Me siento a ver mientras me quedo ciega, cómo llueve el agua que no quiere
caer y moja el suelo que permanece seco y que ya no sacia ni quita sed,
mientras lloro lágrimas que no están ahí y grito en silencio ensordecedor,
mas aún así veo, veo en este mundo de infinita ceguera cómo el músico se ha
quedado mudo y ya no toca porque su melodía desapareció en un mar de bulla
que no se entiende, veo cómo el pintor ya no pinta porque no hay manera de
mostrar belleza de un horror como el que existe hoy, y si se logra, ya no
sería real, no sería más allá de una mentira fantasiosa y ¿qué sería de un
pintor que no es más que un engaño, una falsedad? Veo también al escultor
que ya no talla porque no hay obra que esté a su talla y que describa lo que
unos ojos ciegos puedan ver, todo esto sucede mientras el médico ya no cura
porque está enfermo de la locura que solía matar.
Entretanto el loco llora
porque la cordura se ha apoderado de su fantasía, al mismo tiempo de que el
cuerdo sonríe pues ya no hay mundo contra el cual luchar. Ahora el héroe se
esconde tras la sombra del débil a quien solía desprestigiar.
Veo todo esto mientras me siento bajo la sombra del árbol caído que ya no da
sombra alumbrado por un sol que no da luz ni calor, porque la noche es día,
el día noche y el amanecer no llega pues nada tiene sentido en la ironía
vivida día a día.
Es sólo que el fuego hela, el hielo quema, la tristeza es alegría y el golpe
es sólo una vil caricia.
Me encuentro donde el boxeador se ha quitado los guantes porque el mundo le
ha ganado en una batalla silenciosa y apagada y donde sólo hay paz en la
guerra y la guerra apacigua mientras que la paz mata en un mundo muerto en
el que caminamos en el cielo viendo el suelo con nostalgia, con tristeza, ya
que habiendo alcanzado las alturas sólo anhelamos no haberlo hecho porque
ahora que ya no hay sueños sólo lo fatal y la desgracia presagian esperanza.
Pues, ¿qué es la vida habiendo alcanzado lo deseado más allá de un mundo
donde no queremos nada más? Un mundo donde alcanzar los sueños se convierte
en una pesadilla vacía que nos llena a más no poder. Un mal sueño donde la
saciedad vacía y el hambre te llena, donde alzas la vista al cielo y sólo
hay suelo esperándote desde arriba.