El medio ambiente no es solo la espacialidad física y sus características bióticas, geológicas, hídricas, atmosféricas, geomorfológicas y geográficas, el ambiente se refiere al conjunto de relaciones e interacciones de los seres vivos y las poblaciones humanas que las habitan, con las características propias del ecosistema, sus configuraciones sociales, psíquicas, económicas, políticas, históricas y culturales.
La importancia del tema ambiental es cada vez mayor, ya no solo para grupos denominados “verdes” o “ecologistas”, sino para todos los sectores de la sociedad. La evaluación de impacto ambiental de todo proyecto, obra o actividad cobra total relevancia, como mecanismo de evaluación, fiscalización y compromiso socioambiental para convivir de manera armoniosa y sostenible en las sociedades modernas.
El quehacer del sociólogo en el tema de la evaluación de impacto ambiental y en general de la gestión socio ambiental es cada vez más protagónico, evidenciando la interacción del ser humano con su entorno, visualizando un medio ambiente natural y humano.
La profesión sociológica se posiciona en el tema ambiental en la medida que identifica potenciales impactos socioambientales que si no se atienden de una manera oportuna y científica, se traducen en conflictos sociales, tal como las disputas por la apropiación del recurso hídrico, relocalización de población por la construcción de represas, alteración de patrones socioculturales de los pueblos indígenas, y el choque entre los intereses privados y el interés público, lo cual es noticia de los Mass Media diariamente, desde las piñeras hasta los proyectos mineros, residenciales y hasta energéticos.
La evaluación de impacto ambiental incorpora mediante el Decreto Nº 32966- MINAE, “Guía para la elaboración de instrumentos de Evaluación de Impacto Ambiental”, la realización de un estudio socioeconómico para los estudios de impacto ambiental, que le corresponde realizar a profesionales en sociología.
Según la página web de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (SETENA) hay inscritos 103 profesionales en sociología en la base de consultores, que tienen el reto de realizar el análisis sociológico (caracterización socioeconómica, percepción local e identificación de impactos sociales) relacionado con el área de influencia directa e indirecta del estudio de impacto ambiental del proyecto.
Por otro lado, en la SETENA labora solo un funcionario profesional en sociología que le corresponde revisar y auditar el estudio sociológico de todos los proyectos que lo requieran en el nivel nacional. Es absurdo, entonces, que de 103 consultores en sociología inscritos exista solo un funcionario con las competencias profesionales y académicas para revisar lo correspondiente, difícilmente un solo profesional pueda dar cabida a revisar el capítulo sociológico de todos los proyectos de desarrollo de los diferentes sectores.
Es evidente que la variable social es el tema medular de los proyectos de desarrollo en el país, pero no solo las autoridades y sus instituciones se muestran miopes en reconocer el papel protagónico de los profesionales en sociología para viabilizar socialmente los proyectos cuando es posible, o para el manejo de las relaciones con las comunidades o los procesos de negociación, que requieren un manejo de los procesos y dinámicas sociales y comunales, sino también el resto de profesionales y académicos que opinan e inciden sobre los impactos sociales sin ser científicos sociales.
Mientras tanto, el malestar de las comunidades urbanas, rurales, costeras e indígenas, continúa agravándose. Sobre las actitudes, opiniones y percepciones de las comunidades, es que los sociólogos tenemos la tarea de comprender y explicar, para identificar impactos sociales y sus respectivas medidas de prevención, mitigación o compensación, por medio de la inclusión del análisis social, procesos de participación social y diseño, gestión e impartición de planes formativos y proyectos de desarrollo local; campañas de sensibilización y concienciación; en un esfuerzo por establecer el equilibrio entre la lógica del costo efectividad y la del costo beneficio, que al final de cuentas, es la única vía para realizar una adecuada gerencia del ciclo del proyecto y trabajar en un enfoque de desarrollo sostenible en la práctica y no solo como discurso en la agenda política electoral.