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Educación dual: más allá del “mercado”

En un debate sobre nuevo proyecto de sociedad, convocado por la Cátedra “Víctor Sanabria” de la Universidad Nacional, en 1992, el profesor

En un debate sobre nuevo proyecto de sociedad, convocado por la Cátedra “Víctor Sanabria” de la Universidad Nacional, en 1992, el profesor Alemán Geiko Müller-Farenholz llamó la atención sobre dos problemas: la “oligarquización” de la educación y la subvaloración de la educación técnico-profesional. Destacaba que si se podía hablar de eficiencia en la economía de Alemania era porque no se daba ese “desprecio por el trabajo artesanal”, y que en Costa Rica existía el “complejo” de valorar el trabajo académico y ver el “trabajo de campo como algo sucio”, lo que inducía a priorizar profesiones como la de abogado, arquitecto o médico. Y para ejemplificar, con agudeza agregaba: “A veces contemplando los huecos en las calles, yo pensaba que en este país uno puede tener una operación de corazón, pero se quiebra la cabeza atravesando la calle” (Cátedra “Víctor Sanabria”. Hacia un Diálogo Nacional. C.R., EFUNA, 1995:215).

La “oligarquización” de la educación –modelo elitista que privilegia a los menos que tienen más– nos heredó, en buena medida, la “generación perdida” de los años 1980. Pero también, como señala el profesor Müller, mantuvimos un modelo sesgado hacia lo académico, lo que significó un déficit de cuadros técnicos especializados debidamente articulados a la actividad productiva. En este campo, algunas universidades y el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), en los últimos años, han venido haciendo una importante contribución. Pero hace falta ampliar y redoblar esos esfuerzos.

En esta dirección apunta el proyecto de Ley para la Educación Dual en debate en la Asamblea Legislativa –lamentablemente, ahora también son “duales” los proyectos, como destacara la periodista Amelia Rueda–. En este país las buenas ideas, si no se las lleva el viento, cuestan mucho que aterricen porque el protagonismo politiquero y la tramitología se han vuelto males crónicos. ¿Hasta cuándo vamos a aprender a concertar sobre los asuntos fundamentales de la agenda país?

Por otra parte, ante lo urgente no se debe desatender lo importante. Para que las virtudes de este proyecto no se deslicen por las vías mercantilistas y privatizadoras de la educación, lo que continuaría reproduciendo la “oligarquización”, el modelo tiene que ir más allá de un “mercado maquilero”; aunque sea ahora “maquila de punta”, porque también tiende a precarizar el trabajo profesional de calidad. Se ha probado que por esta vía el país no avanza. Si vamos a competir que sea con trabajo de calidad bien remunerado. La calidad es la mejor marca país.

Por ello, es importante continuar apostando por desarrollar el recurso humano al más alto nivel; incluso impulsando un agresivo programa de becas para que estudiantes destacados puedan realizar estudios en el país y en las principales universidades e institutos del mundo. Y por supuesto, en el marco de un modelo de “educación dual”, con una visión concertada y estratégica de desarrollo cultural, científico y tecnológico nacional de largo plazo. Esto último, sigue siendo una tarea pendiente; ¿acaso el “talón de Aquiles” que nos impide avanzar hacia la sociedad de la equidad y el bienestar?

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