El gasto público del gobierno general orientado a la inversión de la población infantil ha crecido en los últimos años, de acuerdo con una investigación financiada por el Fondo de las Naciones para la Infancia (UNICEF) y realizada por el Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE), de la Universidad de Costa Rica, comprendida entre el 2000 y 2008.
Costa Rica se ubica como uno de los países de la región que más esfuerzo realiza en materia de inversión social, ya que durante esta década aumentó casi un 31% real, pues en 2000 era del 16%, y aunque en 2002 experimentó una caída, en 2008 llegó al 18,8%.
Aunque la composición de la inversión social arroja pistas sobre la asignación que hay del gasto entre los diferentes grupos de población, sobre todo la infantil, el informe hace énfasis en que ésta, aún es insuficiente y se requiere precisar con mayor claridad la información disponible y mejorar la inversión social dirigida a este grupo.
En el año 2008 la población infantil recibió una inversión que rondó el billón de colones, equivalentes al 6,5% del Producto Interno Bruto (PIB) y un 27% del gasto público. Esa inversión social asignada al grupo de menores de 18 años, representa el 35% de la inversión social total.
Ante estas cifras, si confrontamos el peso que tiene la población infantil en el país, que es casi del 32% -en 2008- del total de ciudadanos, es evidente que está recibiendo una porción un poco mayor a su nivel poblacional.
Esa progresividad generacional de la inversión social no se encontraba a inicios de la presente década, según el informe, por lo que se muestra un avance hacia el cumplimiento de los derechos de la niñez y adolescencia.
INVERSIÓN DE PESO
El área en que más se invierte para la infancia es la educación, la cual representa un 57%. Es decir la mayor cantidad de recursos llega a los niños por los servicios educativos, particularmente en primaria y preescolar, niveles que ocupan un 28% de la inversión educativa.
De cada tres colones, dos son invertidos en la formación de este grupo ocupacional, lo que mejora la progresividad generacional de la inversión social, particularmente si se canaliza a reducir las brechas de acceso y retención en la secundaria.
El segundo sector de mayor importancia en la inversión para la infancia es la salud, que concentra un 28% de los recursos, lo cual significa un tercio de la inversión en salud, ligeramente menor a la proporción de la población infantil en su conjunto.
Aparte de los programas de nutrición dirigidos a la población preescolar, los niños se benefician de servicios de salud menos sofisticados, como la consulta externa y atención primaria, así como programas de control del crecimiento, desarrollo del niño, prevención de la enfermedad e inmunización.
Por otra parte, el área de vivienda y territorio es la tercera en que más recursos se invierte para la infancia, aportando un 10% de la inversión social. Mientras que en la parte de seguridad social se brinda únicamente un 4%, pues estos programas tienen recursos limitados, sobre todo porque están relacionados con el pago de pensiones a adultos mayores.
Para el 2008, la población total era de 4,4 millones de personas, y los menores de edad estaban cercanos al 32%, es decir 1,4 millones, lo que significa que la inversión social se situaba en los ¢640 mil anuales, pero para los menores (0 a 18 años) fue de ¢699 mil colones por año.
Esto indica que la mayor proporción de la inversión educativa que percibe la población infantil, compensa la poca inversión que tiene en seguridad social, que está enfocada en su mayoría en la población adulta.
Juan Diego Trejos de IICE
Mayoría de gasto social llega a escolares
Inversión social corresponde a los más necesitados
María José Núñez
UNIVERSIDAD entrevistó a Juan Diego Trejos, experto del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la UCR y encargado de la investigación realizada sobre la inversión y gasto social en la infancia del país.
Trejos explicó que los resultados cubren un período de 2000 a 2008; sin embargo, hasta ahora fue publicado por la UNICEF y que sería bueno actualizarlo hasta 2010 para ver los cambios que se han dado a la fecha.
A pesar de ello, los datos son recientes y dan un marco general sobre la situación de la inversión social que se lleva a cabo para esta población costarricense. De ahí, resalta, que el gasto social dirigido a la población infantil ha crecido.
Los tres grupos en que se divide la investigación son los niños de preescolar, que van de los 0 a los 5 años, los escolares de 6 a 12 y los jóvenes de 13 a 17.
¿Cómo está dividido el gasto social?
– Cuando se separa por grupos el gasto social, la mayoría llega a los escolares, porque la mayor inversión está orientada a la educación y en esta edad la cobertura es casi del 100%, además del acceso total que tienen a los servicios de salud.
Para los preescolares, en materia de inversión educativa el Estado llega poco, hay pocos programas dirigidos a este sector infantil, pues en términos de cuido lo único que hay son los CEN-CINAI y la atención primaria en salud.
En la primera infancia reciben poco del gasto, por lo que no es casualidad que este gobierno esté impulsando la Red de Cuido como programa estrella.
En los jóvenes no es tanta la inversión, pues continuamos con muy poca permanencia en la secundaria, aunque ha mejorado un poco. Adicionalmente este sector accede poco a los servicios de salud.
¿Cómo es el gasto por nivel de ingresos y zonas del país?
– Podemos decir que la equidad en el gasto, también aumentó, pues la inversión en la población infantil de los hogares más pobres recibe más inversión social que aquellos que se ubican en los quintiles más altos.
En cuanto a niños y niñas la proporción es igualitaria, no se hace distinción en ese segmento.
Por zonas también hicimos el análisis y vimos que en materia de salud y educación hay una progresividad regional, es decir las zonas más reprimidas, como son las rurales, son las que más reciben del gasto.
¿Esos programas en los que se invierte responden verdaderamente a las necesidades que tiene la población infantil?
– Lo que hicimos fue analizar la cantidad de inversión que llega a cada grupo poblacional. No nos enfocamos en su eficiencia, no sabemos si es muy o poco o si es de calidad. Tampoco vimos la eficiencia del gasto, pues sabemos que la mayoría se va a los niños en edad escolar, pero no sabemos si les está llegando lo adecuado.
¿Cumplen las inversiones con las legislaciones establecidas?
– En este caso la única legislación que existía al 2008 era que se debía trasladar a educación el 6% del PIB. En ese momento por poco no se cumplía, pero ahora se estableció que es el 8%, entonces las cifras estarían lejos de cumplirlo.
En otros programas no existen límites.
¿Considera usted insuficiente esta inversión?
– Yo considero que todavía es insuficiente, en la primera infancia hay muy pocos programas y una baja cobertura, ahí hace falta aumentar el gasto.
Hay una gran demanda en desarrollo de la primera infancia y una baja capacidad de atender a esta población.
También hay insuficiencia en la cobertura de secundaria para los jóvenes. Se requieren más colegios, más aulas, más personal, mejorar la oferta educativa y programas de educación sexual.