Un Deportivo Saprissa hambriento de finales despertó de su sueño finalista Club de Fútbol de la Universidad de Costa Rica con un 2-0 en el segundo juego de las semifinales, que dejó el global 4-2 en goles y 4-1 en puntos, en ambos casos a favor del equipo morado, con lo que los tibaseños se metieron a la final del Torneo de Verano 2014.
En la disputa del título, los saprisistas deberán enfrentar otra vez a la Liga Deportiva Alajuelense, quien en la otra semifinal vino de atrás ante el Club Sport Herediano para poncharlo 3-1 y otro global de 4 a 2.
En el juego, el once morado no quería esperar más tiempo para entrar a una gran final, y desde el minuto uno, con el apoyo de su afición, decidieron desesperar a la Universidad y congelarla, sabiendo que un gane universitario pasaba a los celestes a la siguiente ronda.
Sin embargo, para una afición como la saprissista, pasar sólo con base en la ventaja deportiva era demasiado mediocre e inaceptable. La afición morada quería pasar convincentemente, y sus jugadores poco a poco lo entendieron contra una Universidad que nunca inquietó realmente al guardameta Danny Carvajal.
La insistencia tuvo su premio. Luego de varios intentos previos que anunciaban un posible gol morado, al minuto 29 esta amenaza se hizo realidad cuando tras un pase de taquito de Heiner Mora, el boliviano Carlos Saucedo mandó un medio globito de derecha que se infiltró en el sector izquierdo de la cabaña del portero Carlos Méndez.
Ya los tibaseños ganaban 1-0 y obligaban a los universitarios a meter dos goles para poder tener participación hasta mayo. Sin embargo, eso nunca sucedió. La metralla saprissista siempre se encargó de tener a la defensa y al portero universitarios entretenidos para sacar cuanto balón le llegara a su marco.
Y el segundo tiempo fue más de lo mismo. Ni siquiera la entrada de Jonathan Sibaja ni la de Andrés Núñez sirvieron para cambiarle la historia al partido.
Los morados también celebraron momentáneamente el tanto de los heredianos que se estaba dando en Alajuela, pues eso significaba la eliminación de su rival. Pero cuando vinieron los tres goles rojinegros, se consolaron diciéndose que así los mismos saprissistas podrían vencerles en la final.
Sobre el final, el cuadro celeste (solo unas cuantas personas fuera de los jugadores y del staff) parecía celebrar cuando Jorge la Flecha Barbosa por fin lograba introducir la pelota en el marco, pero de forma inexplicable el árbitro Henry Bejarano anuló la jugada que pudo haber significado un empate que si bien es cierto no ayudaba en nada a la U, por lo menos lo metía en el juego.
Esta situación terminó de sacar mentalmente a una Universidad, y cuando Hansell Arauz, de pierna derecha, logró el gol que tanto había pedido durante el partido en el minuto 89; ya no había caso esperar a que concluyeran los 90 minutos. El árbitro Bejarano, caer el segundo gol morado, pedir el balón y pitar el final del partido fue todo uno. Aquí el Saprissa terminó de enloquecer y celebrar por completo.
