Este domingo más de 5,3 millones de hondureños han sido convocados por lasautoridades de su país para salir a votar “sin miedo”; algo queparece difícil en un país tomado por la violencia, la pobreza y quemantiene vivas las heridas de un golpe de Estado.
Al llegar el día de la votación, los esfuerzos del TribunalSupremo Electoral (TSE) se centran en despejar las dudas que hansurgido alrededor de la fiabilidad del sistema de transmisión dedatos que se implementará para dar los resultados la noche de estedomingo, y del porcentaje con que se podría declarar un ganador.
El Partido Libertad y Refundación (Libre), que tiene como cabezaa la candidata Xiomara Castro, esposa del expresidente Manuel Zelaya,mantuvo en los dos días previos reuniones con el TSE para pedirgarantías y condiciones sobre este proceso; y al parecer, demomento, se han dado por satisfechos.
En estos días previos a la elección UNIVERSIDAD pudo palpar enla gente de la capital, Tegucigalpa, una gran incertidumbre y temorsobre el desenlace que tendrá este proceso, donde el oficialistaPartido Nacional y el partido Libre, se disputan el primer lugar sinun claro favorito.
Pero el gran problema para los hondureños no está solo en laagitación que provocan lo discursos de sus principales aspirantespresidenciales, sino en los altísimos niveles de violencia quetienen a las maras como sus progonistas.
20 hondureños mueren todos los días víctimas de la violencia,en un país donde cuatro de cada cinco vive en pobreza, y dóndequién no ha caído en las garras de la delincuencia organizada, debetratar de subsistir pagandoles “impuestos de guerra” para que nolos alcancen.
Don Juan es un taxista que dice estar cansado ya y piensaretiirarse. El cansancio de este trabajador no lo provocan los añosni las interminables presas de Tegucigalpa, sino el tener quetrabajar por largas horas para conseguir unas 800 lempiras diarias(unos 20.000 colones).
“Para poder llevar 200 lempiras a mi casa (500 colones), tengoque trabajar muchas horas, porque tengo que pagar la cuota, lagasolina, y todavía hay que sacar las 200 lempiras que nos cobra laMara por el impuesto de guerra”, comentó el taxista.
Don Juan vive en un humilde barrio de los alrededores deTegucigalpa, donde esta misma semana la Mara se encargó de quitarlela vida a otro taxista conocido suyo que se cansó de tener que darparte de su salario a los delincuentes.
“No quiso pagarle más a la mara, tenía 65 años, y le mandarioun “cipote” (muchacho) de 15 años que le disparó. Al cipote loagarraron, ¿pero ya para qué? Si como ese hay muchos más que matanpor cualquier cosa”, aseguró.
Si los hondureños pudieran pedir un deseo, este sería que no serepita la situación del 2009, no porque les importe mucho uno u otropartido, sino porque durante muchos dìas no pudieron salir atrabajar, y desde entonces todo han tendido solo a empeorar.
El Ejército con sus más de 12.000 efectivos y la PolicíaNacional resguarda cada centro de votación a lo largo y ancho delpaìs, pero esto no ha sido garantía para frenar la violencia yhasta antes de este medio día, ya se reportaban cinco muertos.
MANTENER LA ESPERANZA
Pese a las dudas y las denuncias que van apareciendo conformeavanzan las horas, las calles de Tegucigalpa y los reportes del restode país muestran que el hondureño salió dispuesto a dejar susmiedos de lado y emitir su voto.
En la Escuela José Cecilio del Valle, en el barrio Guanacaste dela capital hondureña, encontramos a una buena cantidad de votantesesperando su turno para ingresar a las mesas y participar de unaelección que consideran histórica.
Carlos Avelar salió a votar a primera hora, y a media mañana loencontramos acompañando a su madre en el centro de votación,convencido de que todos los ciudadanos tienen que salir a ejercer suderecho a elegir.
“Espero que todas las personas vayan a votar, que ejerzan elsufragio, que no cometamos los errores de antes, que se piense paravotar y que no nos ganen los colores. Quiero que en mi paìs se puedavivir como se merece cada uno de sus ciudadanos. La mayoría de misamigos salieron a votar, yo me voté a primera hora, creo que lagente está respondiendo”, dijo a UNIVERSIDAD.
Este jóven vota por primera vez, y asegura que en esta ocasiónlos jóvenes son los más animados a salir a votar.
“Queremos mejorar el país. Yo quiero quedarme en Honduras, y notener que salir del país para buscar oportunidades como lo han hechoalgunos de mis amigos. Quiero tener un país mejor”, añadió sinrevelar su voto de este domingo.
Mujeres y hombres de todas las edades recorrían los pasillos dela escuela, buscándose en los padrones fotográficos pegados fuerade cada mesa. Algunos se encontraron con facilidad, otros dabanvueltas una y otra vez sin encontrar su lugar.
“Todo esto está muy bien, pero vea que estas elecciones estánmilitarizadas, no puede ser que las elecciones estén a cargo delejército, esa es mi queja hoy”, dijo uno de los votantes mientrasesperaba su turno.
Las quejas no se han hecho esperar: muertos que aparecen en elpadrón, vivos que no están y muchos otros que todavía hoy hacenfila en el Registro Nacional de Personas esperando retirar sudocumento de identidad para poder ejercer su voto antes de las 4 dela tarde.
A eso de las 7 de la noche, el Tribunal Supremo Electoralanunciará los resultados con los datos que se les transmita hastaese momento, mientras Honduras ruega porque el ganador sea el mejorpara su país, y que el perdedor sepa reconocer la derrota sin mayorexaltación.
