El debate de altura ha venido tomando la escena educativa latinoamericana en las últimas décadas; lejos de personalizar con pasión, es hoy caracterizado por la argumentación y la solidez teóricas. Enfocado en compartir conocimiento para fundar verdaderas reformas, posibilita la aclaración de errores que, desde una perspectiva constructivista, son hoy vistos como parte normal de los procesos, ya no como tabú a esconder.
El error es hoy responsablemente aclarado, afrontado y superado mediante criticidad y nuevas creaciones. La antigua manera de verlo como tabú fue herencia del empirismo; hoy se reconoce su valor heurístico; su exploración y aclaración produce conocimiento.
Conocimiento pedagógico que no es lujo; a él tienen derecho especialmente las comunidades económicamente necesitadas. No deben ser vistas ya según el continuismo, como ignorantes a la espera de lo que se nos ocurra darles. Necesitan calidad y respeto. No merecen menos.
Si les daremos tecnología, deberemos saber con exactitud lo que se busca con ello.Según Regnasco, toda tecnología nueva, por su misma naturaleza inevitablemente seduce y despoja las culturas locales. Según Sartori, inexorablemente exacerba al hommo-videns.
Sin embargo, tal vez uno de los grandes desafíos de la educación actual sea formar para la lecto-escritura crítica de todos los medios de comunicación, incluidas las TIC.
La ruta sería desde la criticidad hacia las máquinas, no a la inversa…no se trata de complacer a INTEL sino de educar…Su lugar sería el de complemento, nunca el de sustitutivo de las experiencias vitales directas.
Si el neoliberalismo fuese la meta, estarían bien las competencias −resabio de los viejos objetivos conductuales−, la mezcolanza ecléctica, el activismo vacío, la vieja terminología de enseñanza o aprendizaje, las inteligencias múltiples sin explicar nunca qué es inteligencia, etc …..pero si el destino es un desarrollo inteligente, solidario, soberano, culto, la integralidad personal, la participación social…definitivamente los modelos constructivistas y post constructivistas serían baluarte. Además, no se oponen a algunos otros aportes complementarios.
Si más de 70 años de investigación piagetiana son poco para algunos, dentro del postconstructivismo también hay distintas líneas, que desde hace mucho compartimos en nuestros seminarios.
En el caso de conceptos propios de Interroles, como son correlación y correlatividad S-O, se remite en cierta medida a una ontología- en tanto cercana a una co-fundación S-O- pero también desde la investigación refiere a funcionamientos concretos que inciden directamente sobre la cognición, es decir refieren a una epistemología, base de la didáctica.
Sin embargo, hay también varias otras líneas de consistencia teórica dentro del postconstructivismo, en su mayoría esas posiciones también obedecen a minuciosa investigación, derivadas algunas del piagetianismo, pero más completas al abarcar muchas áreas adicionales, otras movilizan algunos elementos piagetianos y otras proponen novedosas preguntas de partida.
Estudiar, comprender, errar y mejorar, aclarar, crear, superar incesantemente nuestra óptica es el camino normal de toda construcción, no solo en pedagogía.
La calidad epistémico-pedagógica no es lujo cuando lo que hay de por medio es niños, jóvenes y estilos de desarrollo político-social, es decir, un país al menos, un futuro.