Redes temáticas buscan potenciar investigación en la UCR

Cinco grupos resultaron ganadores este año del Fondo de Apoyo a Redes Temáticas que otorga la Universidad de Costa Rica (UCR)

Cinco grupos resultaron ganadores este año del Fondo de Apoyo a Redes Temáticas que otorga la Universidad de Costa Rica (UCR), con el objetivo de estimular la investigación científica en redes sobre temas en áreas estratégicas.

El Fondo es otorgado anualmente por la Vicerrectoría de Investigación desde el 2013 y busca estimular la asociación de grupos de investigación de entidades públicas o privadas con disposición a colaborar y aportar sus conocimientos, recursos y habilidades para impulsar un determinado tema.

En el concurso del 2014 participaron 12 grupos de investigación y tras un proceso de evaluación por parte de académicos fueron seleccionados cinco.

Cada una de las iniciativas ganadoras recibirá ¢10 millones, para un total de ¢50 millones provenientes del presupuesto de la Vicerrectoría de Investigación.

Los grupos ganadores están conformados por 68 investigadores e investigadoras, tanto nacionales como extranjeras. El plazo para desarrollar las propuestas es de dos años.

Las redes temáticas tratan de fomentar la relación académica entre instituciones y grupos de científicos por medio de intercambios, visitas y proyectos conjuntos, con el propósito de hacer más eficiente el trabajo académico y el uso de recursos humanos y de infraestructura. A la vez, pretenden fortalecer el trabajo científico y tecnológico en áreas estratégicas y estrechar la relación de la universidad con sectores públicos y privados, tanto nacionales como extranjeros.

Deben ser postuladas por un grupo de investigación de la UCR en conjunto con otras instancias públicas o privadas del país y al menos dos equipos internacionales que trabajen en el tema de interés de la red. Están conformadas por profesionales de distintas disciplinas académicas.

Redes seleccionadas

La Red interdisciplinaria para la implementación de una plataforma de descubrimiento de biomoléculas activas con potencial aplicación en salud, energía y agricultura es una de las redes escogidas. Está liderada por la M.Sc. Catalina Murillo Cruz, investigadora del Centro de Investigación en Estructuras Microscópicas (Ciemic).

Según explicó Murillo, a partir del estudio de los metabolitos secundarios, se han descubierto compuestos en el área de la salud como antibióticos contra bacterias y hongos, drogas antitumorales, antivirales e inhibidores enzimáticos; en el área agronómica bioherbicidas, reguladores de crecimiento en plantas, biopesticidas y bioinsecticidas y en el área energética pigmentos sensibilizantes para celdas solares.

Los metabolitos son las moléculas producto del metabolismo de cualquier ser vivo y la metabólica se ocupa de su estudio.

“El descubrir biomoléculas activas con potencial aplicación en salud, agricultura y energía es una línea de investigación muy retadora, que necesita de un grupo multidisciplinario y articulado que cuente con la infraestructura y el capital humano para desarrollar las diferentes etapas de la investigación”, comentó.

También recibirá recursos la Red de investigación metabólica, bajo la coordinación del Dr. Juan José Araya Barrantes, investigador de la Escuela de Química y del Centro de Investigación en Productos Naturales (Ciprona).

El Dr. Araya expresó que con el advenimiento de la genómica (estudio del genoma completo) se concibió el reto de describir el universo completo de metabolitos en un organismo, tejido o muestra biológica, el cual es cada vez más cercano para la ciencia gracias a los avances de la tecnología.

Su importancia radica en que se convertiría en una herramienta muy valiosa para el estudio de problemas biológicos, precisó.

Con ese objetivo, esta Red promoverá el intercambio académico y científico, realizará una pasantía, realizará dos talleres con expertos en áreas de interés para la red y apoyará los proyectos inscritos.

La tercera iniciativa es la Red de conversión de residuos agropecuarios orgánicos en recursos (RAO), coordinada por el Dr. Werner Rodríguez Montero, investigador de la Estación Experimental Agrícola “Fabio Baudrit Moreno”.

Esta Red pretende promover la cooperación entre actores nacionales e internacionales que fomente, junto con el sector productivo, el intercambio de información y experiencias sobre la conversión provechosa de los residuos agropecuarios orgánicos en energía y en coproductos útiles.

Según explicó el Dr. Rodríguez, uno de los objetivos de esta iniciativa es poner a disposición de técnicos y profesionales una página en Internet con información referente al diseño y estudio del uso de biodigestores anaeróbicos de residuos agropecuarios orgánicos para la producción de energía térmica y eléctrica.

“Trabajaremos con investigadores, empresarios y universidades interesadas en el aprovechamiento inteligente de residuos agrícolas orgánicos”, manifestó.

Otra de las redes ganadoras es la Red para la investigación de enfermedades por Clostridium difficile, bajo la conducción del M.Sc. Carlos Quesada Gómez, del Laboratorio de Investigación en Bacteriología Anaerobia (LIBA) y la Facultad de Microbiología.

Este grupo busca consolidar alianzas estratégicas en el tema de las infecciones producidas por la bacteria Clostridium difficile, con el fin de mejorar la vigilancia epidemiológica y el conocimiento sobre el origen y evolución de las enfermedades producidas por esta bacteria, así como su virulencia.

Como resultados se espera obtener financiamientos, realizar proyectos conjuntos y publicaciones de alto nivel y lograr proyección internacional.

Por último, el quinto grupo de investigación seleccionado es la Red de ciencia y conservación del patrimonio cultural nacional, que coordina la Dra. Mavis Montero Villalobos, investigadora de la Escuela de Química.

Esta red promoverá la vinculación entre diferentes disciplinas de las Ciencias Básicas para aplicarlas al estudio y conservación del patrimonio cultural del país y elaborar un diagnóstico de los principales problemas y prioridades en este campo.

“Muchos son procedimientos  comunes a los que hacemos en Química, Física o Biología, pero el objeto de estudio es ahora muy particular, pues tiene un valor cultural e histórico”, lo que “constituye un reto intelectual grande”, indicó Montero.

Agregó que estos son los primeros pasos que se dan en Costa Rica, pues en otros países instituciones como museos y archivos poseen un laboratorio especializado con profesionales que apoyan estas actividades. “Aquí esta Red intenta contribuir a construir ese apoyo de manera sostenida y ojalá irreversible”, concluyó.

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