El ser humano es un ser psico-bio-social y así lo ha definido la OMS. De tal forma que cualquier expresión suya debe verse en este contexto. Recientemente se ha escrito en la prensa sobre la problemática de la salud mental en nuestro país, tema muy antiguo. No obstante en esta ocasión se involucra directamente a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) en esta problemática y no debería ser de otra forma.
Es la institución encargada de atender a las personas enfermas, de desarrollar medidas para la prevención de dolencias, de estimular estilos de vida saludables en la población, así como de implementar procesos de rehabilitación. Pero ¿es la única institución responsable de todo esto? No. El papel del Ministerio de Salud debe ser crucial, las universidades deben participar activamente en este trabajo y otras instituciones estatales son fundamentales para que estos objetivos se alcancen.
Por ejemplo, los altos índices de salud que tiene el país en otros campos, se deben no solo a la CCSS sino al Ministerio de Salud, Acueductos y Alcantarillados, al ICE, al Ministerio de Transportes, a las universidades públicas, etc.Por eso cuando se habla de salud mental, debe enfocarse el problema en esa dimensión y bien plantea la señora Gerente Médico de la CCSS que la institución no es culpable directa de la aparición de la enfermedades mentales; ni de las enfermedades cardiovasculares, ni de los accidentes de tránsito, sumaría yo.
Pero entonces ¿cuál es la responsabilidad de instituciones como la CCSS y la UCR en el caso de las enfermedades mentales? Muy diversa. Tocaré solo un aspecto en este artículo. Los pacientes acuden a la CCSS para ser tratados de una enfermedad mental y su manejo debe ser integral. La mayoría de las enfermedades mentales son crónicas y por lo tanto, ser analizadas en esta realidad.
El enfoque que debe predominar en el manejo de estas patologías es el interdisciplinario. Médicos generales y especialistas, psicólogos, trabajadores sociales, especialistas en rehabilitación mental, sociólogos, antropólogos, ONG’s, deben conformar equipos de trabajo con las comunidades para atender a estos pacientes y sus familias desde los servicios de salud, sean hospitales, clínicas o EBAIS. Este concepto de trabajo es más racional, efectivo y eficaz.
Es imposible que un solo profesional o profesionales aisladamente puedan resolver esta problemática ni la de un paciente. En el hospital San Juan de Dios, desde hace 17 años conformamos una clínica para la atención interdisciplinaria de los pacientes VIH/sida con excelentes resultados, los que podemos palpar día a día, a pesar de que se ha insistido en la participación de un profesional en psicología y la institución no ha mostrado interés al respecto.
Por eso, las altas autoridades de la institución deben creer en este enfoque de las enfermedades crónicas. Bueno y la UCR ¿qué papel tendría? Por un lado estimular el trabajo interdisciplinario en los estudiantes de ciencias de la salud, incluyendo psicología. ¿Han cumplido los TCU con este objetivo? Lo desconozco. Que se estimule más la formación de los profesionales en psicología en la parte clínica de esta disciplina y que la CCSS los contrate con más facilidad, algo que hasta ahora ha sido solo un deseo ferviente. Realizar estudios epidemiológicos sobre las enfermedades mentales.
Desde el trabajo interdisciplinario, estimular los estilos de vida saludables en las comunidades, empezando por la UCR en sus diferentes campos y recintos. Solo son algunas ideas que se pueden desarrollar fácilmente. La salud mental es un problema complejo, pero no debemos seguir perdiendo tiempo en la formulación de planes que no se cumplen y en elucubraciones teóricas que son importantes, pero no prioritarias en este momento.
El Ministerio de Salud y otras instituciones del sector público deben cumplir el papel que la ley les confiere.