pasok”, base de la coalición gubernamental derrotada.

Tsipras reiteró su posición, afirmada durante toda la campaña: “El veredicto del pueblo griego significa el fin de la ‘Troika’ de los acreedores”, que le impuso a Grecia un ajuste que ha hundido la economía del país en su más grave crisis, con una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de 25% entre 2009 y 2013; mientras la deuda externa pasó del 98% del PIB, en 2004, a 175%, el año pasado; ajustes y préstamos cuyo objetivo principal era pagar a los acreedores de Grecia, principalmente la banca privada alemana (pero también francesa) y al propio Banco Central Europeo (BCE).

Las consecuencias de esos planes –dijo Cécile Duflot, diputada verde y exministra francesa– fueron como las de América Latina por el FMI; resultaron ser “un verdadero veneno”. “La victoria de Syriza nos da la posibilidad de poner fin a ese ciclo infernal”, agregó.

La clave del programa de Syriza es la renegociación de la deuda. Después de declarar el “fin de la Troika de los acreedores”, Tsipras, ante los partidarios que celebraban el triunfo, anunció que el nuevo gobierno estaba listo para “cooperar y negociar por primera vez con sus socios una solución justa y viable, que beneficie a todos”.

El líder de Tsipras dijo durante toda la campaña que esa deuda de casi 300 mil millones de dólares era “impagable”, considerando, además, que el plan de ajuste había sumergido la economía griega en su crisis más profunda.

PÓKER

El proyecto de Syriza no será aceptado sin resistencia. “La posición de Alemania será determinante”, opina Julian Rappold, del Instituto Alemán de Política Extranjera, citado por medios franceses. La victoria de Tsipras “mina la política actual, estructurada sobre principios alemanes”. El camino que propone Angela Merkel, la jefa del Gobierno alemán, “como si no hubiese alternativa, puede ser cuestionado”, agregó.

Por su lado, el Gobierno conservador inglés se sumó a esas reacciones con el texto puesto en su cuenta de Twitter por el Primer Ministro David Cameron: “La elección griega aumentará la incertidumbre económica en Europa”, afirmó.

El presidente del Banco Central Alemán, Jens Weidmann, fue más claro y amenazador: “Espero que el nuevo gobierno griego no haga promesas ilusorias que el país no está en condiciones de permitirse”.

Un pulso que Rappold calificó de “póker griego-alemán”. Será una partida “apasionante” entre Merkel y Syriza. “Para el gobierno alemán –agregó– borrar la deuda no es negociable, pero deberá haber alguna concesión de Berlín (…) No queremos ser los responsables de empujar a Grecia al precipicio”.

Lo cierto es que Grecia ya está en el fondo del precipicio, como lo muestran las cifras económicas y sociales del país.

Tsipras reclama la renegociación de la deuda y el póker se jugará sobre los términos de esa renegociación. Sus “socios” europeos, según medios franceses, podrían proponer suavizar los términos acordados, entre otras cosas ampliando los plazos de pago, pero a condición de que el gobierno siga adelante con las reformas, que implican recortes de gastos, de servicios, de salarios, y la venta de los activos públicos. “Negociar los montos será más difícil”, pues estimó una fuente europea de Bruselas no identificada por el medio. Condiciones que difícilmente aceptará Tsipras.

La Troika decidió a principios de enero suspender el desembolso de un nuevo tramo del “rescate” hasta conocer los resultados de las elecciones del domingo y la propuesta del nuevo gobierno, que ya se vislumbraba como el de Syriza.

Ese desembolso, previsto para fines de febrero, es la carta de la Troika. El ministro de Finanzas de Francia, Michel Sapin, se lo recordó a la griegos al preguntarse si el nuevo gobierno sería capaz de pagar a los funcionarios públicos a fin de marzo, en caso de que la Troika no autorice el desembolso.

Por lo tanto, una pregunta es “¿qué hará Syriza?”; la otra es “¿qué hará la Troika?”. Ahogar el nuevo gobierno griego en la cuna podría ser complicado, viendo las reacciones de diferentes fuerzas políticas en otras capitales europeas ante el triunfo de Syriza.

El propio Partido Socialista francés –actualmente en el gobierno–, que había criticado el programa de Syriza durante las elecciones y aplica en Francia la misma política de ajustes exigida por la Troika, trató de acercarse a la posición de Tsipras.

“La línea antiausteridad ha sido reforzada hoy en Europa”, dijo el diputado socialista Philip Cordery. “Desde 2012, (el presidente) François Hollande y los líderes socialdemócratas trabajan para reorientar la Unión Europea. Ellos encontrarán en Alexis Tsipras un nuevo aliado”.

Una afirmación que se contradice con el rumbo del gobierno de Hollande, cuya última reforma, luego del fracaso en las elecciones municipales de marzo, alineó aún más su política con la de la Troika, y cuya declaración, al conocerse el triunfo de Syriza, cuidadosamente redactada, evita cualquier compromiso. En esa declaración, Hollande expresó su deseo de “buscar una cooperación cercana entre los dos países en pro del crecimiento y la estabilidad para la zona euro, en un espíritu de progreso, solidaridad y responsabilidad que representa el corazón de los valores europeos que compartimos”.

Jean-Luc Mélenchon, del Partido de Izquierda y excandidato presidencial francés, criticó a los socialistas y les recordó la suerte de sus socios griegos del Pasok. “La suerte del Partido Socialista está definida, es solo una cuestión de tiempo”, aseguró.

Pero fue en España donde el triunfo de Syriza fue recibido con mayor entusiasmo. El jefe del partido Podemos, Pablo Iglesias, celebró la victoria y señaló que permitirá a los griegos emanciparse de la política de austeridad dictada por Alemania. “Los griegos van a tener un verdadero presidente griego y no más un delegado de Angela Merkel, que pensará primero en los intereses de su país y de su pueblo”, afirmó.

Podemos, al igual que Syriza, creció rápidamente y, con sus críticas a las políticas de ajuste de los conservadores del Partido Popular que gobiernan España con mayoría absoluta, espera transformarse en primera fuerza política del país.

En todo caso, el pulso entre Syriza y la Unión Europea comenzó el lunes siguiente a los comicios, cuando se reunieron los ministros de Finanzas de la zona del euro en Bruselas. Sin embargo, el escenario político europeo ya es muy distinto al que era solo 24 horas antes, aunque sea pronto para prever su desarrollo.

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