Representantes de diversos grupos religiosos y teólogos de diversas denominaciones, alzaron la voz en Costa Rica para pedir respeto e inclusión para las personas Gay, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales (GLBT), como parte del Primer Simposio de Teología Queer, que organizó en el país el Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI).
Obispos de iglesias anglicanas, luteranas y otros grupos que han basado sus prácticas espirituales en la inclusión de la diversidad, participaron en un conversatorio en el que compartieron sus experiencias en busca de una nueva teología, que no discrimine a las personas por su identidad sexual.
Los religiosos clamaron por el respeto a los derechos humanos de la población GLBT y por una actitud “más cristiana” en las diferentes denominaciones religiosas, donde el amor al prójimo sea la base de las relaciones entre las personas.
CAMINO DE INCLUSIÓN
El obispo diocesano de la Iglesia Episcopal Anglicana de El Salvador, Martín Barahona, compartió la experiencia de este grupo religioso, que durante más de medio siglo ha tratado de compaginar su fe cristiana con el respeto y la inclusión de todas las personas, sin importar sus preferencias sexuales.
Barahona narró el proceso de discusiones, e incluso divisiones internas, que llevó a las iglesias anglicanas en Estados Unidos a ordenar como obispo a la primera persona homosexual públicamente declarada en el año 2003.
Para nosotros el tema principal son los derechos humanos, la lucha es por el derecho de todos, sin excluir a nadie, de participar de una manera plena en la comunión. Es poder optar a diferentes ministerios, independientemente de la opción sexual que se tenga”, comentó el obispo.
También reflexionó sobre la búsqueda de una teología que no sea excluyente para las personas GLBT, y sobre todo, que entienda la sexualidad como “un don de Dios” que no se debe reprimir, pues es una forma de comunicarse entre seres humanos.
“Hay que tener una mente abierta para entender que las comunicaciones que establece un ser humano con otro ser humano son múltiples y variadas. De cierta manera esto es lo que causa conflicto a lo interno de las iglesias, porque queremos establecer normas y condiciones para la comunicación entre seres humanos y esto en sí sería una violación a los derechos humanos”, explicó.
Barahona criticó el hecho de que varias denominaciones cristianas utilicen textos de la Biblia para justificar su rechazo a la sexualidad diversa, sin tomar en cuenta el contexto histórico y cultural en que fueron escritos esos textos hace más de 2000 años.
“¿Los autores bíblicos comprendieron lo que significa homosexual? ¿Dentro de su cultura comprendieron lo que es una relación única y fiel entre dos personas del mismo sexo, como lo vemos hoy en día? La palabra homosexual se introdujo en el idioma en el siglo XIX y pedirles a los autores bíblicos comprender lo que significa homosexual es como pedirles entender el Internet”, cuestionó el obispo anglicano.
AMOR Y RESPETO
Por su parte, Melvin Jiménez, obispo de la Iglesia Luterana en Costa Rica, coincidió con Barahona al cuestionar el uso de textos bíblicos para calificar como “pecado” el ejercicio de una sexualidad diversa.
“Los textos bíblicos que condenan la homosexualidad son textos que lo hacen con la misma fuerza con que condenan tocar a una mujer durante el periodo de menstruación. Son textos que responden a un contexto histórico y a una cultura fuertemente patriarcal que ya no podemos aplicar en nuestros días sin violar derechos fundamentales”, argumentó Jiménez.
Reconoció que históricamente las iglesias no han sido congruentes con el mandato de Jesús de Nazaret de “amarse los unos a los otros”, al excluir a lo largo de la historia a diversos grupos por varias razones.
“Cuando por acción o por omisión se violan los derechos de las minorías, todos y todos perdemos: perdemos derechos, el país pierde institucionalidad y democracia, y las iglesias que guardan silencio se vuelven cómplices y obstaculizadoras de los derechos humanos. Pierden pertinencia y razón de ser”, aseguró.
“Estamos llamados a vivir en el amor, en el respeto. Dios no exige a nadie a que renuncie al ejercicio de la sexualidad, lo que nos pide es que actuemos siempre con base en el amor y con respeto a la libertad y la dignidad de la otra persona”, añadió el prelado.
LA IGLESIA GAY
Mientras tanto, Héctor Gutiérrez, obispo de las Iglesias de la Comunidad Metropolitana en México, compartió la experiencia de su grupo religioso que es conocido como la “Iglesia Gay”, pues nació para dar un espacio espiritual a personas homosexuales excluidas de otras religiones.
Gutiérrez narró su experiencia personal como sacerdote católico y cómo fue censurado por apoyar a una persona homosexual, lo que le ayudó a reconocer abiertamente sus preferencias sexuales.
“No saben lo fabuloso que fue para mí decirle al cardenal en su cara que me gustaban los hombres. Mi pregunta principal era ¿es un delito?”, recordó.
“Él me dijo: “bueno, no hay problema padre, siga en la parroquia. Ten relaciones con quien quieras, pero que esté de acuerdo”. Y yo fui el primero que no estuvo de acuerdo. ¿Cómo vivir esa doble moral si yo quería vivir plenamente? No quiero volver al clóset, he probado la libertad que el espíritu me da y es lo que quiero compartir”, compartió el obispo.
Gutiérrez aseguró que inclusive desde la Iglesia Católica les remiten personas homosexuales para que les ayuden espiritualmente, pues los sacerdotes católicos se exponen a ser sancionados si lo hacen.
“Tenemos un compañero solidario en México en el obispo Raúl Vera (católico), que a pesar de que el Vaticano lo ha sancionado por ser tan abierto y tener un ministerio para LGBT en su diócesis, sigue siendo muy amigo y compañero de nosotros. Son varios grupos de católicos que nos los mandan porque no pueden apoyarlos”, indicó.
Esta iglesia cristiana tiene más de 25 años de existencia y recientemente se instauró en Cuba y China, donde se han instalado con un mensaje de apertura para que las personas puedan vivir su fe desde su sexualidad.
Consultado por UNIVERSIDAD sobre el hecho de que Costa Rica mantiene al catolicismo como su religión oficial, Gutiérrez recordó que esa situación está superada en muchos países, incluso de fuerte tradición católica como México.
“En México eso está superado y eso se debe superar en las constituciones; no te puedes casar con una iglesia, no es sano el que un país se case con una iglesia, habría que dejar la libertad de credo, que es lo más sano”, consideró.
Loreto Fernández, teóloga católica:
“Hay que vivir una fe más adulta”
Muy en contraste con las posiciones que expresa la jerarquía de la Iglesia Católica respecto a las personas con orientación sexual diversa, la teóloga católica Loreto Fernández hace un llamado a que sus correligionarios vivan una fe “más adulta” en la que puedan disentir y dialogar sobre lo que no les parece correcto.
Fernández comentó a UNIVESIDAD que la historia ha dado al catolicismo romano un fuerte peso en la vida social, y no en pocas ocasiones su jerarquía ha impuesto una ideología muy distinta al “mensaje originario y las prácticas de Jesús”.
“Creo que en la gente hay un sentido común, y sin haber estudiado teología dicen “esto no puede ser, no se puede ser que discriminemos a las personas por su orientación sexual, que no reconozcamos los derechos reproductivos de mujer”, opinó Fernández.
La teóloga invitó a las personas de “base” en la Iglesia Católica, a tener una actitud más activa y no tener una “fe infantil”, que solo obedece y se queda en silencio ante una jerarquía que no siempre actúa de forma adecuada ante las circunstancias históricas.
“Hay que tener una fe más adulta, que entienda que se puede disentir, que se puede vivir en la diversidad y una fe que también sepa criticar que nunca, bajo ninguna circunstancia, se puede usar la religión, el nombre de Jesús, para discriminar a nadie. Eso es una contradicción vital que hace daño a las personas concretas y reales, eso no puede ser”, señaló.
Fernández recordó que el diálogo y los cambios son posibles dentro de la Iglesia Católica, recordando el espíritu reformador que tuvo el Concilio Vaticano II, en el que el catolicismo se declaró dispuesto al diálogo.
“La experiencia de la fe nos dice que los cambios vienen de abajo para arriba, no podemos esperar que los cambios vengan de arriba. ¿Por qué van a querer cambiar algo que les conviene, que les perpetúa privilegios a un grupo de personas?”, comentó.
“Tenemos que empoderarnos desde las bases y vivir la experiencia del amor de la horizontalidad. Dios es mucho más que la Iglesia Católica”, expresó.