El pasado 4 de octubre se tuvo la oportunidad de asistir a la presentación del libro “Los Sistemas de Inspección de Trabajo en el Mundo”, de María Luz Vega Ruiz, especialista en inspección de trabajo de la Organización Internacional del Trabajo, organizada en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
La exposición de la profesora Vega nos demostró su amplísima experiencia en este campo, por lo que hacen bien las autoridades de nuestro país en invitarla y aprovechar sus conocimientos al máximo.
De las palabras de la señora Vega se pudo entender con sencillez la enorme importancia de los sistemas de inspección de trabajo para los países, especialmente uno como el nuestro en el que el recurso humano es uno de los bienes más preciados para la economía, al recordarnos que a partir de su función dirigida a la protección de los derechos laborales, las inspecciones de trabajo son mucho más que un simple órgano administrativo, al ser la norma laboral de interés de toda la sociedad y trascender al simple interés de las empresas, industria o comercio.Actualmente, nos dice la profesora, las inspecciones son un soporte fundamental de las instituciones sociales vigentes, pero también son vigilantes del sano funcionamiento de los mercados, al evitar la llamada competencia desleal mediante dumping social entre las empresas. Asimismo, destaca que el enfoque de las inspecciones debería ser educativo, previniendo e informando, sin optar siempre por la represión o la sanción.
Dicho lo anterior, entiendo y concuerdo con la intervención de la citada especialista, que destaca que es de interés de todos los actores sociales, empresas, trabajadores, asesores legales y sobre todo la sociedad, tener una inspección laboral robusta y eficiente.
Sin embargo en Costa Rica, usualmente desde afuera se observa a la inspección de trabajo como un ente parcializado, un obstáculo para el libre funcionamiento de las empresas y que entorpece su marcha a partir de sus visitas y la realización de prevenciones fundamentadas en opiniones jurídicas contrarias –lógicamente– a las que tengan los entes patronales.
Por lo tanto, teniendo en cuenta la importancia de las inspecciones de trabajo que nos recuerda la profesora Vega, y en un ejercicio de responsabilidad, debería considerarse la existencia de un interés por parte de las empresas y trabajadores, de colaborar mediante un vínculo público privado con la cartera ministerial, que permita desarrollar plenamente las funciones de las inspecciones.
En esta alianza podría desarrollarse, entre muchas otras ideas, la creación de comisiones de trabajo para el desarrollo en conjunto de criterios jurídicos consensuados que permitan el alineamiento del proceder empresarial con las solicitudes de la inspección, desembocando en la existencia de seguridad jurídica para todas las partes, el beneficio a la economía costarricense, y fundamentalmente la protección eficaz de los derechos laborales de los trabajadores de nuestro país.
Es claro que esta es una propuesta de difícil concreción; no obstante, a la luz de nuestra realidad nacional y de la necesidad de seguir compitiendo eficientemente en los mercados internacionales, no debería ser desechada sin analizarse. Existimos muchos desde afuera dispuestos a poner nuestro grano de arena.