Tras la realización del primer debate entre el presidente demócrata Barak Obama y el opositor republicano Mitt Romney, la campaña electoral en Estados Unidos entra en un periodo crucial de cara a las elecciones el próximo 6 de noviembre.
El debate a cuatro semanas de las elecciones dejó un saldo moderadamente positivo para Romney, quien logró un 44 % de las preferencias del público, contra un 46 % de Obama, según una encuesta difundida por la agencia noticiosa Reuters y realizada en línea por la empresa Ipsos. El monitoreo diario realizado por esa empresa durante la semana del debate en algún momento arrojó una ventaja para Obama de hasta 5 %.
En su sitio web, la BBC mantiene un monitoreo promedial de las principales y más recientes encuestas de intención de voto. Los últimos datos tienen fecha del 29 de setiembre —antes del debate— y aún apuntaban una ventaja para Obama de 49 % a 46 %.
No obstante, un par de días después de ese encuentro, el Gobierno reveló datos muy positivos sobre aumento del empleo, lo cual podría mitigar el daño autoinflingido por Obama luego de su deficiente desempeño en la cita.
Además del empleo y datos económicos, otro tema que asomó en el debate y podría definir la contienda es la mirada opuesta de ambos sobre el gasto militar. Mientras Obama promete reducirlo, Romney más bien dice lo contrario y que “mantendré a América (Estados Unidos) fuerte”.
UNA DE CAL, UNA DE ARENA
Como una lluvia refrescante en pleno verano cayeron para la causa demócrata los más recientes datos sobre el desempleo en Estados Unidos, publicados por el Departamento de Trabajo de ese Gobierno.
Justo dos días después de la pobre presentación del presidente Obama en el debate del 3 de octubre y mientras sus voceros y partidarios intentaban hacer control de daños al respecto, se hicieron públicas cifras según las cuales el desempleo bajó a un 7,8 %, el más bajo durante la actual administración.
El tema ha sido uno de los principales del proceso electoral. En marzo pasado, cuando se reportó un aumento de una décima porcentual en ese rubro, el candidato republicano Mitt Romney no dudó en vociferar que se trataba de un “golpe de martillo” contra la clase media de su país, según publicó el medio digital Hufftington Post.
Poco después, en abril, ese y otros medios reportaron la aseveración del republicano de que cualquier cifra de desempleo superior al 4 % no es causa de celebración. Un mes más tarde en una entrevista a la revista Time, aseguró que al final de lo que sería su primer mandato el desempleo estaría en un 6 % “o tal vez un poco más bajo”.
Empero, los nuevos números podrían convertir el tema que los republicanos han utilizado como artillería en su propia espada de Damocles. Desde que Obama asumió su puesto en enero del 2009, cuando el número de personas sin empleo estaba justo por debajo del 8 % y creció sostenidamente hasta octubre de ese año, cuando alcanzó el 10,1 %.
Desde entonces más bien se ha dado una tendencia de aumento del empleo con altibajos hasta llegar a la cifra reportada para octubre de 7,8 %, con un incremento de 873 000 puestos de trabajo.
Según informó el International Herald Tribune —edición internacional del New York Times—, las críticas de la oposición ahora buscan centrarse en que esa baja en el desempleo se debe supuestamente a que muchas personas se desmotivan y dejan de buscar trabajo, con lo cual dejan de entrar en las estadísticas de la fuerza laboral. Sin embargo, la misma nota apunta que la participación en la fuerza laboral ha subido levemente. El propio Romney se hizo eco de ese alegato en diversos medios de comunicación.