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Sambumbia tica

En la primera sambumbia agregamos a esta mezcla crítica del quehacer costarricense, el verano toreado, las corridas a la tica, la inoperancia

En la primera sambumbia agregamos a esta mezcla crítica del quehacer costarricense, el verano toreado, las corridas a la tica, la inoperancia y la desidia de la justicia en las causas ambientales y cerramos con un ingrediente clave: el cierre del centro vacacional Playa Bejuco.

Para seguir con esta deliciosa receta agregaré varios ingredientes más para hacer más sabrosa nuestra receta; empezaré con un factor que toca los bolsillos de una gran mayoría de empleados universitarios, me refiero a la Junta de Ahorro y Préstamo y esencialmente a los que hemos “matado el elefante a pellizcos”, a esa gran masa que ha hipotecado hasta su alma y que su salario líquido es cero. Como bien se dice en el último informe, la Junta ha crecido enormemente en su capital y sus activos dando préstamos para todo lo que usted se pueda imaginar; se dice que un ochenta por ciento de la población universitaria tiene préstamos con esta entidad y que los cinco mil millones de utilidades fueron repartidos entre todos sus agremiados.

Hasta aquí todo es de maravilla, pero se necesita agregarle un tanto más de sabor a nuestra receta, por ejemplo que los préstamos para vivienda tienen un interés alto de 15%, los préstamos especiales y extraordinarios al 20% y 21% y el préstamo de ahorros al 18%. La mayoría de esta población universitaria no está bien con las políticas financieras de esta entidad, porque tienen vivienda y no tienen qué comer; las políticas de la Junta siguen y están hechas para beneficiar a una pequeña clase que gana salarios altos y no para el bienestar social de los que menos tienen.

Es una falacia, por ejemplo, que un empleado con un salario bajo pueda aspirar a la compra de un condominio de los que anuncia la Junta con valor aproximado de ochenta millones, y ya para rematar nadie alza la voz por el condicionamiento operante de estímulo respuesta muy bien aplicado de premios y actividades sociales, las cuales operarán como mecanismos de recompensa para disminuir el malestar del colectivo y la crítica sana.

Dejemos por el momento la psicología y agreguemos otro ingrediente a nuestra receta: la nueva ley de tránsito, una de las formas más maquiavélicas de robarle el dinero al pueblo costarricense, nacida de una clase ignorante y ricachona legitimada por una Asamblea Legislativa anacrónica e inoperante, que no ha dado los resultados deseados, todo lo contrario, siguen ocurriendo los mismos accidentes de tránsito, las personas siguen bebiendo licor al volante. Imagino que los grandes ideólogos de estos gobiernos de turno son puestos por compadrazgos o por nepotismo y no por su inteligencia, solo así se explica la ceguera recurrente. Nuestras carreteras fueron diseñadas para las carretas del siglo XIX, como se dice “el frío no está en las cobijas”; esta ley es la caja chica del Estado al cobrar grandes multas a gente humilde y trabajadora, provocando más desigualdad social, pobreza y miseria.

Otro ingrediente, causante de gran dolor y que estruja lo más sensible del ser humano, me refiero al abandono y la muerte de la niñez costarricense; en la actualidad nuestra sociedad es incapaz de proteger a nuestra niñez, falta una verdadera atención integral por parte del Estado; una gran desigualdad entre pobres y ricos, en donde estos últimos, y en especial la niñez es la más vulnerable a la desnutrición, el maltrato, el abandono y a la muerte. Una sociedad que no cuida a su niñez por antonomasia tendrá que desaparecer; es triste que en el país más feliz del mundo se esté ultrajando y matando a vista y paciencia del conglomerado a la niñez, se requiere un cambio urgente, una sociedad enferma de consumismo, drogada y perversa tendrá que desaparecer.

Terminaré esta receta con un ingrediente catártico y relajante, esto en contraste con mis continuas críticas: las marchas en defensa del presupuesto universitario en manos de chancletudos y mechudos, sin duda la máxima expresión de libertad y autonomía expresada en las calles por parte de estudiantes y funcionarios universitarios que, a coro vivo, gritan consignas en contra de los neoliberales gobernantes de turno y de la corruptela de los políticos de últimos gobiernos; sin duda, una práctica gratificante que envidian las universidades privadas, carente de ese condimento social que se llama berreo, derecho a decir no, derecho a huelga, no al discurso del amo. No al TLC; sin duda es un orgullo pertenecer a este gremio de chancletudos y melenudos; con esto termino mi receta, espero les haya gustado.

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