El 6 de marzo leí con asombro la noticia titulada «El hidrógeno no es un hidrocarburo», escrita por César A. Parral con base en una entrevista al doctor Julio Mata Segreda, quien es profesor e investigador de la Escuela de Química de la Universidad de Costa Rica, obtuvo un doctorado en la Universidad de Kansas (USA) y ha recibido importantes premios y reconocimientos nacionales de la Universidad de Costa Rica.
Soy un experto petrolero e ingeniero mecánico, máster en negocios, egresado de la mejor universidad de ingeniería de Venezuela, la Universidad Simón Bolívar de Caracas (USB), y con base en ello daré mi opinión técnica y no legal ni sesgada, ya que no soy empleado de ninguna empresa, ni funcionario público, basado en el capítulo sobre Petróleo y la figura 4.4 Flujograma simplificado de producción interna página 84 del Manual de Estadísticas Energéticas de la Agencia Internacional de la Energía, publicación de la OCDE, AIE y Eurostat, 9 rue de la Fédération, 75739 Paris, Cedex 15 Imprimé en France par STEDI, janvier 2007.
A las autoridades competentes PGR, CGR, etc., les tocará determinar si legalmente en Costa Rica, el hidrógeno es o no es un hidrocarburo y retomar o no el proyecto.El mencionado documento utilizado por las 34 naciones más desarrolladas del mundo establece claramente: «En la categoría de Otros hidrocarburos se incluye la elaboración de productos como petróleos emulsionados (por ejemplo, orimulsión) y el petróleo crudo sintético en base a las arenas bituminosas. Esta categoría de productos también incluye las lutitas petrolíferas, los líquidos producidos del proceso de licuefacción del carbón mineral, el hidrógeno y otros productos de ese tipo».
Costa Rica lleva años tratando de ingresar en la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, OCDE, y a la fecha no tiene claros temas básicos como de nomenclatura petrolera; por lo tanto, es mucho lo que la ingeniera Sara Salazar Badilla y la junta directiva de Recope, el Minae, las universidades nacionales, la Contraloría General de la República (CGR), la Procuraduría General de la República (PGR), etc., tienen que avanzar para cerrar la brecha actual en la que la principal empresa del país y de América Central, la Refinadora Costarricense de Petróleo, Recope, no es capaz de establecer de manera contundente si el hidrógeno es hidrocarburo o no lo es.
Ni siquiera la empresa privada, representada por Ad Astra Rocket, dirigida por una eminencia, el colega ingeniero mecánico y astronauta de la NASA, doctor Franklin Chang, (quien realizó parte de sus estudios primarios en Altagracia de Orituco, Venezuela) han podido aclarar qué tipo de combustible es el hidrógeno y por eso se retiró del convenio con Recope y se ha abierto un debate nacional, al cual el señor Presidente de la República se ha abstenido a participar. ¿Es que la Casa Presidencial y el Ministerio de Ambiente y Energía, (Minae) no tienen asesores suficientemente calificados en energía para estos temas de interés nacional?
La pregunta clave para mí es: ¿Qué tan bien el país está preparado para ingresar a organismos como la OCDE, emitir estadísticas sobre energía, y poder cumplir con los requerimientos de los ciudadanos de las generaciones venideras de tener combustibles limpios, amigables con el medio ambiente, y a un bajo coste?
Parece que a nadie le duelen las grandes inversiones que con sacrificio hacemos todos los costarricenses y sus socios o aliados nacionales e internacionales de unos $50-$55 millones en el caso del proyecto de la ampliación de la refinería de Moín con Soresco-Recope-CNPC y de $2,1 millones en el caso del proyecto de hidrógeno con Recope desde el año 2011, que ahora están en el limbo legal.
La consecuencia para Costa Rica y los ticos probablemente es que importantes proyectos de inversión para poder transformar la matriz energética de este país, como lo es la nueva refinería petrolera de alta conversión y el proyecto de hidrógeno, terminarán yendo a otros países y se pierdan los encadenamientos en otros sectores productivos y de empleo.