Hace poco más de un mes se inició una nueva etapa en la política costarricense, el bipartidismo llegaba a su fin, el nuevo partido en el poder, que cuenta con un gran número de exmilitantes mariachis y pericos, prometía un cambio en la forma de hacer política. Hoy, una serie de contradicciones han puesto en entredicho el discurso utilizado por el PAC desde sus albores. Por primera vez el PAC lo está entendiendo: una cosa es ser oposición y otra Gobierno.
Según la I.C el Gobierno quiere quedar bien con todos, y eso hace que no quede bien con ninguno. La Alianza Evangélica fue un poco más severa, al decir que muchos deben estar asustados de haber votado y no ver un cambio. El mismo Ottón Solís le ha pedido al gabinete que respeten el Código de ética.Ejemplos de contradicciones en este mes sobran: su cambio en cuanto a la reforma energética, que en campaña criticó al ML y al PLN, para llegar al Poder y tomar la iniciativa de estos; su facilidad para negociar derechos humanos con tal de obtener poder en la Asamblea Legislativa, negociación que no prosperó por el descontento que generó en redes sociales, para luego izar la bandera de la diversidad en la Casa Presidencial, tratando de calmar las aguas.
Señalar durante años un órgano como la DIS en la Asamblea Legislativa, con diatribas incendiarias, para hoy, con el poder en la mano, hacerse de la vista gorda con sus mismas peticiones y críticas, misma suerte que parece llevará el CONAVI, pues dentro del Plan Rescate del PAC, en el apartado “10 compromisos con Costa Rica”, en el punto 1 “Desarrollar y mejorar la infraestructura de transporte”, citaban el cierre del CONAVI, pero en la página oficial del Ministerio de Obras Públicas y Transportes se anuncia una inversión de ¢1.140 millones en demarcación de la red vial nacional.
El tomar posición durante la crisis de los maestros, dándoles el voto de apoyo, para tomar el poder los días siguientes, y ahora sí, sintiéndose autoridad, y demostrando poca pericia para negociar, terminar amenazando con declarar ilegal la huelga. Sin duda Luis Guillermo le debe el buen resultado a “fuerzas divinas”, pues si la Iglesia Católica no hace de mediadora, posiblemente aún persistiría.
Las inconsistencias en el actuar del nuevo Gobierno han calado hasta en sus aliados del 1 de Mayo. El Partido Frente Amplio ya alzó su voz condenando la derogación del Decreto P-30 de la expresidente Laura Chinchilla, que negaba la posibilidad de que el Estado negociara con evasores fiscales, aspecto que dejó ver a un Helio Fallas −ministro de Hacienda− afirmando una cosa y Luis Guillermo Solís otra totalmente distinta.
También la decisión del Poder Ejecutivo de intervenir y nombrar cuatro miembros de la Junta Directiva del Banco Popular ha tenido pleno rechazo por muchos sectores, pues la decisión contradice la promesa de regresarle la autonomía a la Asamblea de Trabajadores del Banco Popular.
Por la boca muere el pez dice el viejo refrán, y así parece reconocerlo el socialcristiano Rodolfo Piza, cuando haciendo uso de sus ya casi frases “celebres” afirmó que “el PUSC no será comparsa del Gobierno”, pues al parecer no está cumpliendo el pacto donde el PAC ganó la presidencia del parlamento.
El 7 de mayo Luis Guillermo se reunió con Laura Chinchilla; al concluir la reunión declaró encontrar un Estado sano; 22 días después se contradice en una entrevista a La Nación, al decir que encontró un país “encharralado”. Desde el primer decreto presidencial se podía vislumbrar lo que veríamos en el mes entero; en ese primer decreto pedía intervenir 9 alcantarillas en el país, ignorando que ya 7 de ellas habían sido reparadas.
Las inconsistencias de este mes no son exclusivas de Casa Presidencial. También han existido quejas por parte de varios diputados, por la forma como preside el Plenario el diputado Henry Mora Jiménez, acusándosele de quitar arbitrariamente el uso de la palabra.
Luis Guillermo Solís ha pedido que lo dejen gobernar, que le den 100 días y después de ahí que le critiquen lo que se deba criticar y aplaudan lo que merezca aplauso; hay que ser realistas, no se gobierna con varita mágica; no obstante, a tan sólo un mes hay puntos cuestionables, como los cambios de posiciones con los cuales se vendió un candidato en campaña o un partido siendo oposición. Para que este respete sus propios principios, peticiones y críticas a Gobiernos anteriores, no es necesario tener 100 días en el poder, sino, ser consecuentes.
