Organización advierte que se quiere repetir en el sur la fracasada experiencia de desarrollo turístico en Guanacaste.
La decisión del Gobierno de la presidenta Laura Chinchilla de llevar adelante el proyecto de un aeropuerto internacional en la zona sur, pondría en peligro parte importante del patrimonio arqueológico del país.
Las legendarias esferas de piedra, que la presidenta usó como ícono en su toma de poder en mayo pasado, perderían la opción de ser declaradas “Patrimonio de la Humanidad” por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
El peligro fue señalado a UNIVERSIDAD desde julio pasado por la directora del Museo Nacional, Patricia Fumero, y ahora su advertencia cobra vigencia luego de que el proyecto recibiera una declaratoria de “Interés Nacional” por parte del Gobierno, el pasado 15 de octubre.
VECINO INCONVENIENTE
En julio, Fumero denunció en este Semanario que un recorte al presupuesto que correspondía al Museo Nacional, amenazaba con impedir el avance de la candidatura del llamado “Parque de las Esferas”, ante la UNESCO.
Ahora, separada de su cargo por una investigación, Fumero declaró a título personal que la construcción del aeropuerto enterraría definitivamente las aspiraciones de que el Parque de las Esferas sea reconocido internacionalmente.
Esta especialista en patrimonio explicó que las vibraciones causadas por el despegue y aterrizaje de los aviones, así como las actividades propias de un aeropuerto, dañarían seriamente la integridad de las esferas.
“Es contradictorio que la Presidenta se haya pronunciado primero a favor de una declaratoria de interés nacional para el Parque de las Esferas, y ahora se lo dé al aeropuerto”, comentó Fumero.
“El aeropuerto estaría casi encima de las esferas; es la propiedad que está cruzando la calle, y eso simplemente nos dejaría sin posibilidad de presentar la candidatura ante la UNESCO”, acotó.
La historiadora recordó que las ruinas de la civilización Maya en Copán, Honduras, están al borde de perder su nominación como “Patrimonio Arqueológico de la Humanidad”, por tener un aeropuerto internacional a 20 kilómetros de distancia.
“Personalmente me parece irracional; ni en Estados Unidos hay tantos aeropuertos internacionales a tan poca distancia uno de otro. Se están tirando años de trabajo a la basura”, advirtió.
Según Fumero, ya representa suficiente amenaza para el patrimonio arqueológico el proyecto hidroeléctrico Diquís, que también estará cerca del Parque de las Esferas.
ESPERA ESTUDIOS
Por su parte, la directora interina del Museo Nacional, Yolanda Salmerón, aseguró que la posible construcción del aeropuerto en la zona sur va a depender de los estudios de viabilidad, que va a incluir la investigación sobre el recurso arqueológico que hay en la zona y el impacto que sufriría.
“En dichos estudios el Museo Nacional de Costa Rica espera ser un participante más en la valoración, y no será hasta que esté concluido que se podrá saber a ciencia cierta cuáles serían las consecuencias o no de la construcción de un aeropuerto en dicho lugar”, afirmó Salmerón.
La funcionaria detalló que en el caso de los sitios afines a la llamada “Finca 6” en Palmar Sur, desde hace meses se trabaja en un plan de manejo y conservación, para salvaguardar la integridad de las esferas y otras estructuras de importancia histórica.
“En cuanto a la candidatura hemos establecido un plan de trabajo para el próximo año a nivel de investigación, de conservación y de trabajo conjunto con las comunidades, para contar con los criterios que nos permitan reforzar los requerimientos que pide la UNESCO para la inscripción a la candidatura de estos sitios arqueológicos”, añadió Salmerón.
UNIVERSIDAD consultó sobre este tema al ministro de la Presidencia, Marco Vargas, quien aseguró que en cualquier proyecto que se haga se deberá tener los cuidados necesarios en todos los temas, incluyendo ambientales y arqueológicos.
“El hecho de declarar de interés nacional el aeropuerto, que traería desarrollo a la zona sur, no quiere decir ni mucho menos que pongamos en riesgo ningún patrimonio histórico del país”, argumentó.
Vargas alegó que no han recibido ninguna advertencia de peligro para el patrimonio arqueológico y que habría que precisar si los terrenos que valora el Gobierno para la construcción del aeropuerto son los mismos que menciona Patricia Fumero.
Modelo de “pobre desarrollo”
La construcción de un aeropuerto en la zona sur del país, sería una copia del “pobre desarrollo” que se intentó impulsar en las costas del Pacífico Norte, con la instalación del Aeropuerto Internacional Daniel Oduber, en Liberia.
Así lo señala un informe dado a conocer este año por el Centro para Viajes Responsables (Center for Responsible Travel, CREST), con sede en Washington D.C y la Universidad de Stanford, en Estados Unidos.
CREST realizó todo un análisis sobre turismo marino-costero de gran escala en Costa Rica, en el cual se sacrificó lo alcanzado en cuanto a ecoturismo y la pequeña empresa turística, para dar lugar a los grandes desarrollos.
Esta organización recuerda que los planes de desarrollo a gran escala en la costa Pacífica, datan de las décadas de 1960 y 1970, aunque tuvieron que esperar varios años para ver concretados sus dos grandes proyectos: el aeropuerto de Liberia y el Polo Turístico Golfo de Papagayo.
CREST hace ver que este último no generó los “miles” de empleos que se esperaban, pues en el 2008 se reportó que se estaban generando solo 1400 trabajos, a pesar de que los gobiernos de Miguel Ángel Rodríguez (1999) y Óscar Arias (2006) otorgaron declaratorias de “conveniencia nacional” a los proyectos.
Estas declaratorias, dice CREST, permitieron la tala de gran cantidad de árboles, sin que se tenga aún claridad de cuánto fue el daño ambiental causado.
Detrás de los grandes desarrollos, se produjo una explosión de construcciones residenciales en la costa Pacífica (representaron el 74% de las construcciones en 2007), con un modelo de residencias de veraneo que genera aun menos empleos y beneficios a las comunidades.
EFECTOS NEGATIVOS
Asimismo, CREST criticó que este modelo de desarrollo turístico generó impactos negativos para el medio ambiente, entre los que destaca el poner en peligro la disponibilidad del recurso hídrico en zonas de escasez.
“Los problemas incluyen la disposición inadecuada de aguas negras y residuos sólidos, la contaminación de las aguas de ríos y quebradas, así como de playas y del océano, la remoción de bosques y manglares, la destrucción de humedales, suelo y nacientes, y el deterioro de hábitat para la biodiversidad”, dice el documento.
En el ámbito social, la organización reconoce que se dio un incremento en el empleo, sobre todo durante el “boom” de la expansión inmobiliaria en el 2006, pero cuestiona sus beneficios para la población de la zona en el largo plazo.
“Entre el 2003 y el 2008, la alta demanda para trabajos de construcción en la costa del Pacífico, fue satisfecha por costarricenses de otras partes del país y por inmigrantes temporales, principalmente de Nicaragua”, aclara CREST.
Sobre el impacto en la pobreza, la expansión económica en esta región durante el 2006 y 2007 contribuyó a reducir la pobreza extrema, aunque de acuerdo con el informe, esta volvió a retroceder con la crisis económica entre el 2008 y 2009.
Además, la organización destaca que los empleos mejor remunerados se otorgan a personas extranjeras o provenientes del Valle Central, ya que requieren de un nivel de calificación que los locales no tienen.
“Nuestro estudio encontró que este último estilo de turismo (el ecoturismo) ha brindado los beneficios más grandes a las comunidades costarricenses y fue grandemente sacrificado en el experimento de desarrollo de Guanacaste”, reprocha el informe de CREST.
La organización se da por enterada del proyecto que existe para repetir esta experiencia en la zona sur con la construcción de un aeropuerto internacional, por lo que aboga por retomar el modelo de ecoturismo y pequeña empresa turística, que trae mayores beneficios a las comunidades.