Es un espejo de lo que podría pasar en el futuro, advierten grupos sociales costarricenses
Un impuesto al jarabe del maíz, usado en la elaboración de gaseosas, provocó la represalia de EE.UU. contra República Dominicana. (foto AFP).
El impuesto de 25 % que aplica desde septiembre pasado República Dominicana al jarabe de maíz, materia prima de las bebidas gaseosas que producen grandes compañías estadounidenses, está a punto de dejar a este país fuera del tratado de libre comercio entre Centroamérica y Estados Unidos (CAFTA, por sus siglas en inglés).
El representante comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick, envió a mediados de noviembre una carta a los congresistas de su país informando que su oficina prepara una versión alternativa del CAFTA en la que se excluye las secciones relativas a esa nación caribeña.
«Esta versión elimina esas provisiones específicamente aplicables a ese gobierno, pero es por otra parte, idéntica al acuerdo que firmamos el 5 de agosto del 2004,» con los países dijo Zoellick en la carta.
Agrega en la misiva que había pedido a la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos un nuevo estudio que examine el impacto del tratado con Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, sin incluir a República Dominicana.
«Este estudio suplementario se hará relevante si el presidente pide al Congreso que considere la versión del acuerdo de libre comercio que no incluya a República Dominicana,» argumenta la carta.
El diferendo
Las divergencias entre Estados Unidos y Dominicana se iniciaron en septiembre pasado, cuando el Congreso de ese país aprobó un impuesto sobre bebidas fabricadas con jarabe de maíz de alta fructuosa, a pesar de las advertencias de Estados Unidos de que eso pondría en peligro el acuerdo de libre comercio recientemente concluido.
Los funcionarios estadounidenses critican el arancel por ser «una medida proteccionista de los productores dominicanos de azúcar», que viola las obligaciones dominicanas adquiridas al amparo del CAFTA.
El senador republicano Charles Grassley, presidente de la Comisión de Finanzas del Congreso, oficina que recibió la carta de Zoellick, dijo al diario «The Miami Herald» que elogiaba la decisión del representante comercial aunque previamente había respaldado fuertemente la inclusión de República Dominicana en el acuerdo.
«El impuesto discriminatorio de República Dominicana perjudicará directamente a los productores de edulcorantes en mi estado de Iowa. Mientras República Dominicana bloquee el acceso de productos de Iowa, naturalmente que me opondré al acuerdo de comercio con ese país,» dijo.
Tanto Zoellick como Grassley expresaron su deseo de que República Dominicana anule el impuesto para que pueda quedar incluido en el pacto comercial, pero fueron enfáticos en que si no lo hace, quedará fuera.
Grassley manifestó que además Zoellick enviará en las próximas semanas la nueva versión del CAFTA a los gobiernos de Centroamérica para que sea este texto el que presenten a sus respectivos congresos y asambleas legislativas.
«El embajador Zoellick está dando los pasos correctos. El hecho es que mientras Dominicana mantenga su impuesto discriminatorio contra el sirope de maíz, el Congreso de Estados Unidos no debería considerar un acuerdo comercial con ese país», subrayó.
ESPEJO A FUTURO
La situación que enfrenta República Dominicana es calificada por los sectores sociales de Costa Rica como un «espejo» de lo que puede suceder con el país en un futuro.
El asesor legal de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), Mauricio Castro, dijo a UNIVERSIDAD que «esto es un aviso de las consecuencias que puede traer la ratificación del CAFTA, donde nos dirán que podemos y que no podemos hacer bajo el argumento de que afecta a la inversión extranjera».
«Ahora República Dominicana es castigada por un arancel, mañana Costa Rica podría ser sancionada por tasar actividades nocivas social o ambientalmente, por obligar encadenamientos productivos o aplicar cualquier otro instrumento de política pública que sea contrario al TLC», explicó.
«El ejemplo de Dominicana es un campanazo de alerta de las situaciones que hemos venido advirtiendo», expresó.
Para Castro, la posible exclusión del país caribeño demuestra que «no cualquier tratado es bueno por sí mismo, como sostiene el gobierno».
EL MENSAJE ES QUE PROCESO CONTINÚA
El ministro de Comercio Exterior, Manuel González, dio una lectura diferente a la situación. Según dijo a UNIVERSIDAD, las acciones emprendidas por Estados Unidos demuestran el interés de ese país por avanzar rápidamente en el tratado y que «el proceso continúe a pesar de los problemas internos de un país».
«Esta es una situación bilateral que debe resolverse de esa manera. No es un tema que nos involucre, pero hemos recibido un mensaje de compromiso con el tratado y la búsqueda de su ratificación en el Congreso estadounidense a corto plazo», expresó.
Para el ministro lo más importante en este momento es que a pesar de las diferencias entre dos países el proceso no se estanca.
González afirmó que Costa Rica no tomará ninguna posición en el asunto, pero que considera que un país no puede abocarse al libre comercio y ser proteccionista al mismo tiempo, pues «es una contradicción»,
Sin embargo considera que no es correcto que «después de una negociación con uno o varios socios, en la que se definieron lineamientos y beneficios recíprocos, una nación decida ir en la dirección opuesta».
González aseguró que las medidas adoptadas por Estados Unidos «no atentan contra la soberanía de República Dominicana», pues este país, de forma soberana puede mantener el arancel para proteger a su industria azucarera.
«Son las decisiones que enfrenta cada país. Sólo se debe poner en una balanza qué es más importante, la protección de un sector o el beneficio de la mayoría del país y la región», señaló.