El árbol que no cesa

Mario Matarrita es un árbol caprichoso que florece cuando se le antoja, pero lo hace de tal manera que impone su imagen enhiesta

Hoja de ruta

Mario Matarrita

Poesía

Ediciones Perro Azul

2015

Mario Matarrita es un árbol caprichoso que florece cuando se le antoja, pero lo hace de tal manera que impone su imagen enhiesta, sombría y salpicada de colorido a la vez, y nos convence de que siempre ha estado ahí, protagonista del paisaje literario nacional desde que declaró, hace un cuarto de siglo, su Isla de piedra y se ganó el premio latinoamericano “Valle Inclán” que convocaba Educa. Desde entonces, cada tanto, cuando sus páginas logran escapar de su despiadado lápiz corrector, de su insatisfacción mineral y juicio severísimo, y salen a la luz pública, vuelve a sorprender como un aguacero en el centro del calor, como una luz frágil pero incesante en el umbrío territorio del silencio.

Ahora le toca el turno a esta Hoja de ruta, apenas su cuarto poemario, o la cuarta parte de uno solo que inició hace muchos años en los confines de la provincia, entre el alero y el fogón, los ojos puestos en la llanura seca, y en el bolsillo una hoja arrugada que soñó cabalgando mares.

Aquí hay, como ya nos ha acostumbrado Matarrita en su poesía, una puesta en juego de las emociones más íntimas e intensas, una convocatoria a mirar el paisaje como él lo miró alguna vez, como escuchó esos perros que aún resuenan en la memoria, como sintió el olor de los naranjales y descubrió la marca indeleble que en el asombro de un niño dejan los ríos.

Este itinerario de aventurero vagabundo, nostalgiando sueños, da cuenta de su periplo vital, es el mapa encontrado en la bolsa polvorienta del viajero dormido, es una confesión sin pretensiones, un nuevo florecimiento sobre la corteza dura.

 

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