Apuntes sobre el péndulo de la historia

Por una serie de factores que no nos detendremos aquí a analizar, la Revolución Rusa a la larga fue también una revolución traicionada, a caballo de la emergencia del cáncer burocrático, que usurpó el poder a la clase trabajadora, enlodó el nombre del socialismo, liquidó la democracia obrera y popular, impuso un régimen totalitario, se […]

Por una serie de factores que no nos detendremos aquí a analizar, la Revolución Rusa a la larga fue también una revolución traicionada, a caballo de la emergencia del cáncer burocrático, que usurpó el poder a la clase trabajadora, enlodó el nombre del socialismo, liquidó la democracia obrera y popular, impuso un régimen totalitario, se cubrió a sí misma de odiosos privilegios, a costa de “administrar” el Estado soviético. 
Burocracia parásita que a la larga también cae en la ignominia, pero casi 60 años después, con el proceso que se inaugura con el derribo popular del Muro de Berlín, que inicia así el proceso de la caída en cadena de los regímenes y aparatos stalinistas, su reciclaje y la restauración capitalista. 
En efecto y lamentablemente, este proceso, al no contar con una dirección revolucionaria alternativa, paradójicamente abre las puertas de la restauración capitalista en el otrora mal llamado bloque socialista, y despeja el camino para el saqueo y el nuevo totalitarismo que imponen las nuevas mafias burguesas, como al que representa el exjefe de la KGB: Vladimir Putin, actualmente presidente de Rusia, no por casualidad también, brutalmente homofóbico y misógino.
“Una nueva fragua ecosocialista feminista para forjar una teoría y un programa de la revolución contemporánea”: A diferencia del empirismo, el sindicalismo burocrático −chato y economicista−, el postmodernismo que ve que «en la noche todos los gastos son pardos», así como el desprecio que tienen ciertos sectores espontaneístas y autonomistas por aprehender y nutrir la teoría revolucionaria (que no es más que la condensación escrita de la tormentosa experiencia histórica de explotados y oprimidos), para nosotras y nosotros, desde la trinchera de la militancia, como planteó Lenin «sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria, de igual forma, de la misma forma que: «sin práctica revolucionaria no hay teoría revolucionaria», lo que no tiene nada que ver con los «deleites» de la especulación y la divagación catedrática, sino de la militancia concreta en la lucha social y sus tortuosos y sinuosos senderos, en un ir y venir permanente entre teoría y praxis. 
Combatiendo, inclaudicables e insobornables, con las «armas de la crítica» −y en el momento preciso− con «la crítica de las armas», como decía y hacía nuestro titánico camarada Marx. En otras palabras, debemos saber usar oportuna y simultáneamente tanto la pluma, la tribuna, como el puño colectivo, frente a toda esa corte de explotadores y estafadores, sus cortesanos, pajes y lacayos. Pues se trata de la imperiosa necesidad de fortalecer nuestro arduo combate en esta nueva oleada revolucionaria mundial, preparando cotidianamente y sin veleidades, la victoria, nuestra victoria, la victoria de las y los humillados y ofendidos, a las y los que se refería Jesús de Nazareth en el sermón de la montaña. 
Pues al igual que hace más de dos milenios, “solo la verdad nos hará libres”, y asimismo, sólo el socialismo construido con y para las manos callosas y los corazones ardientes de las y los que trabajan de sol a sol, podrá pasarse de la utopía a los hechos, a fin de que superemos el reino de la necesidad y nos adentremos en el reino de la libertad, como decía el maestro combatiente, Federico Engels.
No obstante, es decisivo en este sendero, a fin de forjar el sujeto social y político revolucionario que requerimos con urgencia, que esta vez −no lo olvidemos ni un instante− contra todas las excusas, maquinaciones, intrigas e inconsecuencias de la izquierda patriarcal (aunque se vista de rojo encendido); debemos saber con certeza y actuar congruentes con el aforismo que acuñara nuestra camarada Patricia Ramos: «La Revolución Socialista será feminista o no será». (Para leer el texto completo acceda el siguiente enlace: http://www.aporrea.org/ideologia/a65444.html 
Por otra parte, las personas combatientes anticapitalistas probadas en el combate cotidiano y no en largas tertulias anodinas, deben con urgencia agruparse y reagruparse. Sin ninguna autoproclamación pedante ni hegemonismos burocráticos, conscientes de que la magnitud de la revolución planetaria que debemos acometer, los enormes obstáculos y esfuerzos que se requieren, la solidaridad generosa y el socorro mutuo entre los pueblos en lucha de todas las latitudes, más que nunca urge un internacionalismo auténtico, sin sectarismos ni cálculos de aparato de ningún tipo”.

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