Empresarios turísticos claman por amparo ante la asfixia por deudas

Los letreros de “se  vende”  o  «se alquila» se hicieron frecuentes en el centro turístico de La Fortuna de San Carlos y los alrededores

Los letreros de “se  vende”  o  «se alquila» se hicieron frecuentes en el centro turístico de La Fortuna de San Carlos y los alrededores del volcán  Arenal (Foto: Fabián Hernández)

Micros, pequeñas y medianas empresas (mipymes) turísticas de La Fortuna de San Carlos y otras zonas del país claman a las autoridades por la aprobación urgente de mecanismos de apoyo, para salir a flote de las deudas que las ahogan, tras el golpe que les asestó la crisis económica del 2008-2009.

“Que se detenga la matanza de mipymes turísticas en este país”, pidió José Ángel Soro, líder del “Comité coordinador de empresas de turismo en problemas financieros”, durante un foro celebrado el pasado 2 de octubre en la Asamblea Legislativa, adonde acudieron decenas de empresarios del ramo, quienes solicitaron al Gobierno y la banca estatal un cambio de política, para que no solo se apoye a los grandes proyectos turísticos de las empresas transnacionales, sino también a la pequeña empresa, que provee empleo familiar y “democratiza el dólar turístico” en las comunidades donde se desenvuelven.

Al grupo legislador le pidieron dar curso lo más pronto posible a un proyecto de ley que está en trámite de la Comisión permanente especial de turismo, para respaldar a las mipymes en riesgo financiero, y que cuanto antes entre en funcionamiento una comisión integrada por el Gobierno con representantes del sector, tendiente a buscar mecanismos de salvación de las que están en inminente peligro de remate, incluida la posible redacción de un decreto de amnistía mientras se encuentra una solución legal.

Presentes en el foro, el ministro de Turismo, Wilhem von Breymann, y los diputados integrantes de la Comisión de turismo −de los diferentes partidos−, se comprometieron a dar sus mejores esfuerzos para encontrarles solución.

José Ángel Soro, empresario de La Fortuna de San Carlos, dijo que el comité que coordina representa a las mipymes en riesgo financiero de todo el país y se formó para luchar por la reactivación de las empresas turísticas, ante una realidad nacional e internacional que las afecta desde hace cinco años; “muchos aún están en la lucha y otros ya no están con nosotros”, lamentó.

Recordó que en setiembre del 2009, en un hotel de La Fortuna, los propietarios de establecimientos turísticos se reunieron con el fin de “buscar alguna luz a la situación que se avecinaba” por la crisis. Irónicamente, aquel propietario del hotel ya no lo es, porque tuvo que entregar sus instalaciones.

En el país están registradas 2.427 mipymes, y en lugares como La Fortuna y Monteverde −pioneros en el ecoturismo−, el 90% de los establecimientos pertenecen a empresarios nacionales.

En general, las mipymes turísticas son empresas familiares, que al recibir préstamos pusieron a responder el patrimonio y el esfuerzo de la familia; generan empleo regional, encadenamiento de actividades económicas, y beneficios económicos en zonas geográficas desfavorecidas, por lo que su impacto económico es alto, resaltó Soro.

Con una población de alrededor de 4,9 millones de habitantes, Costa  Rica figura como uno de los principales destinos turísticos de Latinoamérica, y anualmente recibe 2,4 millones de turistas que dejan $2.000 millones (¢1.086.000 millones). Una suma equivalente al costo de 25 estadios como el que construyó China en La Sabana, San José.

Tras la crisis económica del 2008-2009, la llegada de turistas disminuyó un 17%, y aunque desde entonces se ha venido recuperando, el ingreso de divisas es menor, debido a que los visitantes ahora son más cautos y gastan menos, informó el ministro de Turismo.

Si bien sigue como una de las principales fuentes de divisas para el país, el turismo ha bajado su participación en la producción nacional. De un 7,5% del Producto Nacional Bruto (PIB) que representaba en el 2004, pasó al 4,5% el año pasado.

Por otro lado, aunque la cantidad de habitaciones ha venido creciendo (suma 46.000 en la actualidad), el número de establecimientos turísticos ha disminuido, lo que evidencia una concentración de la oferta.

Lo anterior, según Soro, “debe analizarse  profundamente, sobre todo si se quiere plantear políticas diferentes a las que hasta la fecha se han venido presentando”.

CAMBIOS

Horacio Quesada, empresario del cantón de Garabito, Pacífico Central, dijo que la suya es una de las pequeñas empresas que se vieron afectadas, debido a una combinación de factores, como la merma en la afluencia de turistas y a un tipo de cambio desfavorable, ya que las tarifas son en dólares y el colón se revaluó, mientras que aumentaron los costos, que son en colones, los intereses subieron y los bancos variaron las condiciones del crédito que habían dado; “en esa encrucijada nos vimos afectados principalmente los que estábamos financiados”, acotó.

“Caímos en una incapacidad de pago y tuvimos que acogernos a protecciones legales, como convenios preventivos. Durante este tiempo nos hemos sostenido gracias a la protección legal, pero no hemos dejado de acumular intereses y entonces hoy día nos vemos ante una bola de nieve, donde es casi imposible salir adelante”, afirmó Quesada.

La afluencia de turismo ya se ha recuperado, pero ha habido cambios en las políticas públicas, que en los últimos ocho años −sobre todo− han promovido a la gran empresa transnacional, en detrimento de las empresas medianas y pequeñas, que generan mucho empleo familiar y distribuyen el ingreso en la comunidad, lo cual no sucede con las multinacionales, que capturan el dólar turístico y se lo llevan, comentó.

Mientras tanto, Ronny Solís, dueño de un restaurante en La Fortuna, relató que su empresa familiar está bajo la modalidad de convenio preventivo de acreedores y así se protege momentáneamente del cierre, “pero la espada de Damocles está encima”. La quiebra no solo acabaría con la actividad comercial de la que depende su familia, sino incluso con la vivienda, ya que todo está junto.

Solís forma parte de la comisión de empresarios en riesgo financiero, que está planteando posibles soluciones de las empresas, para salir adelante.

Para el presidente de la mencionada comisión  legislativa, Luis Vásquez (de la Unidad Social Cristiana), “uno de los grandes retos que tenemos en la estrategia de desarrollo del turismo, es la poca apropiación local de los beneficios de desarrollo que el turismo ofrece”.

“A pesar de la reactivación del turismo a escala mundial, debemos reconocer que la distribución de esta nueva demanda no es uniforme; hay sectores y grupos que han quedado rezagados por falta de capacitación, acompañamiento y aporte financiero para readecuar sus deudas y poder continuar con sus actividades”,  expresó Vásquez, quien comprometió su empeño en la aprobación del proyecto de ley que solicitan las mipymes.

Pablo Abarca, presidente de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), mencionó que sectores gremiales han venido conversando sobre cómo se puede mejorar el referido proyecto, para que pueda ser aprobado en el corto o mediano plazo, con la buena voluntad de los diputados.

Esa sería la solución legal definitiva, pero mientras tanto, hay que ver cómo “se apaga el incendio” de los empresarios, que están a las puertas del remate de sus propiedades, y para eso esperan que entre a trabajar la comisión integrada por el Poder Ejecutivo, para acompañar a estas empresas en busca de una solución integral a su situación. Entre las medidas urgentes han pedido un decreto de moratoria de pago, mientras se logra la solución legal definitiva.

Por su parte, el ministro de turismo confía en que pronto se va a obtener una solución para estas mipymes, con el trabajo de la comisión que se ha conformado con participación de los gremios del sector, y con la aprobación de la ley que está en la corriente legislativa.

“El ecoturismo es lo que nos ha salvado”, aseveró von Breymann al rememorar la anterior crisis del sector y en la que como empresario logró sobrevivir con mucho trabajo y esfuerzo.

Destacó las oportunidades de un sector que genera “el encadenamiento que todos  estábamos buscando”, y con una idiosincrasia costarricense que es por lo que la gente, en primer lugar, además de la naturaleza, quiere venir al país.

El 98% de las personas que vienen al país dicen que lo más les gusta es el calor humano del costarricense y en segundo lugar los parques nacionales, playas y demás atractivos naturales, añadió von Breymann.


En busca de amparo

Horacio Quesada (Jacó, Pacífico Central)

Lo que  pedimos (las mipymes turísticas) es un amparo, después que fuimos inducidos a un financiamiento y caímos en una trampa, porque  nos hicieron demostrar la capacidad de pago bajo ciertas condiciones financieras y de camino nos las cambiaron.

Hay un montón de gente quebrada, empresas que han pasado de manos o han sido rematadas por el banco, que ha recogido empresas por un precio y las ha vendido por la mitad de ese precio a otras personas, dándoles préstamos en mejores condiciones que las que tenía el que estaba, y que habría podido salir adelante si se le hubieran dado esas nuevas condiciones. Lo que pedimos es que se haga justicia; no ha habido mala administración; lo que ha habido es un gran esfuerzo de estas empresas familiares por sobrevivir.

José Ángel Soro (La Fortuna de San Carlos)

En el período precrisis, antes del 2008, el Instituto Costarricense de Turismo proyectaba un crecimiento y decía que había que crear más de 12.000 habitaciones.  De eso hay documentación oficial. En el caso de La Fortuna, los empresarios tenían 2.400 habitaciones y se les dijo que había que hacer 2.500 más, lo cual se cumplió, y en eso los bancos participaron activamente.

No puedo olvidar el día en que el gerente del Banco Nacional de entonces, don William Hayden, anunciaba en un hotel de La Fortuna que quería pasar el 40% de la cartera a turismo. Nos decía: señores, los empresarios se ponen el techo, ustedes son los que se limitan. Entonces en ese momento las mipymes vimos la oportunidad de crecer y las empresas se lanzaron a esa aventura, confiadas en esa responsabilidad compartida con el Estado y los bancos. Lo que no se esperó es que viniera un periodo de crisis tan profundo, con una baja en la ocupación, cambios de las tasas de interés, el tipo de cambio del dólar pasó de ¢590 a menos ¢535, los costos operativos aumentaron, y aquí es donde nos dejan solos o al menos nos debilitan los respaldos que nos daban, y el empresario entró en un proceso de pérdida de capacidad de pago y del patrimonio.

Algunas empresas le pagan a los bancos, pero no le pagan a la Caja Costarricense de Seguro Social, a Tributación, las municipalidades o a las cooperativas. Hay un deterioro de la infraestructura, ya no se pinta ni se cambian las toallas como antes y hay una pérdida de competitividad; esa es la realidad. Muchas personas tuvieron que sacar a los niños de la escuela, después de perder el empleo. En La Fortuna, la deserción escolar del 2010 al 2011 pasó de 2,5% al 12,4%; lo dicen los periódicos. Tampoco se puede ocultar que como resultado de esta situación se da desintegración familiar, descomposición social, aumento de robos, y un desplazamiento del empresario nacional.

A la vez, de un total de 469 patronos, 262 están morosos (56%) y 519 trabajadores independientes también están morosos, lo que quiere decir que ya no son solo los patronos. Aquí  hay algo más profundo que debe llamar la atención.


Turismo en Costa Rica*

Costa  Rica destaca como uno de los principales destinos turísticos de América Latina. Con cerca de 4.9 millones de habitantes, el país recibe 2.4 millones de turistas al año, que dejan ingresos de $2000 millones (¢1.086.000 millones).

De un total de 2509 empresas de hospedaje,  2394 establecimientos (95% del total) tienen menos de 50 habitaciones, 78 tienen de 51 a 100, y 56 poseen más de 100.

Costa  Rica es uno de los países de la región donde el turista deja más: el promedio de estadía es de 12 noches y el gasto $135 por persona al día.

Del 2008 al 2009, con la crisis económica mundial, el ingreso de turistas bajó un 17%; luego, ha estado aumentando, pero la cantidad de divisas ha disminuido, lo que indica que la  gente sigue viajando, pero ya no gasta tanto como antes.

En este período, la cantidad de habitaciones ha aumentado, y alcanzan a 46.000 actualmente, pero el número de establecimientos de hospedaje han disminuido, lo que significa una concentración de la oferta.

*Fuente: Datos suministrados por el ministro de Turismo, Wilhem von Breymann.


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