Se ha hablado en muchas oportunidades del asunto de que los hospitales centrales ya no dan abasto para formar más residentes médicos sin sacrificar la calidad de su formación y la atención médica de los pacientes.
Entonces, ¿cómo podrían las universidades privadas cambiar este escenario, el cual no depende tanto de los centros educativos, sino más bien de la capacidad de la CCSS de sustentar el proceso? No solamente estamos hablando del recurso humano (los profesores) sino también del espacio físico, como salas de cirugía y quirófanos, por ejemplo, y de la disponibilidad de equipo especializado.
En estos momentos el Programa de Posgrado en Especialidades Médicas de la Universidad de Costa Rica, conjuntamente con las autoridades de la CCSS, está abriendo la posibilidad de ampliar la extensión de los “hospitales-escuela”, utilizando otros centros de salud. Esto para que los residentes puedan realizar algunas de sus rotaciones y prácticas de capacitación en hospitales como los de Heredia, Alajuela y Cartago, entre otros.
Por otra parte, en Limón, la UCR, a través del Sistema de Estudios de Posgrado, está realizando en forma conjunta con los directivos de salud del área y la sociedad civil, una serie de proyectos con el objetivo de promover el aumento de especialistas en la región, ya que es un área con grandes deficiencias en la atención y de donde se refieren muchos pacientes a otros centros de salud, con el riesgo que esto presupone y la presión que esto crea sobre los hospitales centrales.
Si el interés es realmente ayudar a la sociedad costarricense a través de la formación de más médicos especialistas, entonces se podría repensar lo que ya se hizo en el pasado, fomentar la colaboración entre las universidades privadas y los hospitales privados. Al final, sabemos que muchos de estos especialistas terminarían de todas formas ejerciendo sus labores en la práctica privada y no en la Seguridad Social.
Si las entidades públicas comparten los mismos principios y objetivos, es natural que se asocien para cumplir metas comunes, utilizando para eso, fondos públicos. Lo más lógico sería, en consecuencia, que lo mismo pudiera propiciarse entre entidades privadas.