Las caricaturas eran usadas en las campañas de prevención de los accidentes de tránsito, como esta publicada en el periódico La Nación, en 1965.
Hacia 1900 un ciudadano de apellido Carranza de Cartago trae al país el primer automóvil, marca Trébol, que alcanza los 20 kilómetros por hora. A partir de la década de los 50 de ese siglo se produce un cambio de modelo económico y el auge del Estado Benefactor, lo que incrementa el número de carros y con ello los accidentes de tránsito.
Así lo determinó una investigación realizada durante dos años por el estudiante Randall Vinicio Méndez Mora, para optar al grado de Licenciatura en Historia en la Universidad de Costa Rica, la cual es pionera porque hasta ahora no existía ningún estudio histórico al respecto.“Me pareció importante hacer una investigación histórica sobre los accidentes de tránsito en Costa Rica, porque a partir de una exploración de este tipo, es posible estudiar más de cerca un fenómeno que afectó y sigue afectando el modo de vida de la población. Asimismo, porque si bien desde la historia se han analizado pestes y enfermedades, nunca se había trabajado sobre los accidentes de tránsito como un problema de salud pública”, dijo Méndez.
Su tesis, denominada Accidentes de tránsito y campañas de prevención en Costa Rica 1950 – 1970, tuvo la particularidad de que arrancó prácticamente de cero en la construcción de las bases de datos sobre accidentes de tránsito, inexistentes para el período de estudio.
Mediante el análisis de fuentes oficiales de información como los denominados Anuarios Estadísticos de Costa Rica, publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos, y noticias del periódico La Nación de ese período, Méndez realizó un análisis cuantitativo de los datos obtenidos, con el fin de fijar las tendencias generales de los accidentes de tránsito.
Además, analizó los discursos y significados sociales generados en torno a las campañas de prevención de los accidentes, una problemática que creció y generó preocupación entre los actores sociales más diversos.
Por ello ya en ese período se dan intensas campañas de prevención de los accidentes de tránsito, impulsadas por instituciones públicas como el Ministerio de Obras Públicas y Transportes y el Instituto Nacional de Seguros, y por entidades privadas y transnacionales de la época, entre ellas el Motoclub de Costa Rica y la compañía Esso Standard Oil.
Dichas campañas estaban dirigidas a segmentos específicos de la población: Boy Scouts, ciclistas, choferes de autobús y de automóviles, maestros, motociclistas, padres de familia, peatones y sacerdotes, con el fin de disminuir la incidencia de accidentes.
Para ello se utilizaron principalmente caricaturas, novedosas entonces por la ventaja que ofrecen en la acentuación del objeto, persona o situación representada y en detalles. Las campañas se incrementaron luego de que en la década de los 60 la Organización Mundial de la Salud declaró los accidentes de tránsito un problema de salud pública.
TENDENCIAS
En su investigación, Méndez encontró que en esa época ya existía una tendencia muy marcada en cuanto al tipo de accidentes de tránsito más comunes, ya que más del 80 % son atropellos y choques, lo cual supera en más del doble o el triple las muertes por enfermedades, como la tuberculosis y la difteria, consideradas pestes en otros tiempos. Asimismo, el mayor número de accidentes se concentra en las horas pico y en los días más cercanos al fin de semana, al igual que ocurre en la actualidad.
A juicio de Méndez, ese incremento en los accidentes de tránsito se genera por una convergencia de factores, entre ellos el impulso favorable en la economía del país, que se dio sobre todo luego de los acontecimientos políticos acaecidos en la década de 1940, que permitieron un cambio en el modelo de desarrollo económico.
“El Estado cambia, pasa a ser un Estado benefactor, a tener más importancia en la economía y como Costa Rica empieza a tener también más socios comerciales en Estados Unidos, Inglaterra y Francia, se necesita un aparato interno vial que pueda sostener ese fenómeno”, explicó.
Esto determinó un incremento considerable en el número de vehículos y, por ende, una inversión importante en materia de infraestructura vial con miras a sacar del campo los productos de exportación.
El crecimiento de la población, indicó el investigador, es otro de esos elementos, que se dio gracias al descenso de la mortalidad y al aumento de la natalidad. También influyó la concentración de ciudadanos en las zonas urbanas como consecuencia de factores de empuje de las áreas rurales, como el desempleo y el acceso que proporcionaba la ciudad a mejores servicios, empleo y diversión.
Ambos factores fomentaron en gran medida que el transporte automotor se convirtiera en un medio muy importante para trasladar personas y mercancías. “Los automóviles, camiones de carga y autobuses fueron cada vez más comunes en las calles, lo mismo que la cantidad de peatones”, expresó.
Los datos extraídos le permitieron a Méndez percibir comportamientos de los accidentes de tránsito y una propensión hacia el aumento en la cantidad de accidentes y víctimas, de la mano con el crecimiento proporcional de la población y del número de vehículos en el territorio nacional.
“En términos generales, salvo el tipo de accidente más común que en los Anuarios Estadísticos son los choques y en el periódico La Nación los atropellos, el resto de cifras concuerdan entre ambas fuentes consultadas, lo que comprueba la existencia de tendencias bien marcadas en el fenómeno de los accidentes de tránsito en Costa Rica, que desde entonces se convierte en un problema de trascendencia social”, concluyó.
