Como una ‘gran’ noticia el periódico La Nación anuncia en su edición del 8 de octubre la re-activación de dos radares estadounides localizados en Nandayure y Cerro Azul.
La publicación hace alarde de la exitosa labor de control anti-drogas que ha hecho el país con ayuda de EE.UU. Así mismo, el diario enfatiza en las bondades de la donación de dos embarcaciones por parte del Comando Sur del ejército estadounidense. Es necesario desmontar varias mentiras.
La re-activación de dichos radares en Guanacaste no es novedad – como pretende presentarlo el diario oficialista – sino que se acuerda desde Agosto del 2008 mediante un ‘Memorando de Entendimiento’ entre ambas naciones (MOU-US 08-153).
Según La Nación, los radares se limitan a cumplir con la función de “detectar aeronaves y embarcaciones del narco internacional”, pero no explica cómo. Los radares – según el memorando – funcionan con tecnología TADIL (sin especificar cual de sus variaciones). Esta tecnología puede encriptar y enviar señales a bases en localización ajena al territorio donde se encuentran los radares así como puede transmitir la información a aeronaves.
Claramente no se trata de una simple tecnología para detectar ‘aeronaves y embarcaciones’, sino un potente componente militar que concuerda con los nuevos diseños militares del ideario estratégico del Departamento de Defensa estadounidense.
El Full Spectrum Dominance, la doctrina militar que se viene aplicando desde el gobierno de George W. Bush y que Obama continua, consiste en la dominación de todas las modalidades de guerra (agua, tierra, cielo, información). El gobierno estadounidense ya ha declarado formalmente al gobierno del presidente Chávez como ‘amenaza para la Seguridad Nacional’.
El objetivo primordial es eliminar a los gobiernos de izquierda de la región, ya que – en tiempos de crisis y con dos guerras en Medio Oriente – el aparato estadounidense requiere de todo el combustible posible, y ojala en los precios más baratos, que garantizaban las oligarquías de la región.
Según el investigador colombiano Hernando Calvo Ospina, la base de Manta y los radares en la isla de Aruba fueron decisivos para orquestar el golpe de Estado en Venezuela del 2002. La participación de unidades militares en la base Palmerola en el reciente golpe de Estado en Honduras aun no puede ser descartada. Se trata de una nueva ofensiva militar continental de control y vigilancia perpetua.
Los radares que operen en Guanacaste – que según el memorando serán utilizados solo para fines de luchar contra el narcotráfico – pueden transmitir toda esa información a las futuras bases colombianas. Inclusive la tecnología TADIL (según su versión) puede detectar y transmitir detalles de capacidades balísticas, y la empresa Raytheon – que opera en Costa Rica – participa en proyectos de desarrollo de este tipo de tecnología.
Costa Rica es ahora un punto estratégico para EE.UU. No debe de sorprender que este esquema haya sido planificado desde antes. Tampoco debe de sorprender que de ahora en adelante nuestros futuros gobiernos tengan que adherirse sistemáticamente a la política exterior del gobierno estadounidense, de la misma forma que Abel Pachecho le declaró la guerra a Irak. Cabe repasar el capítulo de Seguridad Esencial del TLC (CAFTA-RD) para comprender los alcances de este nuevo proyecto.