Reseña de San Nicolás, conocido también como Santa Claus o Papá Noel

Nicolás de Myra, por el lugar en que fue obispo, o Nicolás de Bari, por el lugar donde fueron trasladados sus restos

Nicolás de Myra, por el lugar en que fue obispo, o Nicolás de Bari, por el lugar donde fueron trasladados sus restos por unos mercaderes que los roban en el siglo XI, nace en la costa mediterránea de Turquía en la región de Lycia, en el puerto de Pátara.   Fue hijo de una familia cristiana muy rica de la cual hereda una gran fortuna que ocupa para ayudar a los más pobres.   Siendo muy joven es escogido como obispo de Myra y convocado por el emperador romano Constantino I el Grande como integrante del primer concilio ecuménico celebrado en el año 325 en Nicea.

Desde aquellos tiempos y con el correr de los siglos se han contado muchas historias y leyendas de la vida de San Nicolás, que nos ayudan a entender el carácter extraordinario de este santo y por qué es tan querido y respetado como protector de los necesitados. Uno de los relatos que nos muestra la personalidad de San Nicolás, narra que en el puerto de Pátara, donde vivía Nicolás, había un hombre muy pobre y enfermo que tenía tres hermosas hijas.   Sin nada para comer solían salir todos los días a la calle a pedir limosna, hasta que un día, algunos hombres les propusieron ejecutar vergonzosos actos a cambio de dinero, y decidieron que no saldrían más a pedir ayuda por caridad.   Al escucharlas su Padre, les pregunta, ¿qué os han dicho?   Propuestas que ofenden, contestan las muchachas.   El Padre molesto les dice: entonces no queréis salvar vuestras vidas ni la de vuestro padre, pues con mi enfermedad no puedo trabajar y ahora ustedes no quieren cooperar.   Con lo que entendieron que debían continuar ese penoso camino para traer alimento y medicina a la casa, porque no había trabajo remunerado para las mujeres en aquellas épocas.  Así, terminó la discusión.   No se habló más aquella tarde, ni se cenó, porque no había que comer, y mientras lloraban su vergüenza durante la noche, las tres hermanas escucharon un ruido extraño dentro de la casa, al revisar, vieron que en la chimenea, donde habían dejado sus medias de lana secando, había una que tenía 50 monedas de oro.   Con esto, se acababa la miseria y hasta habría suficiente dinero para dar la dote del matrimonio de una de las tres.

A la noche siguiente, otra sorpresa semejante, 50 monedas de oro cayeron en otra de las medias.

¿Quién será?, se preguntaban ellas.

El padre que había recobrado su buen humor, les dice: dejaos de cavilaciones.   Debéis de ser más listas para conocer a vuestro bienhechor.   Ustedes son tres, por lo que aún falta el regalo para la más pequeña, así que, mañana al caer las monedas por la chimenea salen afuera para descubrirle.

Las doncellas hicieron lo que les indicó su padre y al salir de la casa vieron al generoso y delicado Nicolás, cuya riqueza le servía para hacer el bien a sus semejantes, pero no solo para calmar el hambre, sino que, San Nicolás podía ver en hombres y mujeres su autodeterminación, por lo que procuraba ayudar a los demás en el sostén de la persona como un ser que se realiza a sí mismo. Además, ha mantenido la costumbre de llevarles regalos a los niños en Nochebuena.

¡Feliz Navidad!

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