Daniel Jaén e Ignacio Aguilar, explicaron a la directora del hospital, Lillia Uribe y al Vicerrector de Acción Social de la UCR, Roberto Salom, las labores que conlleva la producción de lechuga hidropónica. (Foto Denis Castro Incera).
Desde hace 14 meses la Universidad de Costa Rica (UCR) apoya una iniciativa agrícola del Hospital Nacional Psiquiátrico Manuel Antonio Chapuí y Torres, que procura la rehabilitación de pacientes con larga estancia de internamiento.
Según lo explicó la directora del hospital, Lillia Uribe López, aunque en ese centro han sido exitosos reduciendo el número de camas y tratando de reincorporar a la sociedad a sus usuarios mediante diversos programas educativos y de terapia, no se ha podido avanzar en el campo laboral, por el estigma que supone la enfermedad mental.
“La sociedad aún no da oportunidades a nuestros usuarios, aunque estén bajo tratamiento, estables y contar con capacitación en determinados oficios”, explicó Uribe.
Por eso apoyaron la creación de una Asociación de Usuarios y una cooperativa denominada Coopesi R.L., con miras a que estos pacientes tengan una opción para ganarse la vida.
Entre las iniciativas de la cooperativa se empezó a utilizar la finca de seis hectáreas que forma parte de las instalaciones del Psiquiátrico, en la que se creó un vivero, un mariposario y un invernadero de hidroponía. “Dado que en el centro médico no contamos con personas capacitadas en este campo, solicitamos el apoyo de la Universidad de Costa Rica”, detalló Uribe.
Desde entonces se incorporó al grupo el coordinador del Programa de Transferencia de la Estación Experimental Agrícola Fabio Baudrit Moreno (EEFBM), Carlos Saborío Pérez, quien ha dado el acompañamiento especializado requerido.
Uno de los proyectos que más ha avanzado gracias al apoyo de la UCR es el invernadero donde actualmente se produce lechuga hidropónica, que inicialmente está siendo vendida a los mismos empleados y visitantes del hospital.
“La idea -señaló Saborío- es que los miembros de la cooperativa logren alcanzar un ciclo constante de producción de forma que semanalmente haya cosecha, antes de comprometer la producción con alguna cadena de supermercados con las que ya se han iniciado conversaciones”.
Lo importante, indicó, es que se está produciendo lechuga hidropónica de alta calidad, crujiente y orgánica, por lo que a corto plazo se espera sacarla al mercado bajo sello de Coopesi y dar así a sus miembros un empleo seguro y permanente.
Luego de una reciente visita al proyecto, el vicerrector de Acción Social, Roberto Salom, manifestó que éste es una muestra de lo que la UCR hace a lo largo y ancho del país. “La idea de la Universidad no es solo brindar servicios de docencia o resolver problemas, sino sobre todo contribuir con nuestros saberes a desarrollar capacidades donde no las hay y a la vez, reformular la docencia y plantear nuevas líneas de investigación, con lo que nosotros también aprendemos al lado de las comunidades”.
TERAPIA, TRABAJO Y VIDA
El aporte de la UCR ha consistido no solo en la búsqueda de opciones de producción y mercados, sino en enseñar a los pacientes, y a los terapeutas ocupacionales que dan seguimiento al proyecto, las técnicas del cultivo hidropónico, que van desde alistar las camas de piedra y arena, hasta la siembra de los almácigos, el riego con sales y nutrientes, el lavado y el empaque. “Lo fundamental de la hidroponía no es solo obtener las lechugas, sino tener lechugas de calidad y que la producción sea sostenible”, dijo Saborío.
En la misma dirección y en colaboración con la empresa de infusiones herbales Mondaisa, se inició la siembra de media manzana de maracuyá, del que se le venderán las flores y las hojas. “Los frutos que se produzcan serán un subproducto, ya que siendo el maracuyá un pasifloro, de sus flores y hojas se produce un té antidepresivo muy bueno”, explicó Saborío.
Para iniciar con este producto, se montó una parcela demostrativa con propósitos didácticos, en la que los pacientes aprendieron a podar y a polinizar manualmente el maracuyá. También, con recursos aportados por Mondaisa, se preparó el terreno para la siembra. Tanto esta como otras hierbas medicinales que se producen en el vivero serán compradas por esa empresa como parte de sus proyectos de responsabilidad social.
Otros productos que se producirán en la finca son papaya Pocosí, y maíz amarillo dulce, del que se espera sembrar cinco mil metros cuadrados, ambas variedades desarrolladas por la EEFBM de la UCR, lo mismo que compost y guanábana.
Daniel, Luis, Ignacio, Alina y Ana, usuarios del hospital, son parte de un grupo de 24 hombres y cuatro mujeres que han empezado a experimentar este cambio en sus vidas. Todos se mostraron felices y agradecidos por la oportunidad que tienen de trabajar, de generar algunos ingresos e inclusive de soñar con su propio negocio para el día de mañana.