San José vista desde una bicicleta

San José visto desde espacios marginales e invisibilizados. Esta es parte de la esencia de “Urbella, donde me enamoré”, exposición abierta en la Alianza

San José visto desde espacios marginales e invisibilizados. Esta es parte de la esencia de “Urbella, donde me enamoré”, exposición abierta en la Alianza Francesa. (Foto: cortesía de la Alianza Francesa)

“Es otro punto de vista sobre San José”. Con estas palabras Romain Berglez recoge el espíritu y la esencia de su exposición: “Urbella, donde me enamoré”, la cual ya está abierta en la sala de exhibiciones de la Alianza Francesa, en Barrio Amón.

Hace diez años, Berglez pasó por San José en una escala que hizo cuando iba de Venezuela a México; retornó a la capital costarricense cinco años más tarde para hoy presentar una imagen en la que ahonda en la capital: que se mira, pero que no se observa.

La inspiración, confesó Berglez, le vino de una exposición que en el 2012 hizo sobre París, por lo que aprovechó un mes de estancia en Costa Rica, el año pasado, para trabajar en la realización de las fotografías.

Para ello se valió de una bicicleta en la que recorrió −lo que Berglez denomina− “ese otro San José”, y con esa expresión se refiere a los parqueos abandonados, a los cables que se ven feos, así como los sitios comunes en los que la gente no se fija.

“Me gustaría que dentro de 100 años haya un archivo para que la gente de ese entonces pueda consultar y darse cuenta cómo era la ciudad en este tiempo”, comentó.

La propuesta consta de 57 fotografías, por medio de las cuales el artista procura aprehender ese San José olvidado, el que no llama la atención a primera vista pero que forma parte del conglomerado que es la ciudad.

Es —en criterio del autor— abordar la ciudad desde otro “punto de vista”, lo que permite una relectura de la capital, en la que se dejan de lado los lugares más destacados como el Teatro Nacional y otros espacios.

Por eso, el visitante a la exposición —abierta de lunes a viernes de 9 a.m. a 7 p.m., y los sábados de 9 a.m. a 1 p.m. — se topará con un parqueo en ruinas, con un Cristo cerca de cables, con unos vendedores en un espacio cotidiano, entre otras miradas.

“Me di cuenta de que esos otros lugares tenían mucha poesía, por la mezcla de las cosas, de la gente, de los cables, de lo feo, de los árboles y de la naturaleza”, precisó.

La exposición sólo es una muestra de las 250 fotos que conforman la mirada con que Berglez se aproxima a este San José que hoy, reafirma, puede ser motivo para que sea tratado desde otros puntos de vista y se atrape así toda su riqueza, no sólo marcada por los sitios culturales más reconocidos, sino por todo el entorno que también comunica, que también cuenta, que inspira nuevas formas de ser abordadas.

Todas las fotografías se pueden observar en el libro que está disponible en la exhibición.

Casado con una costarricense, Berglez poco a poco se ha enamorado de la ciudad josefina tan distinta al París que ha retratado siempre con ese afán. Muestra de ello es “París, un poco de tu invierno”.

“Hay un San José distinto al que siempre sale en las noticias. Es un San José que tenemos que aprender a ver”, dijo. Es importante que la gente asuma su ciudad tal cual y la empiece a apreciar desde la diferencia, porque es necesario sentirse “a placer y feliz donde se vive”, agregó.

NUESTRA CIUDAD

Isabel Madrigal, encargada de cultura de la Alianza Francesa, precisó que la propuesta de Berglez busca que el costarricense se apropie de su ciudad y la haga suya, porque aquí es donde está su mundo, con todos sus imaginarios.

“A mí realmente lo que me interesa es mi ciudad y en mi caso es San José, a la que he visto transformarse tanto en estos años. Recuerdo al San José pobre y que fue cambiando, hasta llegar a tener las grandes tiendas que hoy se desplazaron al este o al oeste de la ciudad”, expresó.

Mediante la visión plasmada por Berglez, tras recorrer la ciudad en bicicleta, Madrigal considera que se recuperan espacios, colores y formas olvidadas en lo cotidiano; de ahí, precisamente, lo valioso de la exposición que el público puede observar de forma gratuita.

San José, que recibe en promedio un millón de visitantes a diario —procedentes del Gran Área Metropolitana—, puede constituirse —como otras tantas ciudades— en un lugar ideal para que las historias surjan, fluyan y, de paso, renombren y contribuyan a releer esa cotidianidad en la que a diario transitan de manera anónima, pese a lo cual deja una estela para ser contada.

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