Buscarán control total de Centroamérica: Triunfo de Chinchilla contribuye al reposicionamiento de EE.UU. en la región

En el futuro gobierno de Laura Chinchilla no se vislumbran cambios importantes en política exterior, respecto de la que ha mantenido la  administración de

Consideran que Óscar Arias seguirá gravitando en la política exterior del gobierno de Chinchilla.

En el futuro gobierno de Laura Chinchilla no se vislumbran cambios importantes en política exterior, respecto de la que ha mantenido la  administración de Óscar Arias, aunque no es de descartar un mejor diálogo con los gobernantes de la región, con los cuales el actual mandatario ha estado enfrentado, señalan analistas.

Andrés Mora, magíster en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional, prevé una continuación de la política exterior del futuro gobierno, aunque encuentra posibles matices en dos escenarios: Centroamérica y el resto de la región latinoamericana.
Lo más interesante para Centroamérica, dentro de lo que propone el programa de gobierno de Chinchilla en política exterior, es darle continuidad al Plan Mérida, el programa de cooperación en lucha contra el narcotráfico que impulsa EE.UU para México y Centroamérica, y que tiene un componente geopolítico importante, señaló Mora.
Hay quienes ven este plan como el gemelo del Plan Colombia; ya que contiene cooperación militar y policial, y le abre una importante puerta de entrada a EE.UU. En México ya genera una crítica fortísima, porque se ve cómo la guerra contra el narcotráfico abre otras puertas muy peligrosas y el país termina militarizándose.
“Si uno ve el discurso de Laura, se alinea con los ejes maestros de la acción política de EE.UU   para Centroamérica,  que hoy día se canaliza a través de la lucha contra el narcotráfico”, apuntó.
Consideró que es evidente la influencia que Arias va a seguir teniendo en el gobierno y la política exterior, y está por verse si habrá algún cambio en los nexos con los países centroamericanos.
Recordó que la gran dificultad en los nexos con Centroamérica ha sido la relación con Nicaragua y los  resquemores que hay en la región por las posiciones “anti-integracionistas” de Costa Rica.

En cuanto a la región latinoamericana, particularmente el sur del continente, el analista encuentra interesante que el programa de gobierno de Chinchilla plantee la idea de acercarse a los países  como Brasil y Chile, que son los “modelos correctos”, a través de instancias como la Unión de Naciones de Suramérica (UNASUR). Sin embargo, habría que ver si eso se cumple, si se toma en cuenta que el gobierno de Arias estuvo muy alejado de los procesos que se han venido dando en América del Sur, y ha sido muy crítico en algunos casos.
“Ella por lo menos insinúa que va a buscar alguna acercamiento con UNASUR, pero no con el ALBA (Alianza Bolivariana de América), donde se nota una visión ideológica muy marcada”, apuntó Mora.
Recordó que América Latina ha tenido una década de cambios importantes, con gobiernos de izquierda y centroizquierda, pero desde el año anterior ya hay señales que marcan un quiebre en ese proceso, sobre todo tras el golpe de Estado en Honduras.  La pérdida de las elecciones por parte de la alianza de centroizquierda gobernante en Chile marca una señal más en el contexto latinoamericano, de que ese proyecto social y popular ya está mostrando agotamiento, o que bien, que tiene que ir más allá y radicalizarse.
En Centroamérica, esa década de cambios se manifestó con la llegada al poder de Daniel Ortega a Nicaragua, lo que,  con todas las críticas que se le puedan  hacer a Ortega, era la vuelta del Frente Sandinista al poder por vía de las elecciones, lo cual enviaba un mensaje.
Por otro lado, estuvo el giro que hizo Manuel Zelaya en Honduras de ingresar al ALBA, y no solo él, sino otros países centroamericanos y del Caribe que entraron también al proyecto de Petrocaribe, y de esa forma Venezuela empezó a gravitar con fuerza en Centroamérica.
Además, en el 2009 vino el triunfo de Mauricio Funes en El Salvador, y aunque a él no se ubica en la izquierda, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) sí se define como de izquierda y antiimperialista, lo que creaba un escenario interesante. Pero luego hay una ruptura que se da primero con el triunfo de Ricardo Martinelli en Panamá, que saca al llamado “torrijismo” del poder, y pocos meses después viene el golpe en Honduras,  que fue exitoso y neutralizó una condena universal que no tuvo efecto, lo que marcó de cierta manera hasta dónde podía llegar esa ola de cambios que experimentó Latinoamérica.
Eso tiene que ver con un reposicionamiento de EE.UU. en América Latina. Hay una frontera política para EE.UU. que es Colombia; más allá su influencia en la región se  ha debilitado.
Lo que ellos han hecho es reafirmar el control entre México y Colombia con la Iniciativa Mérida y el Plan Colombia, mediante el impulso a la guerra contra el narcotráfico y el terrorismo, y a través de esos acuerdos envían militares y policías a la región.
Para Mora, el resultado electoral en Costa Rica viene a reafirmar estas tendencias, con lo que ya hay en Panamá y Honduras, donde Porfirio Lobo encabeza un gobierno afín a EE.UU. En El Salvador, aunque el FMLN mantiene posiciones muy críticas hacia EE.UU, Funes guarda distancia del partido y hay presiones de la embajada estadounidense para que no se acerque al ALBA ni a nada que tenga que ver con esos países.
En Guatemala, el Gobierno de Álvaro Colom tiene una situación muy frágil, con una crisis institucional que ha enfrentado, mientras que Nicaragua está bastante aislada por todas las críticas de  fraude electoral y el manejo de la situación institucional por parte de Ortega. De modo que, de alguna manera, Centroamérica pasará de nuevo a estar bajo total control de EE.UU., subrayó Mora.

CONTINUACIÓN

El sociólogo y analista político Daniel Camacho no cree que Chinchilla “quiera ni necesite cambiar” la política exterior que ha seguido Óscar Arias, así como no cambiará la política económica.
Ella va a seguir con las negociaciones de libre comercio con Singapur, con la República Popular China, la atracción de cierto tipo de inversión extranjera, las relaciones con el Medio Oriente. Tampoco ve variantes en las posiciones en los foros internacionales, ni que tenga que cambiar el “alineamiento suave” con EE.UU, sobre todo ahora que esa potencia se “ha alivianado un poco, aunque las contradicciones que hay dentro del gobierno de Obama las esté ganando la gente más imperialista.”
Por otro lado, Chinchilla no va a compaginar de ninguna manera con la nueva izquierda latinoamericana que, además se está debilitando, porque perdió Eduardo Frei en Chile, los Kischner van para la derrota en Argentina y ya perdieron el control del Congreso. Están firmes Evo Morales, Correa y Hugo Chávez, pero éste está desgastándose mucho. “Creo que Laura tratará de estar lo más lejos posible (de dichos gobernantes) y si acaso los saludará en las reuniones latinoamericanas”, comentó Camacho.
No obstante, en las relaciones con los países agrupados en UNASUR, puede que haya un cambio respecto de la línea seguida por Óscar Arias, “quien aborrece a todo lo que sea unión de países latinoamericanos, sobre todo ahora que hay esos gobiernos de izquierda, porque sabe que no lo quieren a él. Está muy claro que son concepciones diferentes.”
“Cambios de alguna importancia no veo. A lo mejor hasta deja a Bruno Stagno (Ministro de Relaciones Exteriores), porque además ahí va a estar la larga mano de Óscar Arias, quien va a seguir gravitando, y probablemente va a salir con el puesto de embajador itinerante o con algún otro puesto de alta figuración”, afirmó Camacho.
No obstante, consideró que a diferencia de Arias, que es un “liberal populista”, Chinchilla es una social demócrata de centroderecha y, si es prudente con el lenguaje, quizá pueda tener mejor diálogo, pues Arias ha estado muy enfrentado a los gobernantes de la región.
“Podría haber algún cambio en relación con Óscar Arias, porque ella es más socialdemócrata que Óscar Arias. Arias es un liberal populista. Si usamos bien los términos, ni Chávez, ni Lula son populistas. En ciencia política el populismo es un término preciso: es cuando un líder con un programa procapitalista desarrolla algún tipo de alianza con sectores subordinados de la población otorgándoles algunas ventajas a cambio de su apoyo electoral. Ese es Óscar Arias. Es más populista que Chávez, quien no es populista porque no tiene un proyecto burgués.”
El de Arias sí es un proyecto burgués y coquetea con sectores subordinados, incluso obreros  y otros sectores, otorgándoles algunas ayudas sociales muy publicitadas, como el programa Avancemos, para mantener el proyecto. “Laura podría separarse de alguna manera de Arias en eso, aunque ella tiene contrapesos que le puso Arias”, concluyó Camacho.
 

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