Actualmente muchas son las estudiantes en secundaria embarazadas. A lo mejor, alguna esté leyendo hoy este artículo, con un poco de temor de ser señalada o que sea nominado su embarazo como una desgracia.
¿Culpables? Desde la misma Constitución que nos reafirma o impone una religión dentro del Estado, hasta el MEP en su complicidad con guías sexuales poco pragmáticas a la realidad costarricense.
Sin olvidar, que un embarazo durante la etapa adolescente acarrea mayores riesgos por la inmadurez biológica, la no preparación emocional, sin ahondar en el enorme impacto para la joven y ese niño, ya sea por su dependencia o su inestabilidad económica.Comparto y acuso, sin duda alguna, a esas instituciones; como decimos algunos ticos: “hay mucha tela que cortar”, pero no todo es una desgracia…hay esperanza.
Una guía y apoyo a tiempo puede lograr que esta joven madure, trabaje, siga estudiando y logre ser una excelente madre. ¿Difícil? Por supuesto; es una tarea que no terminará, pero si ella lo cree, será una gran estudiante.
Y no lo escribo por escribir, ni porque lo he visto en mis estudiantes; hoy, soy docente, ayer, también fui una estudiante embarazada, con una madre ya fallecida y un padre enfermo en etapa terminal (o sea, sin depender de mis padres), la cual, estudió y trabajó de manera honrada (no busqué dinero “fácil”). Hoy, soy madre de una mujer adolescente, excelentes promedios, que es una hija feliz, que sí sonríe y con muchas esperanzas en su futuro. No generalicemos, no borremos las esperanzas.
Sí, un embarazo que ocurrió, y no como lo define don Edwin, como ese embarazo por desgracia. Fue un embarazo que me llevó a la ventura, y lo cierto, lo que tal vez sí le debatiría es sobre ser una persona cuerda, porque sí creo que ese embarazo fue obra de Dios.