Pluralidad de voces

Sin pretender hacer un análisis literario del poemario Tres lados de la palabra compartiré con ustedes algunas imágenes

TRES LADOS DE LA PALABRA

Alely Pinto, Carolina Rojas, Ricardo Ulloa

Poesía

Editorial Guayacán

2015

 

Sin pretender hacer un análisis literario del poemario Tres lados de la palabra compartiré con ustedes algunas imágenes que me produjo su lectura.

El libro tiene la particularidad, poco frecuente fuera del mundo de las antologías, de ofrecernos una pluralidad de voces. Aun desde sus marcadas diferencias, esas voces hacen eco de una escritura cómplice, del encuentro ritual que define el oficio del tallerista, de una disposición recíproca a la lectura crítica pero siempre amorosa. Tres poetas de generaciones distintas comparten el amor por la palabra, y hacen de la poesía su lugar de encuentro, su edén fuera de los itinerarios del tiempo cronológico, el jardín para sus mejores siembras.

Aunque sea lugar común decirlo, todo lo humano está implicado en una lucha contra la soledad y el olvido, ninguna generación ha escapado de esta encrucijada, como tampoco al abrazo de la muerte. Por ello, ningún poeta ha evadido la tarea de intentar apalabrar las vicisitudes de esa batalla que sabemos perdida. Con distintos materiales, todos tejemos nuestra balsa para navegar sobre ese abismo donde respira la vida, para dar sentido a la oscuridad que nos rodea, para acercarnos al enigma de lo ajeno, del Otro, del no ser.

En el oficio del poeta, la página en blanco ha sido metáfora de ese abismo. La página en blanco nos pone en situación frente al cuadrilátero de la vida, y nos invita a desafiar su sinsentido.

El poemario que nos presentan Alely Pinto, Carolina Rojas y Ricardo Ulloa es el resultado de esa misma pelea, solitaria y solidaria a la vez, por hacer circular la vida hacia la escritura y la escritura hacia la vida, para engendrar otra vida posible sobre el abismo. Con sus distintas voces, crean un campo de fuerza para intentar sobrevivir al futuro.

Cientistas sociales los tres: periodista, Alely; trabajadora social, Carolina; y psicólogo, Ricardo; todos han encontrado estrecho el horizonte de sus profesiones, y necesario el salir en busca de otra identidad menos sujeta a las normas de la etiqueta.

Alely Pinto Bautista se dejó guiar desde temprano por la magia de la poesía en su natal  Guatemala, donde participó en varios certámenes de difusión de la poesía hispanoamericana, como el Certamen Hacia la Libertad. En Costa Rica, se ha mantenido activa en espacios de lectura de poesía, y sus poemas han encontrado difusión anteriormente en antologías como la serie Lunada Poética: Poesía costarricense actual.

En los poemas de Alely se comunica una fuerza de autoafirmación femenina, autoafirmación de la autoría de su propia historia, no como algo secundario o derivado, sino como acto y decisión, como escritura. Describe la escena de un sujeto urbano, femenino, contradictorio, ambiguo, un ser doloso y confuso, en orfandad, pero con inmenso potencial de transfiguración por arte propio. Alely busca tejer una historia de lo humano, que se lee escrita en las sombras de la ciudad donde en silencio nos conglomeramos, donde nuestras diferencias, cuerpo a cuerpo, entran en combate. Nos hace pensar en esa heterogeneidad de tiempos que nos viven y definen: la presencia del pasado, los pasados del futuro. Una heterogeneidad que también revela al ser como forastero o intruso, transeúnte del tiempo y sus espejismos, alguien que está donde no es, y es donde no está.

La más joven de los tres, Carolina Rojas Madrigal, también juega con las palabras en el espacio de la docencia universitaria y la escritura de ensayos académicos, mundo que coexiste con su quehacer poético. Antes de esta publicación, algunos de sus poemas fueron difundidos también en la Antología Lunada Poética, editada por el escritor Armando Rodríguez Ballestero.

Carolina trabaja el lenguaje como incógnita, la suya es una poesía de interrogantes que se despliegan y multiplican, poesía que asedia una metaescritura oculta imposible de leer, pero de la que se sabe por sus efectos. Ella plantea la pregunta por quien escribe, por su pluralidad, por las metamorfosis que lo lanzan hacia un ser colectivo y, a la vez, lo contienen ensimismado. Su poesía parece expresar la intrusión de lo ajeno que se reconoce también como propio, pero simultáneamente es poesía sobre la ilusión truncada, sobre el dolor de los imposibles, sobre los excesos de la realidad, sobre la otredad como obstáculo y también vehículo para la felicidad.

El decano del grupo, por su constancia como gestor de tantos encuentros alrededor de una mesa de café y no pocos poemas, es Ricardo Ulloa Garay: psicólogo, profesor universitario,  poeta, artista gráfico y traductor. En su haber hay dos poemarios publicados: Cómo nacer al tiempo y La mañana en el espejo; dos libros de dibujos: Línea en vacaciones y Vida y costumbres del astrónomo; y como traductor es coautor, junto a Gerardo César Hurtado, del libro Poetas del siglo XX en lengua inglesa.

Ricardo es un dibujante con palabras y un poeta de la línea. La suya es una poesía de la percepción, donde el punto y sus posibilidades de movimiento definen una perspectiva inusual. Como nos dice uno de sus poemas: “un punto en que ver el borde del presente”. Ese punto está en la mirada del equilibrista que busca sostenerse sobre la paradoja de la luz y la oscuridad, atravesarla para descubrir lo que ‘es’ el otro lado, para ‘ser’ en otro lado, donde la solidez de lo que imaginamos ser se disuelve. Él es un retratista de los mundos interiores que la mente refleja sobre paisajes minimalistas y cotidianos. El agua, la niebla, su engañosa transparencia y su reflejo, son elementos catalizadores de ese pasaje, de la oportunidad para quebrar algo y trascenderlo, para sostenerse entre la permanencia y el tránsito.

Alely, Carolina y Ricardo, tres poetas sin duda muy diferentes, pero decididos a sostener un diálogo creativo. Esta noche abren las ventanas de su libro para incluirnos también en su conversación.

[delipress_optin id="134623"]

0 comments

Otros Artículos

TVE tiene un programa, ya casi un clásico: “Saber y ganar”. Costa Rica tiene un hecho, ya casi idiosincrático: “saber es batear

El antiislamismo recrudece en Occidente: todo musulmán es un terrorista fanático y punto.

El Gobierno de Costa Rica, primero por medio de su Ministro de Relaciones, al que se sumó el Presidente Luis Guillermo Solís,

Semanario Universidad